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Euskadi mira de reojo: “Nosotros tenemos el cupo, la envidia de Escocia y Cataluña”
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Euskadi mira de reojo: “Nosotros tenemos el cupo, la envidia de Escocia y Cataluña”

En las calles hay quienes asientan su tranquilidad en la creencia de que “aquí no va a pasar lo de Cataluña” y quienes observan a Escocia “con envidia”

Foto: El lehendakari, Iñigo Urkullu (EFE)
El lehendakari, Iñigo Urkullu (EFE)

En las calles vascas se vive una dualidad. Hay quienes asientan su tranquilidad en la creencia de que “aquí no va a pasar lo de Cataluña” y en la calma post-ETA, y quienes observan a Escocia “con envidia” y tienen puestas sus esperanzas en Cataluña. Y entre estos últimos, están los que lo dicen con ansia y los que lo hacen por reflejo. Pero nadie es indiferente y todos miran de reojo.

En el discurso político y en los medios públicos, sin embargo, los debates sobre el “derecho a decidir” acerca de la secesión son recurrentes, con clara preponderancia entre los proclives a ella.Pero la intensidad de los debates no llega hasta las terrazas de este verano tardío.

En círculos empresariales, el posible efecto sobre el País Vasco de los acontecimientos de Cataluña y Escocia tampoco produce alarma. “Aquí la sensación es que tenemos el Concierto Económico, una soberanía fiscal que envidian tanto los catalanes como los escoceses”, dice un miembro del Círculo de Empresarios. “Pero sí hay cierta preocupación por Cataluña: si al final el Estado quiere recompensarla, a ver a costa de qué se hace. Y algunos nos mirarán aquí”, advierte.

Pero el debate político discurre con otros modos, y se plantea la incógnita sobre lo que influirán ambos procesos en la relación entre el PNV y la izquierda abertzale. Porque “envidia” es el significante que se repite en el campo nacionalista, singularmente hacia el referéndum escocés; “envidia” se dice también en ocasiones, porque los independentistas catalanes hayan avanzado sin haber convivido con el terrorismo durante décadas. Envidia, sí, pero no en todo ni igual para todos. Hay distancias y recelos hacia el proceso catalán. En el PNV, tras los hechos, hay palabras abiertas a la interpretación.

Algunos antecedentes

Enero de 2012. Jura del lehendakari Urkullu ante la Casa de Juntas de Gernika. Un discurso institucional, sin sobresaltos. A la salida, junto al árbol, destacados peneuvistas hablan de lo primordial para la legislatura: nada de aventuras soberanistas. Lo urgente ahora es abordar la crisis económica. Algunos periodistas hacen guiños a la nueva cúpula nacionalista: “Menudo lío se está montando en Cataluña...”; “Sí, nosotros ya venimos aprendidos”, contesta con ironía un flamante consejero.

El impulso soberanista no estaba en la agenda vasca. Demasiado cercano el portazo del Congreso al plan Ibarretxe en 2002. Después vendrían otros golpes: la pérdida de 144.000 votos y 4 escaños en 2005, y del Gobierno, en 2009, pese a haber logrado el primer puesto con un escaño más. Para entonces, ya había rechazado el Constitucional la consulta prevista por Ibarretxe para el 25 de octubre de 2008. Este 11 de septiembre se cumplirán seis años de la decisión unánime del Tribunal.

El PNV estará en la “Diada definitiva”

Pero llegó 2012 y la desbordante Diada, a la que acudió en representación del PNV el senador Iñaki Anasagasti, propagó la fiebre. La hoja de ruta vasca no se altera, “Euskadi tiene su propio modelo”, insisten el PNV y el Gobierno de Urkullu, pero surge la alerta ante lo que pueda pasar.

El PNV acude hoy a la Diada con su presidente, Andoni Ortuzar, y dos de sus principales dirigentes. Similar estampa a la del pasado año y más amplia que en 2012. El mensaje oficial del partido es de apoyo a las aspiraciones del Govern y a las de la mayoría soberanista. Se defiende la consulta en Cataluña, pero advierten de que les espera, por parte del Gobierno de España, el “palo y tentetieso”. Quieren criticar la falta de democracia del Gobierno, pero la expresión va más allá.

Es un apoyo a distancia. Mientras todo pasa, el Gobierno de Urkullu encara la negociación del Concierto, “una joya” según sus propias palabras, y cierra la agenda para la entrevista con Rajoy. Por el momento, las aspiraciones soberanistas están encauzadas en la Ponencia sobre autogobierno del Parlamento Vasco, orientada, eso sí, hacia la superación de la autonomía.

Escocia es otra cosa

“Euskadi tiene su propia ruta”, insiste el PNV. En pocos días estará en Edimburgo. La admiración en este caso se expone sin matices, y Andoni Ortuzar se envolvió en un kilt en los carnavales. Se trata de una consulta legal y miran hacia Bruselas. La intuyen menos problemática, y está fuera de casa. Luego vendrá la negociación con Bildu para ese “derecho” a decidir, “sujeto a pacto”, que plantean, y si se dan los vasos comunicantes sobre ambas estrategias.

Pero también a Escocia los nacionalistas vascos saben que no llegan de vacío. “Lo que me da envidia a mí es lo que tienen ustedes”, respondió un asesor del Scottish National Party (SNP) al presidente del PNV cuando este evocaba su ‘envidia’ por la consulta independentista.

En las calles vascas se vive una dualidad. Hay quienes asientan su tranquilidad en la creencia de que “aquí no va a pasar lo de Cataluña” y en la calma post-ETA, y quienes observan a Escocia “con envidia” y tienen puestas sus esperanzas en Cataluña. Y entre estos últimos, están los que lo dicen con ansia y los que lo hacen por reflejo. Pero nadie es indiferente y todos miran de reojo.

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