Aznar recuerda la “amargura” de su adiós en un acto sin ningún ministro ni nadie del PP

Aznar todavía no ha olvidado cómo se fue de la presidencia del Gobierno tras los terribles atentados del 11 de marzo. Su último libro, el segundo volumen de sus memorias, aborda por primera vez aquellas duras jornadas pero con la voluntad de que, en el futuro, se le juzgue y se le interprete en función de toda su “trayectoria histórica general”. “En la vida política hay momentos para la amargura, pero hay que interpretarlos dentro de una trayectoria histórica general que, en la medida de lo posible, es la que hay que salvaguardar”, ha explicado el expresidente mediante estas las palabras, con las que ha cerrado el acto de presentación de su obra. “En todas las decisiones y acciones políticas que tuve que tomar, lo hice siempre movido por el interés general de España y de los españoles”, ha concluido.

El expresidente ha respondido así al guante que, previamente, le había dejado el exsecretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, amigo personal del autor y que, en la introducción del acto, ha calificado de “injusticia manifiesta” la imagen que ha quedado de Aznar tras lo sucedido entre el 11 y el 14 de marzo de 2004.

Como ya hiciera el año pasado con el primer tomo de sus memorias, Aznar ha aprovechado la presentación de su segundo volumen para sacar pecho de sus años de gobierno, de su intento por sacar a España de la “medianía de la clasificación” y para hablar con orgullo de los hombres y mujeres que le acompañaron en la tarea de gobierno entre 1996 y 2004. “Esta colección de exministros me hace sentir muy orgulloso. Eran uno equipazos que funcionaron muy bien, como un equipo bien cohesionado y armónico”, ha asegurado. “La historia de estos años y la historia de este libro es la historia de una gran ambición para España”.

En un coloquio a tres bandas junto a Fidalgo y el exministro Josep Piqué, ha recorrido los principales hitos que marcaron su proyecto de Gobierno. Un proyecto en el que, ha recalcado, él y todos sus ministros “compartíamos una idea de España como nación que no se discutía, aunque se podía sentir de forma diferente” y en la que “todos estábamos al servicio de un proyecto y de dar lo mejor a nuestro país. No para resbalar en las cosas, sino para ocuparnos a fondo de los problemas”.

El expresidente ha recordado cómo afrontó la lucha contra ETA con firmeza y con el “cumplimiento de la ley” y “el cumplimiento íntegro de las penas” o cómo sumó a las centrales sindicales en el Pacto contra el Terrorismo, ejemplos de unidad y de movilización con los que ha querido destacar un camino a seguir de cara a los desafíos que ahora acechan a su sucesor, Mariano Rajoy. “Cuando el estado español se enfrenta a desafíos muy importantes de secesión, de ruptura constitucional, no hay que olvidar aquello, aquel agente de movilización que logramos, ni aquella idea de que la ley no admite excepciones, que se tiene que aplicar siempre”, ha asegurado.

Ningún ministro entre los presentes

El acto, celebrado en el Hotel Intercontinental de Madrid, ha estado abarrotado, principalmente de antiguos ministros y exdirigentes del partido que jugaron un papel destacado en su época, pero ha tenido también clamorosas ausencias. De hecho, ningún ministro del actual Ejecutivo, sólo algunos cargos de segundo nivel, ni nadie de la dirección actual del PP ha acudido a la presentación. Piqué, por su parte, ha definido a Aznar como “un patriota” que tenía “ambición por España” y que la quería “sacar de donde estaba, de un rincón de la historia”.

Aznar, por su parte, ha concluido el acto haciendo un llamamiento a la política ahora que está más denostada que nunca. “Hacer política hoy es más importante que nunca. Si algo podemos echar de menos es que no se hace suficiente política”, ha explicado.