"Los musulmanes no podemos manifestarnos cada vez que hay un atentado en Europa"
Visitamos las dos principales mezquitas de Madrid para conocer la opinión de los musulmanes que viven en España. Muchos se sienten víctimas y piden más vigilancia policial contra los terroristas
"No podemos estar manifestándonos y saliendo a la calle cada vez que hay un atentado terrorista. Lo hemos hecho ya muchas veces. La última fue cuando lo de 'Charlie Hebdo'... Si todavía hay gente en Europa que piensa que somos cómplices o culpables solo por ser musulmanes, no vamos a convencerles de lo contrario”. Habla Mohamed, un comerciante de origen egipcio que dice estar cansado de explicar que ni él ni los miembros de su familia tienen nada que ver con el terrorismo.
Incomoda la propia pregunta, el micrófono delante, porque no se sienten en absoluto parte de la amenaza integrista. "Somos las principales víctimas, la mayoría de los que mueren en atentados son musulmanes", reivindica Ahmed, carnicero nacido en Marruecos. "Sobre esos salvajes que matan gente yo pienso lo mismo que tú y que cualquier español. Y no tengo ningún amigo extremista. Si te pones a buscarlos, los encuentras. Uno de cada 100 te va a decir que, de la misma manera que los franceses y los americanos asesinan musulmanes, hay que defenderse y matarlos a ellos”, zanja.
El bufido de desagrado y el silencio son las reacciones más frecuentes que encontramos interpelando viandantes en los aledaños de las dos principales mezquitas de Madrid: la de la M-30 (en el barrio de San Pascual) y la de Estrecho (en una esquina de Bravo Murillo). “Estoy en España desde hace 30 años. He vivido aquí más de la mitad de mi vida y este fin de semana he sentido una gran tristeza, como cualquier español. Hemos pasado tres días pegados a la televisión, asustados por si esto pudiese pasar otra vez en Madrid”, dice atropelladamente una mujer con un 'hijab' morado.
Hemos pasado tres días pegados a la televisión, asustados por si esto pudiese pasar otra vez en Madrid
Intentar retratar el estado de ánimo de una comunidad de casi dos millones de personas con las respuestas de un puñado de sus miembros escogidos al azar es una temeridad periodística como otra cualquiera. Y así lo entiende también Abdul, albañil en paro y quien al principio finge no hablar español para esquivar preguntas incómodas sobre París.
Después se relaja y, en perfecto español, se extiende sobre las cosas que de verdad le preocupan. “Llevo siete años sin trabajar y mi mujer se fue hace un año, dice que se quiere divorciar. He pasado muchos días durmiendo en la calle aunque ahora un amigo me deja dormir en su casa. A la mezquita vengo a rezar, a escuchar. Esto lo paga Arabia Saudí pero dentro no creo que sean radicales y nos repiten que nunca se debe matar en nombre del Islam. El que es extremista es alguien muy tonto o a lo mejor chavales que no entienden bien”, insiste. Tras una larga pausa reflexiva, pregunta si le podemos ayudar a encontrar trabajo.
Líderes esquivos
Al contrario que sus feligreses, ninguna de las principales agrupaciones musulmanas de Madrid tenía este lunes demasiado que decir sobre los atentados de París. Sus líderes se mostraron esquivos con los periodistas y se limitaron a remitir comunicados a través de sus páginas web. El presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), Riay Tatary, condenó en un escrito, con dureza y sin matices, “la ofensiva terrorista perpetrada por criminales y desalmados asesinos”. Algo parecido hacía el domingo la Asociación de Jóvenes Musulmanes de España, que pedía “unidad frente a la barbarie”.
El discurso aprendido, el que transmiten a la opinión pública europea los líderes musulmanes cada vez que se produce un atentado en suelo europeo o americano, incide en que “el Islam no tiene nada que ver con la violencia terrorista, el Islam es una religión de paz, el Corán prohíbe matar…”. Ahmed, comerciante, lo reproduce en bucle, aunque prefiere ocultar su nombre y su cara por si alguien lo reconoce, ya que “nunca se sabe si puede haber en Madrid algún radical o alguna célula durmiente a quien no le gusta lo que digo”.
Habla junto al escaparate de la librería Almanara, frente a la M-30, donde se exhiben títulos en árabe y en español: 'El lobby israelí', de John Mearsheimer; 'La estrategia del malestar', de José María Ridao; 'La limpieza étnica de Palestina', de Ilan Pappé. Y también novelas de Antonio Gala y Alberto Vázquez-Figueroa. En la puerta de al lado, la de la peluquería femenina Turah, cuelga un cartel intimidatorio que prohíbe "la entrada al género masculino”, excitando la curiosidad de un grupo de chavales que fuman en el portal anexo.
En Marruecos si alguien se emborracha y rompe un escaparate se puede estar dos años en la cárcel y llevarse una paliza. Aquí no se hace nada
“Vivimos y comerciamos de acuerdo a nuestras tradiciones y nuestras normas, pero no somos terroristas. Es algo que entiende cualquier niño. En España, por suerte, la mayoría de la gente lo sabe. Aunque sobre el terrorismo pienso que en España, y en Europa, hay que endurecer las leyes, perseguirlos más. A mí no me preocupa que sean más duros con los malos, yo no hago nada malo, así que no tendré problemas. Quiero protección contra los suicidas. En Marruecos, si alguien se emborracha y rompe un escaparate, se puede estar dos años en la cárcel y llevarse una paliza. Aquí no se hace nada y por eso la gente no tiene miedo", dice Ahmed.
En el restaurante Farah Bagdad, su propietario nos atiende con prisas mientras sirve una mesa de 12 personas, procedentes de algún país del sudeste asiático, quizá Indonesia, que se afanan sobre fuentes de arroz biryani y kebab de pollo. “Yo soy ya español, tengo pasaporte, pero vengo de Iraq, de Kerbala. Soy chiíta, y en mi país hay atentados todos los días. Necesitaría mucho tiempo para explicar lo que pienso de los atentados de París y de los atentados que hay en Iraq todos los días desde hace muchos años”.
Uno de los clientes, Jamal, un funcionario marroquí de visita en España, confiesa estar convencido de que los atentados de París son “una mentira creada por la CIA, la KGB o el Mossad, como el Estado Islámico, invenciones para dominar Oriente Medio, para frenar la inmigración y los refugiados". "Los americanos", prosigue, "piensan que los musulmanes tenemos más hijos y por eso tienen que hacernos la guerra para evitar que acabemos siendo mayoría. Esos ataques no los han planeado terroristas musulmanes. Estaba todo demasiado bien organizado”.
"No podemos estar manifestándonos y saliendo a la calle cada vez que hay un atentado terrorista. Lo hemos hecho ya muchas veces. La última fue cuando lo de 'Charlie Hebdo'... Si todavía hay gente en Europa que piensa que somos cómplices o culpables solo por ser musulmanes, no vamos a convencerles de lo contrario”. Habla Mohamed, un comerciante de origen egipcio que dice estar cansado de explicar que ni él ni los miembros de su familia tienen nada que ver con el terrorismo.
- España tiene en marcha un centenar de nuevas operaciones contra el yihadismo José María Olmo
- El semillero del yihadismo europeo está en Bélgica Alexandre Mato. Bruselas
- El Estado Islámico se implica en los atentados y eso es una mala noticia Javier Jordán*