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Rafael Moneo no pagará los desperfectos de la residencia del embajador en Washington
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defectos en un edificio público

Rafael Moneo no pagará los desperfectos de la residencia del embajador en Washington

Exteriores reclamaba al arquitecto dos millones de euros por los desperfectos en la obra, que costó nueve millones. La AN considera que el plazo para exigirle la indemnización ha prescrito

Foto: El arquitecto Rafael Moneo. (EFE)
El arquitecto Rafael Moneo. (EFE)

Rafael Moneo no tendrá que pagar los 2.059.142 euros de indemnización que le reclamaba el Ministerio de Asuntos Exteriores por los enormes defectos constructivos de la residencia del embajador en Washington, encargada por el Gobierno al afamado arquitecto, premio Pritzker. La Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional ha resuelto el recurso presentado por Moneo contra esa indemnización y ha concluido que el Estado dejó pasar el plazo que tenía para reclamarle esa suma, que no tendrá que pagar. Los primeros defectos en la obra se descubrieron en 2003, solo un año después de que finalizara la obra, que costó 8,7 millones de euros.

La resolución del subsecretario de Exteriores, de 24 de junio de 2013, le obligaba a indemnizar al Estado con esa cantidad "por los daños derivados de la redacción del proyecto de construcción y la ejecución de los trabajos de dirección facultativa de la obra". El objetivo era que la Administración central pudiera hacer frente a esos desperfectos y abonar las reparaciones que se derivaron supuestamente de la actuación del arquitecto. Este, sin embargo, recurrió esa resolución argumentando que el plazo para reclamarle esa cantidad había expirado.

Los magistrados María Asunción Salvo, Santos Gandarillas, Santos Honorio de Castro y Ana Martín le dan ahora la razón. Aseguran que el plazo para exigir el coste de los desperfectos no era de 10 años, como mantenía Exteriores y defendió el abogado del Estado, sino de cinco. Ese plazo comenzó a correr, según la sentencia, a partir del 24 de abril de 2003, cuando se detectaron los desperfectos, por lo que los magistrados consideran que "ha transcurrido con creces" ese plazo que, "en el mejor de los supuestos, habría finalizado el 24 de abril de 2008".

Exteriores aseguraba que ese plazo se había interrumpido por las comunicaciones que mantuvo con Moneo para pedirle explicaciones, pero el tribunal rechaza el argumento. En primer lugar, porque se trataba de cartas que fueron enviadas en mayo y diciembre de 2008, cuando los cinco años de plazo ya habían transcurrido. Pero, además, los magistrados no aprecian que esas misivas representaran "algún requerimiento, reclamación o atribución de responsabilidades" al arquitecto. Tampoco la asunción por parte de este "de los vicios constructivos". "No se ha producido dentro del plazo ninguna actuación de la Administración, con conocimiento del interesado, que fuese idónea para interrumpir la prescripción", concluye la resolución.

Uno de los problemas detectados por Exteriores en la construcción fue el tipo de ladrillo elegido por el arquitecto que, según el Ministerio, no aguantó las condiciones climáticas de humedad y frío de la capital de EEUU. Otros defectos fueron los saneamientos que provocaron que la cocina de la residencia se inundara con agua procedente de los inodoros del edificio, según adelantó 'eldiario.es'. Los daños también fueron importantes en los adoquines de las terrazas. Todo ello porque los materiales no cumplieron las exigencias de la normativa estadounidense de construcción.

Rafael Moneo no tendrá que pagar los 2.059.142 euros de indemnización que le reclamaba el Ministerio de Asuntos Exteriores por los enormes defectos constructivos de la residencia del embajador en Washington, encargada por el Gobierno al afamado arquitecto, premio Pritzker. La Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional ha resuelto el recurso presentado por Moneo contra esa indemnización y ha concluido que el Estado dejó pasar el plazo que tenía para reclamarle esa suma, que no tendrá que pagar. Los primeros defectos en la obra se descubrieron en 2003, solo un año después de que finalizara la obra, que costó 8,7 millones de euros.

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