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Carromero denuncia que "no me han dado el indulto por hablar: yo no maté a Payá”
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PUBLICA su LIBRO "MUERTE BAJO SOSPECHA"

Carromero denuncia que "no me han dado el indulto por hablar: yo no maté a Payá”

El secretario general de Nuevas Generaciones del PP de Madrid publica un libro en el que intenta esclarecer todo lo que sucedió en Cuba.

Foto: Ángel Carromero, secretario general de Nuevas Generaciones del PP de Madrid. (EFE)
Ángel Carromero, secretario general de Nuevas Generaciones del PP de Madrid. (EFE)

Ha preferido hablar y contar la verdad, su verdad, antes que callarse para recibir el perdón. “Tenía dos opciones: callar y recibir el indulto. O hablar”. Ángel Carromero, el dirigente de Nuevas Generaciones del PP que conducía el vehículo en el que dos disidentes cubanos murieron el 22 de julio de 2012, recibe a El Confidencial horas previas a presentar su libro Muerte bajo sospecha, una obra que lleva escribiendo desde verano y que nace con un convencimiento: “Yo no los maté. No fue un accidente. Los mató el régimen”.

Carromero, que no descarta volver a Cuba "cuando llegue la democracia",insiste en la teoría de que un coche les perseguía y los embistió por detrás. Pero se autoinculpó para poder salir de la isla. Siempre estará agradecido al Gobierno español por haber conseguido su regreso, pero no sabe a qué acuerdos llegó con el régimen cubano. "Que me devolvieran condenado fue una condición del régimen".Sabía que si no colaboraba con el régimen, no solo lo acusarían de homicidio imprudente, sino que podría estar procesado por delitos contra la revolución y pasar hasta más de 30 años de cárcel. “Pensaba en que cuando volviera, mis padres estarían muertos y mis amigos ya no estarían. Que no tendría nada”. No descartó el suicido.

Ángel Carromero ingresaba en la cárcel de Segovia (Efe)

El secretario general de Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid recuerda con absoluta nitidez la víspera del accidente, los meses que estuvo encerrado en la cárcel y se emociona cuando piensa en la vuelta a casa. "Mis padres sufrieron mucho".Dice que entre rejas no sufrió torturas físicas, pero sí psicológicas. El mensaje era claro desde el principio: “Si quería salir de Cuba, debía cooperar con lo que me pidiesen los militares y el estado cubano”. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional se ha opuesto a concederle el indulto porque “no encuentra razones de justicia, equidad o conveniencia” al considerar que hace vida normal gracias al tercer grado penitenciario que disfruta. Sin embargo, Carromero insiste en su inocencia y en que la propia familia de los fallecidos ha pedido el indulto para él, el único acusado de las dos muertes.

“¿Cómo te arrepientes de algo que la familia no te recrimina? He hablado con la familia, les he dicho que no me dan el indulto porque no pido perdón, y me han dicho que no tengo que pedir perdón por nada”. Carromero insistió en que durante el tiempo que duró el proceso, no hubo ni copia del expediente de acusación ni perito. “A la familia de Payá no la dejaron ni entrar en el juicio oral”.

Los días en la cárcel

Lo peor de aquel martirio fue los meses que pasó en su celda dela cárcel de Cien y Aldabó.Un compañeroque quería convertirse en su confidentele puso al tanto del Tratado Bilateral de 1998, firmado entre España y Cuba, en relación con el traslado de presos. “Me aconsejó que si conseguía que solo me acusaran del accidente, me hallaba en condiciones de esgrimir dicho convenio y volver a casa, donde el gobierno de mi país podría indultarme”. Mientras aquel “policía disfrazado de preso” se empeñaba en hacerle ver las ventajas que podía obtener a cambio de autoinculparse, volvió a abrirse la puerta de la celda.

Después llegó el famoso vídeo en el que Carromero asumía la culpa en el trágico accidente y en el que le indicaron todo lo que debía decir. "Aparecieron dos personas, un guardia y un militar a quien, por las tres estrellas de la chaqueta, identifiqué como un coronel. Me recomendaron grabar una confesión en vídeo”.Carromero tenía que negar la verdad y autoinculparse ante los ojos del mundo. “Tenían prisa en obtener una confesión de una situación que se les había ido de las manos y de la cual me tenían que culpabilizar lo más rápidamente posible”. Le recitaron la versión oficial, aquella que debía repetir ante la cámara, para el público internacional.

