El Gobierno del PSOE cierra el hospital que era referencia de la minería asturiana

La decisión del Gobierno socialista de Asturias de cerrar las actuales dependencias del Instituto Nacional de Silicosis, un hospital de referencia en toda España para el estudio y tratamiento de las enfermedadespulmonares de origen laboral, y trasladar a los enfermos al futuro Hospital Universitario Central de Asturias ha levantado ampollas entre enfermos y médicos y ha sido duramente criticada porvarios grupos de laoposición, recordando que las últimas reformas del edificio fueron financiadas con fondos mineros,lo que no ha sido razón para que el Sindicato Minero de UGT haya rechazado la medida,tal y como le planteaban algunos de sus trabajadores.

Alas ocho de la mañana de este lunescomenzó el traslado de enfermos desde algunas de las plantas del edificio, en medio de importantes medidas de seguridad, dado el delicado estado de salud de muchos de ellos y las dificultades para ser cambiados de lugar. Gran partede los enfermos iban 'encadenados' a sus bombonas de oxígeno, imprescindibles para respirar, lo quegeneraba enlos espectadores de la movilidad un sentimiento de improvisación. El traslado de otras plantas donde se alojan los pacientes más gravescontinuará en los próximos días ante los inconvenientes del estado de su enfermedad, con el miedo de algunos facultativos de que el transporte de los afectados pueda originarles algún agravamiento.

Por esta razón, han sido numerosas las protestas de los ingresados y de sus familias, aunque lo que más irritó a los pacientes fue comprobar cómo las puertas de urgencias del Instituto Nacional de Silicosis estaban cerradas y eran desviados hacia otras dependencias, con el esfuerzo añadido de tener que desplazarse conel obstáculo de su respiración entrecortada por los hachazos de la enfermedad.

Enfermos, pero, sobre todo, médicoshicieron también partícipe de su protesta al Sindicato Minero de UGT por no haber puesto pegas a un traslado que pone en cuestión la labor del hospital de Silicosis, a pesar de que los trabajadores afirman que solicitaron de la central, mayoritaria en el sector de la minería en Asturias, un posicionamiento en favor de los ingresados, muchos de los cuales fueron en su día mineros en activo y afiliados de esa organización. Los empleados del centro sanitariosólo obtuvieron el silencio a sus demandas.

Uno de los argumentos para recabar el apoyo de las organizaciones sindicales es el hecho de que con fondos mineros (pactados entre sindicatos y Gobierno central con motivo de las reestructuraciones en el sector) se han acometido diversas reformas en el hospital para mejorar las condiciones de habitabilidad y de investigación. Este mismo razonamiento fue utilizado por el presidente de Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, para oponerse a la decisión del Gobierno regional.

El partido de Cascos ha sido uno de los más batalladores contra el traslado del Silicosis y se ha mostrado partidario de actos de presión para abortar el mismo. Pero también Izquierda Unida se hadestapado contraria a esa decisión y su diputado nacional, Gaspar Llamazares, ha planteado al Gobierno de Mariano Rajoy que ponga en marcha medidas que sostengan el carácter de centro de referencia en todo el paíspara el Instituto Nacional de Silicosis, dada la importancia de su actuación en el tratamiento de las enfermedades pulmonares.

Desde el Gobierno de Asturias se imputa a los críticos con el cierre y el traslado del Silicosis desconocimiento o mala fe, puesto que el verdadero objetivo de la medida es mejorar las condiciones del centro y seguir tratando a los enfermos en el nuevo hospital. Pero, según indican los afectados, una cosa es la reordenación del centro y su adecuación aesta situación y otra es la eliminación de las urgencias, las hospitalizaciones y la propia existencia de una UVIen su organigrama, lo que genera grandes incertidumbres entre los enfermos y sus allegados.