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El pueblo de la Gran Coalición
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SANTA CRUZ DE MUDELA ES UNA RAREZA EN ESPAÑA

El pueblo de la Gran Coalición

A nivel nacional ya nadie espera una coalición entre los dos principales partidos, pero en una localidad de Ciudad Real populares y socialistas se turnan para ocupar el sillón del alcalde

Foto:  Chicharro y Gracia, en el callejón de la Plaza de Toros de la localidad.
Chicharro y Gracia, en el callejón de la Plaza de Toros de la localidad.

A estas alturas, si es usted de los que todavía confían en la Gran Coalición nacional entre Partido Popular y PSOE, solo nos quedan dos opciones: que sea usted Felipe González, inspirador y seguidor único de la doctrina de la concentración, o que viva en Santa Cruz de Mudela, provincia de Ciudad Real, a doscientos kilómetros de Madrid y Granada, cuyo Gobierno funciona más acá de las ideologías. El pueblecito, de apenas 4.000 habitantes, se ha convertido en una rara avis de la política nacional por su Gobierno mixto de socialistas y populares que, a modo de filigrana de la concordia, alternan en la alcaldía cada dos años.

En el turnismo de Santa Cruz Mariano Chicharro, alcalde de la localidad, hace de Cánovas y Álvaro Gracia, primer teniente de alcalde, el que se pone en el pellejo de Sagasta. Chicharro, ingeniero jubilado de Telefónica, llegó al pueblo en 2011, se presentó por el Partido Popular a las elecciones y dos años más tarde era alcalde. Gracia, 39, natal de Santa Cruz, es un extrabajador de la cerámica que tendrá que abandonar su ocupación, mozo de espadas del torero Emilio Huertas, cuando le toque asumir el mando en la primavera de 2017. Así lo hicieron en la anterior legislatura con, al parecer, un resultado satisfactorio. “Turnarse en el Gobierno es la mejor forma de aparcar los egos. Dos años cada uno y los mismos concejales en toda la legislatura, que ahora son cuatro del PP y tres del PSOE”, explica Chicharro.

El tercero en discordia es la Plataforma Vecinal, una formación ciudadana que gobernó la localidad entre 2007 y 2011. Desde que nacieron en 2003 siempre han obtenido representación, siendo la fuerza más votada en dos comicios. Su pujanza, no dudan en admitir Gracia y Chicharro, fue lo que les llevó a coaligarse. "Ahora somos tres partidos con casi los mismos votos, de modo que los primeros que se entiendan, gobiernan", dice Gracia. Lo lógico, sobre el papel, sería que se hubieran entendido las fuerzas progresistas, que juntas sumaban siete concejales, aunque finalmente triunfó la extraña pareja.

Francisco Poveda, 41, cabeza de lista de la Plataforma, recuerda la campaña electoral de 2011: "No nos esperábamos una coalición así, pero comenzaron a verse acercamientos en la campaña y el día de las elecciones y, al final, nos dejaron fuera siendo los más votados". ¿Por qué creen que trataron de apartarles? "Porque somos una mosca cojonera para los grandes partidos, claro está", apunta Poveda. PP y PSOE gobernaron juntos toda la legislatura y volvieron a coaligarse después de las elecciones de 2015.

Para la pareja que gobierna el pueblo no hay razones de alta política en su matrimonio. Construir un tanatorio, recitan al unísono, no se hace por ideología, sino por el sentido de la responsabilidad. "También influye la sintonía personal y que nuestros partidos, que son los más importantes a nivel nacional, nos ayudan a acudir a las instituciones en busca de financiación para proyectos", detalla Chicharro.

No parecen una pareja equilibrada: Chicharro es un erudito en el pueblo y la historia de la región, de carácter conciliador y gran carisma personal. Suyo es el discurso de Gobierno. Gracia, por su parte, mantiene un perfil más bajo durante toda la entrevista, apenas matizando las palabras del alcalde, con una actitud que recuerda a la de un alumno aplicado por momentos.

