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El declive de la saga de los Martínez Nuñez
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HOY VENDEN HOTELES POR UN EURO Y PAGAN FIANZAS DE UN MILLÓN

El declive de la saga de los Martínez Nuñez

“Personaje es acción”, escribió antes de morir, en el reverso de un folio de su novela inacabada, el escritor Scott Fitzgerald. Los cuatro personajes de esta

Foto: El declive de la saga de los Martínez Nuñez
El declive de la saga de los Martínez Nuñez

“Personaje es acción”, escribió antes de morir, en el reverso de un folio de su novela inacabada, el escritor Scott Fitzgerald. Los cuatro personajes de esta historia son acción. José Luis Martínez Parra, hijo de un empresario que fue investigado hace una década por tramar el asesinato de un conselleiro de la Xunta. Angel de Cabo, comprador de empresas en quiebra, también investigado aquí, e implicado hace no mucho, junto a Gerardo Díaz Ferrán, por el caso Marsans. El también detenido A. Cuevas, hijo del que fuera durante 23 años presidente de la CEOE, José María Cuevas. Y el juez del caso, José Antonio Vázquez Taín, que fue en 2003 el responsable de la incautación del 60% de la droga apresada en España. Personaje es acción.

La operación Troya investiga una presunta trama de blanqueo de dinero. El juez sospecha que el entramado de empresas de José Martínez Núñez está siendo malvendido con el fin de lavar capital de dudosa procedencia. Dieciséis detenidos en toda España. El jueves, el hijo de Martínez Núñez salía en libertad bajo la nada despreciable fianza de un millón de euros. El detonante que llevó al juez a sospechar que la presunta banda estaba desarrollando actividades fraudulentas fue la venta de tres hoteles: el Gran Hotel de Lugo, el Gran Hotel de Santiago y el Hotel San Martín de Ourense. El precio que pagó el conseguidor Angel del Cabo resulta sospechoso: un euro.

La saga de los Martínez Núñez está en franco declive, y en su caída recuerda su actividad muy vinculada en tiempos al PP. Este constructor leonés de 83 años fue uno de los grandes apoyos del fundador del partido conservador, Manuel Fraga, a su llegada a Galicia. Financió generosamente las campañas del León de Villalba. Sin tapujos. En aquella época las aportaciones particulares a los partidos no estaban tan restringidas como ahora. Y comenzó su declive cuando se vio envuelto en una de las historias más rocambolescas de la historia de la democracia: un presunto intento de magnicidio. Si se puede calificar de magnicidio el asesinato de un conselleiro. En este caso, quizá sí. La víctima iba a ser el delfín de Fraga entonces, el ya fallecido Xosé Cuiña Crespo. Conselleiro de Obras Públicas. Capaz de conseguir, durante su mandato, que su madre septuagenaria, Isolina Crespo, erigiera desde una pequeña empresa de aluminios rural un holding con negocios en varios continentes, y que facturaba anualmente más de mil millones de pesetas de las de entonces.

La historia, como todas las negras, comienza con un cadáver. Un día de noviembre de 1999 un venezolano, Rafael Wolfang Pérez Álvarez, apareció ahorcado en su casa de León. Por supuesto, dejó una nota. No en vano, Wolfang había trabajado en una agencia de detectives, y los detectives nunca mueren de vulgaridad. En la carta decía que había participado en varios sabotajes, con explosivos, contra intereses de un rival empresarial de Martínez Núñez. Volaron una planta de hormigón, almacenes y parte de la vivienda de Sindo Castro. Según la versión de Wolfang, este había contratado a la agencia D´Ajenti, en la que el suicida había trabajado, para planificar los atentados. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil se tomó bastante en serio la carta, ya que otro de los trabajadores de la agencia de detectives estaba entonces acusado de un doble asesinato. Y tampoco despreció investigar la veracidad de uno de los últimos párrafos de la misiva: en él, Wolfang revelaba otro de los encargos de Martínez Núñez a D´Ajenti: el asesinato del conselleiro Xosé Cuiña.

Cuiña y Martínez Núñez se habían enfrentado en 1992 por un asunto de 300 millones de pesetas. El empresario había recriminado al conselleiro que no hubiera otorgado a su constructora la concesión de una obra por ese valor en una carretera pontevedresa. Llegaron a las manos. El empresario salió a empellones de la Consellería, como bien glosaron las crónicas de entonces.

El 17 de noviembre de 1999 un alto mando de la Guardia Civil llamó a Cuiña para comunicarle que había sido objeto de seguimientos. Y que era posible la existencia de un complot para asesinarlo. El conselleiro amenazado habló con los medios de comunicación para explicar el porqué de que alguien pudiera matarlo. Sin desmentir el rumor: "Puede que tenga bastante que ver con la imposibilidad de influir en determinadas decisiones de mi departamento. En 10 años, nadie puede levantar el dedo para decir que yo he actuado con arbitrariedad o en favor de alguien".

El caso terminó archivado. El juez calificó de “extrañas e incongruentes” las circunstancias del caso. Xosé Cuiña murió de muerte natural el día de los inocentes de 2007.

Por su parte, Martínez Núñez sí fue condenado por los sabotajes contra su rival, y tuvo que pagarle una multa de 550.000 euros. Después, su constructora, Teconsa, fue vinculada a la trama Gürtel, aunque la causa fue sobreseída.  Esta empresa suspendió pagos en 2009. Ahora, Martínez Núñez vende grandes hoteles por un euro. Y sus hijos (Taín detuvo a dos) pagan fianzas de un millón. Ya no hace de penas pan, como decía Quevedo, el dinero.

“Personaje es acción”, escribió antes de morir, en el reverso de un folio de su novela inacabada, el escritor Scott Fitzgerald. Los cuatro personajes de esta historia son acción. José Luis Martínez Parra, hijo de un empresario que fue investigado hace una década por tramar el asesinato de un conselleiro de la Xunta. Angel de Cabo, comprador de empresas en quiebra, también investigado aquí, e implicado hace no mucho, junto a Gerardo Díaz Ferrán, por el caso Marsans. El también detenido A. Cuevas, hijo del que fuera durante 23 años presidente de la CEOE, José María Cuevas. Y el juez del caso, José Antonio Vázquez Taín, que fue en 2003 el responsable de la incautación del 60% de la droga apresada en España. Personaje es acción.