“Recuerdo que durante las primeras grabaciones decía el cargo político en un tono de voz más bien bajo, restándole importancia. Y ellos mostraban una verdadera obsesión porque dejara clara mi pertenencia al Partido Popular de Madrid. Concedían una gran importancia a que el receptor del mensaje me identificara como un alto dirigente de los jóvenes madrileños, algo que en realidad ya no era”. Los policías habían visto la foto que llevaba en su móvil con María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido, y con José María Aznar, expresidente de España. Aquella instantánea tomada pocos días antes de viajar a Cuba iba a ser utilizada en su contra.

La desmemoria de Aron Modig

El prólogo del libro de Carromero lo firma la propia hija del disidente fallecido, Rosa María Payá Acevedo, que destaca cómo su padre le enseñó a no ser cómplice de la "cultura del miedo", sin la cual sería imposible definir el castrismo. Asimismo critica que el joven sueco que acompañaba a Carromero en el fatal viaje, Jens Aron Modig, saliera de Cuba con un pacto de silencio en el que participaron el servicio de Acción Exterior del Parlamento Europeo y el Ministerio de Exteriores Sueco.

Modig sigue alegando que no recuerda nada. Sin embargo, la noche del atentado, cuando se encontró a Carromero en el hospital, le dio los móviles de los dos disidentes que fallecieron. "La única explicación posible es que Harold o mi padre se lo hubiesen entregado después de que la Seguridad del Estado les impactara por detrás, para que no cayesen en manos de los agentes". Cuando la hija de Payá lo visitó en Estocolmo, asegura que le confesó que nunca habían chocado contra ningún árbol, como afirma el gobierno cubano. "Pero no se atreve a contar más, a decir la verdad de lo que sabe y recuerda".

De Carromero destaca que es "una víctima como son los asesinados por ETA". Sin embargo, la hija de Payá dice que el gobierno de Mariano Rajoy, "que supo desde el principio la realidad del atentado y su inocencia, mantiene condenado al autor de este libro, aun cuando mi familia ha pedido su indulto".

La nueva vida de Carromero

Para bien o para mal, su vida cambió aquel 22 de julio de 2012. "Nada es como antes". Ahora la rehace poco a poco. Sale con una pulsera atada al tobillo izquierdo que le controla las 24 horas. "Las primeras noches no me dejaba dormir de la presión que ejercía". Ya se ha acostumbrado. Es la pulsera que hace que esté conectado telemáticamente desde su casa hasta el Centro de Inserción Social y le obliga a estar en casa a una hora determinada todas las noches. Es un toque de queda que le impide, por ejemplo, ir al cine a la sesión de las diez de la noche, o ir a cenar, o celebrar un cumpleaños como cualquier joven de 27 años.

El joven popular asegura que el Partido Popular le respaldó "en aquellos vacíos en los que algunos miembros del Gobierno no lo hicieron". Se deshace en alabanzas hacia Esperanza Aguirre, presidenta del PP madrileño que esta tarde estará presente en la publicación de su libro. "Nunca olvidaré que acompañara a mi madre a la cárcel". A nivel nacional, su máxima gratitud es con Cospedal, "que me ayudó en cuestiones bastantes problemáticas e hizo un reconocimiento público durante la Convención Nacional de las juventudes del PP". También está eternamente agradecido con Ana Botella, que lo recolocó como asesor en el Grupo Parlamentario Popular cuando volvió y empezó a recibir amenazas de muerte. "Es un cargo de confianza, como tiene el PSOE y UPYD. No entiendo las críticas".

En la vida de Carromero han cambiado muchas cosas, sobre todo el orden de prioridades en la vida. Tampoco puede planear unas vacaciones más allá de un fin de semana y no puede salir fuera de Madrid. Cada mes tiene que presentarse dos veces en elCentro de Inserción Social como mecanismo de control, aparte del telemático. "Y todavía hay jueces y fiscales que llaman a esto vida normal". Mientras, Carromero sigue esperando el "justo indulto".

Ha preferido hablar y contar la verdad, su verdad, antes que callarse para recibir el perdón. “Tenía dos opciones: callar y recibir el indulto. O hablar”. Ángel Carromero, el dirigente de Nuevas Generaciones del PP que conducía el vehículo en el que dos disidentes cubanos murieron el 22 de julio de 2012, recibe a El Confidencial horas previas a presentar su libro Muerte bajo sospecha, una obra que lleva escribiendo desde verano y que nace con un convencimiento: “Yo no los maté. No fue un accidente. Los mató el régimen”.

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