El Congreso hará inventario de los tiros de Tejero y exhibirá la rejilla agujereada

Han desaparecido seis impactos de bala, pero aún quedan otros 29 en la bóveda del hemiciclo del Congreso de los Diputados que la Cámara va a proteger ahora de forma especial tras el ‘esmero’ que pusieron los operarios de Dragados en el techo de la zona de prensa del hemiciclo.

La institución que dirige Jesús Posada ha decidido que, para que descuidos así no vuelvan a suceder en el futuro, se procederá a inventariar los 29 impactos que aún permanecen indelebles sobre las cabezas de sus señorías. La labor se la han encomendado a los servicios técnicos de la Cámara, con el fin de que se deje datado por escrito el emplazamiento exacto de cada disparo y para que posibles reformas que se puedan llevar a cabo en el futuro no pongan en peligro esta huella tan importante de la historia.

Los últimos invitados ilustres que han visto de primera mano los estragos de la intentona golpista de Tejero han sido los reyes de Holanda, que visitaron ayer el Congreso de los Diputados como parte de la agenda oficial de la visita que han realizado a España. A ellos, Posada les explicó que, durante el golpe de Estado, él era gobernador civil de Huelva y que, por tanto, es uno de los más interesados en que estos impactos sigan tal y como están por muchas generaciones. Posada les contó también el desgraciado incidente ocurrido con la tormenta de la semana pasada, que ha servido, a la postre, para descubrir la pérdida de cinco de esas huellas.

Esos cinco vestigios corresponden a la ráfaga inicial con la que Tejero atemorizó a los diputados desde la tribuna del hemiciclo el 23 de febrero de 1981, mientras se debatía la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. Un sexto disparo, sin embargo, fue a parar a una rejilla de ventilación ahora sustituida con las reformas llevadas a cabo por Dragados.

Fuentes del Congreso explican a este diario que, en compensación con lo ocurrido, la Cámara está pensando en nuevas medidas con las que potenciar su propia memoria histórica y que, por eso, esa rejilla de ventilación agujereada se va a exhibir, próximamente, en los propios salones y pasillos del Congreso, tal y como se exponen en la actualidad bustos de parlamentarios insignes del pasado u otros objetos como el escritorio de la diputada de la República Clara Campoamor. La rejilla del 23-F irá acompañada de una placa en la que se explique su historia.

La vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, explicó ayer también a los periodistas que las filtraciones de agua de la semana pasada que obligaron a aplazar la sesión de control obligarán a hacer una nueva reforma de la segunda planta del hemiciclo. Nuevas obras que nada tienen que ver con la llevada a cabo por Dragados y que, por tanto, se tendrán que presupuestar. Villalobos contó también que existe una anécdota que corre por el Congreso de los Diputados, pero que no se sabe muy bien si es cierta, que asegura que un periodista se llevó de recuerdo hace 30 años un casquillo de bala de uno de los disparos de Tejero. Un casquillo que, de existir, tendría ahora más valor que nunca como parte de la memoria viva de la Cámara.