Así fueron las 19 horas de Blesa entre rejas

19 horas. Ese es el tiempo que ha pasado Miguel Blesa en la cárcel después de que el juez decretase este jueves la prisión provisional con fianza al expresidente de Caja Madrid por las graves irregularidades cometidas en la compra del City National Bank de Florida. 19 horas detenido en el módulo de ingresos de la prisión de Soto del Real durante las cuales el exbanquero recibió cierto trato diferencial, según destacan fuentes conocedoras de la situación.  

Blesa descubrió el impacto de encontrarse entre rejas a las 23:45 de la noche del jueves, cuando un furgón de la Guardia Civil le trasladó, en compañía de otros presidiarios, hasta la cárcel madrileña. Tras pasar el protocolo habitual (toma de huellas y filiación) y el rutinario reconocimiento en el centro médico de la prisión, el exbanquero fue internado en el modulo de ingresos para pasar su primera noche en la cárcel. Solo en su celda, de apenas 10 metros cuadrados, Blesa debió acordarse de su antiguo amigo Gerardo Díaz Ferrán, ingresado en ese mismo centro penitenciario desde diciembre de 2012. En la quietud de la noche, al reflexionar sobre su suerte, debió recordar que el expresidente de la CEOE sufrió un ataque de ansiedad el día de su internamiento.   

Al día siguiente, ya viernes, mientras el exbanquero desayunaba en su celda, sus abogados y familiares se afanaban en reunir los 2,5 millones de fianza impuestos por el magistrado Elpidio José Silva. Fue una mañana tan agitada como infructuosa. Una agitación que colisionaba frontalmente con la tranquilidad que despedían Blesa y su defensa el jueves, cuando fue llamado a declarar de urgencia. 

En los pasillos del juzgado, mientras esperaba durante horas para enfrentarse al juez, el expresidente de Caja Madrid charlaba distendido, incluso bromeaba con los allí presentes. Con su verborrea encubría el verdadero mensaje: “Sí, sé que iré a prisión, el daño está hecho, pero también sé que no pasaré el fin de semana entre rejas”. Sin embargo, este viernes, cuando a las 15:00 horas el Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid cerró sus puertas, aún no había noticias sobre que nadie hubiera depositado su fianza. 

Unas horas después, cuando Blesa ya había disfrutado de su segunda comida en prisión y mientras el centro preparaba a los reclusos que quedarían en libertad el día de ayer, los abogados depositaban los 2,5 millones en el juzgado de guardia (el 53) y enviaban, in extremis, un mandamiento a Soto del Real. El expresidente de Caja Madrid se libraba por los pelos de pasar el fin de semana entre rejas. Después de que le informaran de que se había reunido la fianza, Blesa esperó a que fueran a recogerle en una sala independiente, desde la que realizó una llamada con su teléfono móvil, un trato diferente al que reciben otros presos, pese a que instituciones penitenciarias ha insistido en que no recibió ninguna consideración especial o favor durante su corta estancia en la cárcel.

Los dos abogados del exbanquero llegaron a Soto del Real las 18:25 de la tarde en un Rover azul oscuro. El expresidente de la entidad madrileña abandonó la prisión por una puerta que no se utiliza habitualmente, con lo que se evitó el paseíllo de 100 metros desde la entrada principal y su exposición a las cámaras. Salió por la puerta de atrás con una bolsa de viaje negra, vestido con vaqueros y un jersey oscuro, antes de desaparecer en el interior del vehículo. Había tardado menos de 24 horas en reunir la caución que le impuso el juez para eludir su ingreso en prisión provisional. 19 horas entre rejas por una operación que, según el auto del magistrado, provocó pérdidas de 500 millones a Caja Madrid.