En realidad, en Santa Cruz va a gobernar ocho años el PP, porque el esquema de poder está desequilibrado

"En realidad en Santa Cruz lo que vamos a tener son ocho años de Gobierno del Partido Popular. Se vio en la anterior legislatura y se ve en esta: mande quien mande, manda Chicharro, que dice que no importa la ideología y es quien la ha traído al pueblo", afirma Poveda desde la plataforma vecinal, que no comprende cómo Gracia, con el que ha compartido colegio y cargo directivo en el equipo de fútbol, se ha echado en brazos de un ingeniero jubilado. El socialista lo explica así: "Es cierto que el PSOE debería ser más cercano a la Plataforma Vecinal que al PP, pero no podemos olvidar que la izquierda siempre está mucho más dividida que la derecha. Y entiendo que habrá votantes socialistas que no habrán acogido con gusto el pacto con el PP, pero en las elecciones prácticamente hemos tenido un empate técnico entre las fuerzas que dejaba al pueblo en una situación ingobernable, y hemos tenido que movernos para arreglarlo".

Cuestión nacional

Sea como fuere, la Gran Coalición ha tenido que luchar para salir adelante. Al principio, las altas instancias de ambos partidos criticaron abiertamente la coalición, después les han tratado de separar por medio de mociones regionales y nacionales y, para colmo, el voto de castigo que han sufrido los socialistas ha permitido que Izquierda Unida entre en el Ayuntamiento. Un precio que se paga con gusto, dice Gracia, porque es por el bien del pueblo.

¿Se podría extender el ejemplo a la política nacional?, les pregunto. Chicharro trae la fórmula estudiada de casa: "Sí, pero es necesario quitar a Sánchez y Rajoy, que sienten una antipatía mutua irreconciliable, y poner candidatos dispuestos a entenderse. Y habría que incluir a Ciudadanos, que parece que está en sintonía con los dos".

Para Gracia, como para cualquier socialista, la situación es tan complicada que no se atreve a hacer pronósticos, pero sí marca las líneas rojas: "Muchos electores del PSOE no perdonaríamos un pacto con Podemos. Y ya no tanto con Podemos, sino con los independentistas vascos y catalanes que, considero, quieren una ruptura con la unidad española. Creo que el deber de Sánchez es preservar la unidad".

Para Chicharro, como para cualquier popular, el discurso de Pablo Iglesias es demasiado extremista y llama a la confrontación. "Temo que se volvieran a crear las dos Españas. Hay una parte importante de Podemos que tiene odio irreconciliable con la otra parte. Mírales en Madrid, que se han puesto a quitar calles y monumentos porque tenían relación con Franco, cuando en muchos casos es mentira… Muñoz Seca, por ejemplo, puede ser franquista y tener una calle en Madrid, como Alberti que fue comunista y también la tiene. ¡Eso tiene que ver con la relevancia del personaje, no con su ideología! Creo que estas políticas reactivan unos rencores de la Guerra Civil que estaban casi enterrados. Y ya no hablaríamos de una desestabilización económica, sino civil”, dice el alcalde, al que Gracia escucha sin chistar.

Y qué más da lo que decida Pedro Sánchez. Sea el pacto nacional con Podemos o con el PP, Gracia y Chicharro tendrán que reunirse el lunes con vecinos que les pedirán que arreglen un bache frente a su puerta o ayuda con la factura de la luz. "Este es el problema de fondo, que los políticos nacionales y regionales no tienen contacto con sus votantes. No debería decirlo, pero aquí no ha venido nadie de mi partido. Si no se mezclan con el ciudadano no pueden saber lo que necesitan, cómo se sienten o qué esperan de su Gobierno", concluye Chicharro.

A estas alturas, si es usted de los que todavía confían en la Gran Coalición nacional entre Partido Popular y PSOE, solo nos quedan dos opciones: que sea usted Felipe González, inspirador y seguidor único de la doctrina de la concentración, o que viva en Santa Cruz de Mudela, provincia de Ciudad Real, a doscientos kilómetros de Madrid y Granada, cuyo Gobierno funciona más acá de las ideologías. El pueblecito, de apenas 4.000 habitantes, se ha convertido en una rara avis de la política nacional por su Gobierno mixto de socialistas y populares que, a modo de filigrana de la concordia, alternan en la alcaldía cada dos años.

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