La maniobra de Valenciano sobre el aborto logra la unidad del PP rota por Gallardón

Elena Valenciano ha logrado en el Congreso lo que no consigue Alberto Ruiz-Gallardón: unir a todo el PP en defensa del derecho del Gobierno a reformar la ley del aborto. Los diputados del Grupo Popular rechazaron en bloque la proposición del PSOE para exigir al Ejecutivo que renuncie a modificar la actual normativa sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Lo tuvieron que hacer votando en urna por exigencia socialista y después de una intervención de la candidata de Rubalcaba a los comicios europeos, Valenciano, que dio a su discurso tono preelectoral al apelar a los movimientos que, según dijo, hay en las capitales de la UE contra el proyecto del ministro de Justicia.

El recurso de los socialistas de defender una proposición no de ley para que la Cámara exigiera al Gobierno que renuncie a su anunciada reforma de la ley del aborto chocó con la realidad formal de que no hay anteproyecto que devolver porque el texto no está en el Congreso ya que no pasa de informe enviado a los órganos consultivos. El detalle fue obviado por Valenciano, advertido por los portavoces del PP y de los nacionalistas catalanes, y aprovechado por el resto de los grupos para presentar la reforma como una vuelta “al franquismo” o a “los años setenta”. Como si fuera a prohibirse el aborto.

La candidata del PSOE hizo su discurso en nombre de “las mujeres” y sus libertades, invocó a la Unión Europea para sostener que España debe seguir en cabeza de los países más “progresistas” en la materia de la interrupción del embarazo y acabó por apelar a las diputadas del PP para que fueran libres y votaran “como mujeres” a favor de su propuesta en vez de como miembros de su partido. No le hizo caso ni Celia Villalobos, que se reserva el ejercicio de su disidencia para cuando de verdad llegue el proyecto. “Yo he votado en contra del PSOE”, manifestó al acabar el pleno.

El Congreso rechazó la iniciativa del PSOE por 183 votos frente a 151 reunidos por los socialistas, el resto de la izquierda, los nacionalistas vascos y la mayoría del Grupo Mixto, incluido Amaiur. Ruiz-Gallardón cosechó la primera victoria desde que lanzó su proyecto de reforma. Todos los diputados del PP se pusieron en pie para aplaudir, también los que discrepan de su futura ley. A la salida del pleno, el ministro estaba encantado: “Hay que acatar lo que dice la mayoría y la mayoría de los representantes de los españoles han rechazado no debatir la reforma”.

En el debate, las portavoces de los grupos de izquierda y nacionalistas rivalizaron a la hora de descalificar la iniciativa del Gobierno y al propio ministro. Desde retrógrado y fascista hasta liberticida o machista le llamaron, y siempre negando al Ejecutivo el derecho a cambiar la legislación en la materia aunque estuviera en su programa electoral y presentado la reforma como una vuelta a la fase previa de la despenalización, con mujeres encarceladas o camino del extranjero para poder abortar. Superó a todas en la altura intelectual de sus argumentos la diputada de Amaiur Onintza Enbieta. “En mi moño y en mi coño mando yo”, sentenció.

Por el Grupo Popular, Marta Torrado, anunció a los partidos de la oposición que habrá diálogo y negociación con todos una vez que el Gobierno envíe el proyecto de ley correspondiente a la Cámara, pero que el PP no podía admitir que carece de legitimidad para acometer una reforma que, además, estaba comprometida en su programa electoral. Recordó al respecto que la actual ley, la impulsada por Bibiana Aído, no fue sometida al criterio de las urnas por el PSOE y que incluye la posibilidad de que las menores aborten sin el conocimiento de sus padres. Torrado calificó la intervención de Valenciano de “mitin de despedida”.