Francia se queja a España de que el Parlament pida la autodeterminación de su Cataluña
La CUP y Junts Pel Sí instaron a que Cataluña Norte obtuviera el derecho a decidir. París expresa su malestar ante el Ejecutivo español al no mantener ninguna interlocución política con la Generalitat
¿Cómo protestar cuando una institución en manos del nacionalismo catalán comete una injerencia en los asuntos internos de un país vecino? Después de dudarlo durante un mes, las autoridades francesas han acabado quejándose ante el Gobierno de España.
El Ministerio de Asuntos Exteriores francés entregó, el miércoles 2, a la embajada de España en París lo que en el lenguaje diplomático se llama una nota verbal, que en realidad es un texto escrito, según indican fuentes diplomáticas. En él expresa su malestar por la resolución aprobada el 6 de octubre por el Parlament catalán en la que pide que Cataluña Norte, es decir, el departamento francés de los Pirineos Orientales, goce del derecho de autodeterminación.
La embajada de España en París aseguró a El Confidencial no poder confirmar ni desmentir la existencia de esa nota verbal porque “en estos momentos [mediados de la primera semana de noviembre] se está produciendo el revelo del consejero de información”, que es el encargado de tratar estos temas con la prensa.
A instancias de la coalición Candidatura d’Unitat Popular (CUP), los diputados autonómicos de esta coalición y los deJunts Pel Sí (Partit Demòcrata Català y Esquerra Republica de Catalunya) formularon desde el Parlament un llamamiento a favor de la autodeterminación del País Valenciano, las Baleares, Cataluña Norte y la llamada Franja de Poniente, es decir, los 87.000 habitantes del este de Aragón que son catalanoparlantes.
En la resolución, el Parlament también expresa “su apoyo a los movimientos que defienden la lengua y la cultura catalana en Cataluña Norte”. En esa misma jornada parlamentaria, se aprobó la celebración en Cataluña de un referéndum unilateral como tarde en septiembre de 2017.
La Generalitat no es interlocutora de París
Las autoridades francesas se han quejado ante el Gobierno central porque no mantienen ningún tipo de interlocución política con las instituciones catalanas. Actúan así de la misma manera que, por ejemplo, la Comisión Europea. Cuando una comunidad autónoma incumple una directiva europea, no se amonesta al Gobierno regional sino que formula sus reproches ante el Estado.
Los nacionalistas catalanes buscan granjearse la comprensión de la comunidad internacional hacia el 'procés català' separatista y, más tarde, el reconocimiento de una hipotética Cataluña independiente. Para eso, han creado herramientas como la fundación CatMon, vinculada al Partit Demòcrata Català. De ahí que, a ojos de diplomáticos europeos acreditados en Madrid, iniciativas como la resolución del Parlament, que enajenan un poco más a los vecinos, resulten incomprensibles.
“El siguiente paso es que pidan la autodeterminación de Alghero para enfadar a Italia”, bromea un diplomático español. Alghero es una ciudad de Cerdeña de 43.000 habitantes en la que entre el 15% y el 20% de la población habla el alguerés, una variante del catalán.
No ha sido la resolución de octubre la primera iniciativa de los nacionalistas catalanes que desagrada en París. El 20 de diciembre de 2013, Artur Mas, entonces presidente de la Generalitat, envió una carta al presidente francés, François Hollande, pidiéndole que “aliente el proceso democrático” puesto en marcha en Cataluña. La redactó en inglés, cuando él domina el francés porque estuvo escolarizado en ese idioma, y la mandó mediante un fax parcialmente ilegible. Las cartas a los jefes de Estado se escriben en Europa en papel de calidad, con muchos gramos. Hollande no contestó a la misiva.
Cuando una comunidad autónoma incumple una directiva europea, no se amonesta al Gobierno regional sino que formula sus reproches al Estado
Peor fue, vista desde París, la intervención del 'conseller' convergente de Justicia catalán, Germà Gordó, el 22 de agosto de 2015 en la Universitat Catalana d’Estiu, unos cursos veraniegos que cada año se desarrollan en la localidad francesa de Prades, en los Pirineos Orientales. Afirmó que una Cataluña independiente no “debería olvidarse de la nación completa”. Apostó por que ofreciera la nueva nacionalidad a los habitantes de los Países Catalanes, empezando por los de Cataluña Norte.
Nacionalismo en la Cataluña francesa
El sentimiento nacionalista también existe en la Cataluña francesa, pero es muy minoritario comparado con lo que sucede al otro lado de la frontera. Un sondeo efectuado en 2013 en los Pirineos Orientales (455.000 habitantes) arrojó que un 69% de su población se consideraba exclusivamente francesa, un 13% mitad francesa y mitad catalana y un 2% solo catalana.
La drástica reestructuración administrativa promulgada en Francia en abril de 2015, con una reducción de 22 a 13 regiones, está, sin embargo, suscitando algunas protestas en la Cataluña francesa, fomentadas por el colectivo Oui au Pays Catalan (Sí al País Catalán), instigado en buena medida por la rama local de Convergència Democràtica de Catalunya. Además de las sucursales de partidos como CDC o ERC, existe también en los Pirineos Orientales un partido catalanista francés (Unitat Catalana).
La Cataluña francesa forma ahora parte de una región bautizada Occitania, en la que la identidad catalana queda aún más diluida, según los nacionalistas. Estos piden como mínimo, y para eso se echaron a la calle entre 8.000 y 12.000 manifestantes en Perpiñán el 10 de septiembre pasado, que el nombre sea modificado y pase a llamarse Occitania-País Catalán.
Perquè #SomPaïsosCatalans avui cal estar a Perpinyà per cridar i defensar que #OuiauPaysCatalan pic.twitter.com/EtzlToJT1A
— Homenot amb boina (@manel_lafarga) 10 de septiembre de 2016
Los más reivindicativos aspiran a que París otorgue al departamento de los Pirineos Orientales un estatuto de autonomía similar al que goza la isla de Córcega desde 1991. Los poderes de las autoridades locales corsas son muy inferiores a los de cualquiera autonomía española. Una manifestación a favor del estatuto congregó, el sábado 5 en Perpiñán, a 600 personas, según el diario 'L’Indépendant de Perpignan'.
Gobierno y partidos políticos franceses ven con recelo el empeño independentista de nacionalistas los catalanes —basta con repasar las declaraciones de Hollande y de su primer ministro, Manuel Valls, de origen catalán—, pero no parecen temer las consecuencias para su país del hipotético surgimiento de un nuevo Estado en su frontera sur. “¿Por qué deberíamos preocuparnos por el contagio si en las últimas elecciones regionales el Frente Nacional [extrema derecha nacionalista] cosechó en los Pirineos Orientales casi el 42% de los sufragios?”, comentaba hace unos meses en París un exembajador de Francia en España.
¿Cómo protestar cuando una institución en manos del nacionalismo catalán comete una injerencia en los asuntos internos de un país vecino? Después de dudarlo durante un mes, las autoridades francesas han acabado quejándose ante el Gobierno de España.
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