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Gallardón asesta la puntilla a un CGPJ cada vez más dividido y desprestigiado
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LAS ASOCIACIONES INSISTEN EN LA HUELGA

Gallardón asesta la puntilla a un CGPJ cada vez más dividido y desprestigiado

Alberto Ruiz-Gallardón sigue con su hoja de ruta y nada ni nadie le van a hacer cambiar su esquema de reformas en la Justicia. El ministro

Foto: Gallardón asesta la puntilla a un CGPJ cada vez más dividido y desprestigiado
Gallardón asesta la puntilla a un CGPJ cada vez más dividido y desprestigiado

Alberto Ruiz-Gallardón sigue con su hoja de ruta y nada ni nadie le van a hacer cambiar su esquema de reformas en la Justicia. El ministro asesta un nuevo golpe al Poder Judicial al modificar la composición y funciones del órgano de los jueces. Y lo hace en el momento más oportuno, en medio de un CGPJ dividido y enfrentado.

El titular de Justicia ha dado un duro varapalo no sólo al Consejo General del Poder Judicial, sino a las asociaciones judiciales, que llevan meses avisando a Ruiz Gallardón de que, si aprobaba esta reforma, irían a la huelga en enero para protestar contra su intención de subordinar el Poder Judicial al Poder Ejecutivo.

La reforma del CGPJ aprobada ayer por el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio de Justicia, limita la intervención de las asociaciones judiciales en los nombramientos de los vocales, resta potestad al órgano y le retira la autonomía presupuestaria.

El ministro ha jugado con dos frentes. Uno, el de las asociaciones, con las que tiene abierta una batalla campal que puede acabar en huelga el próximo mes. Ruiz Gallardón se ha propuesto no ceder ni un ápice ante las advertencias de éstas, indignadas por la reforma tanto del CGPJ como de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), que les quita días de libre disposición y elimina, prácticamente, la figura de los jueces sustitutos, siendo los propios titulares quienes deberán hacer frente de su carga de trabajo.

Para Ruiz Gallardón, las asociaciones no son sus interlocutoras válidas y no tiene que negociar nada con ellas. En este ambiente, el ministro ha optado por hacer realidad su amenaza y ha aprobado la reforma del CGPJ.

Los pasos estaban bien estudiados. El titular de Justicia aprovechó la peor crisis que ha vivido el órgano de los jueces, con la dimisión de Carlos Dívar, para anunciar una reforma estructural de la institución. Una vez que se hicieron públicos los viajes personales del presidente a cargo de Consejo, Gallardón vio camino libre para anunciar una reforma que, para muchos, limita las funciones del órgano y lo deja al pie de los caballos del Gobierno. Y el ministro ha dado la puntilla en el momento idóneo: tras la polémica de los viajes en turista del actual presidente, Moliner, que ha conseguido que el actual Consejo tenga peor fama que el anterior.

La politización del órgano era y es patente. Cuando hace cuatro años se nombró a los nuevos vocales, todos ellos tenían el firme propósito de mejorar la institución y dar una imagen de bloque y unión. Inicialmente lo consiguieron y evitaron dislates en situaciones tan complejas como la del ‘caso Mariluz’, cuando la pequeña murió a manos de Santiago del Valle, en libertad tras un error judicial por la sobrecarga de un juez que no ordenó que se ejecutara otra condena impuesta a este asesino.

Sin embargo, los enfrentamientos dentro del Consejo fueron en aumento hasta que explotó con el ‘caso Dívar’. Gran parte de los vocales estaban en contra del papel que Dívar estaba desempeñando en el Consejo. Su figura, más institucional que práctica, no sentaba bien a sus compañeros de edificio. Su falta de interés por todos los asuntos que rodeaban al Consejo hizo que algunos vocales tomaran la firme decisión de sacarle de la presidencia. Uno de ellos, José Manuel Gómez Benítez, presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado, por los viajes privados que el presidente estaba disfrutando a costa de las cuentas del Consejo. Dentro de la carrera judicial, la imagen del CGPJ se desgastó aún más perdiendo la confianza de muchos de sus compañeros.

El escándalo, público y notorio, forzó lal dimisión de Dívar. A raíz de este suceso, la situación dentro del Consejo, según algunos vocales, ha empeorado. Ha habido un cambio en la balanza de poder y quienes antes llevaban la batuta, cuando Dívar era presidente, se han quedado sin voz en la etapa de Gonzalo Moliner.

El Consejo, con estos vocales, tiene de vida hasta septiembre, cuando se aplicará la nueva reforma de Gallardón y el órgano de los jueces deje de ser lo que ha sido hasta ahora. Entonces, probablemente, se producirá la derrota definitiva y el sometimiento de un órgano que ha sido incapaz de enfrentarse unido al ministro.

Alberto Ruiz-Gallardón sigue con su hoja de ruta y nada ni nadie le van a hacer cambiar su esquema de reformas en la Justicia. El ministro asesta un nuevo golpe al Poder Judicial al modificar la composición y funciones del órgano de los jueces. Y lo hace en el momento más oportuno, en medio de un CGPJ dividido y enfrentado.

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