Rajoy visita a los militares desplegados en Estonia con la OTAN frente a Putin

Mariano Rajoy reanuda en Estonia una faceta de sus obligaciones como presidente del Gobierno que tenía olvidada desde hace casi dos años como es visitar a las tropas españolas desplegadas en misiones internacionales. Después de dos procesos electorales, el largo periodo en funciones y el complicado arranque de esta legislatura, el jefe del Ejecutivo se desplazó a la base que la OTAN mantiene en Amara, donde cinco cazas F-18 del Ejército del Aire están desplegados en la operación de ‘policía aérea’ para disuadir a los aviones rusos de sus incursiones en la zona.

Sólo desde el 4 de mayo, el destacamento Ámbar ha tenido que hacer 60 salidas de vigilancia, 18 de ellas para interceptar aparatos militares rusos de todo tipo, de transporte, bombardeo y Sukoi de combate en todas sus variantes, que acercaban o bordeaban el espacio aéreo de los países bálticos fuera de sus hojas de ruta o ‘de incógnito’. Básicamente para poner a prueba los mecanismos de defensa de los aparatos de la Alianza Atlántica, según reconocen los pilotos españoles.

Rajoy, acompañado por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, conoció de primera mano el despliegue y las capacidades de interceptación de los F-18 del Ala 15 con base de origen en Zaragoza, por las explicaciones del jefe del destacamento, el teniente coronel José Ramón Asensi. El jefe del Ejecutivo se dirigió después a la mayoría de los 128 militares españoles libre de servicio formados en los hangares, para proclamar su orgullo, en nombre de todos los españoles, por el esfuerzo que hacen para mejorar “la seguridad de Europa y de España”. Rajoy destacó el éxito de la misión, estrenada en 2006 a petición de los países bálticos, sin fuerzas aéreas propias, frente la creciente agresividad exterior de Vladimir Putin.

El presidente del Gobierno seguirá mañana en Letonia su visita a la otra misión de la OTAN en la zona, que también incluye Polonia y que tiene el mismo objetivo: advertir a Rusia de la solidaridad de la Alianza con los Estados de la zona después de la ocupación de Crimea y la guerra en Ucrania.

La OTAN ha desplegado esta primavera cuatro brigadas acorazadas multinacionales, una para cada país peticionario de “muestras de respaldo efectivo”, y España contribuye a la destinada en Letonia y que encabeza Canadá, con una unidad compuesta por 250 militares de la Brigada Extremadura y otros 50 de la Fuerza Logística Operativa. El escenario y los objetivos poco tienen que ver con las misiones desarrolladas en Asia (Afganistán o Irak) o África; lo más novedoso es el despliegue de material: 6 carros Leopardo y 14 Pizarros acompañados por otros vehículos de apoyo (hasta 80) que se estrenan por primera vez fuera de España.

No es la primera vez que militares españoles pisan los países Bálticos. Hace casi 76 años, en 1941, llegaron a pie a Lituania en la División 250 de Infantería de la Werhrmacht (La División Azul). Y los últimos soldados españoles que se movieron en la zona procedían de los restos de la Legión Azul, grupos de voluntarios que prefirieron seguir combatiendo contra el Ejército Rojo junto con letones y alemanes después de que Franco ordenó la retirada de la unidad a finales de 1943. El Ejército afronta el reto logístico y operativo de su primer despliegue de fuerzas acorazadas fuera de España en los campos de retaguardia de aquella división, como Riga, y junto a los frentes rusos donde cayeron 4.900 voluntarios españoles.