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La princesa Corinna agita el debate sobre la agenda privada de Don Juan Carlos
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LA AMISTAD DEL REY CON SAYN-WITTGENSTEIN, OTRO QUEBRADERO DE CABEZA PARA LA ZARZUELA

La princesa Corinna agita el debate sobre la agenda privada de Don Juan Carlos

El annus horribilis que vive la Casa del Rey parece no tener fin. Cuando los rescoldos dejados por la cacería del monarca en Botsuana aún siguen calientes,

Foto: La princesa Corinna agita el debate sobre la agenda privada de Don Juan Carlos
La princesa Corinna agita el debate sobre la agenda privada de Don Juan Carlos

El annus horribilis que vive la Casa del Rey parece no tener fin. Cuando los rescoldos dejados por la cacería del monarca en Botsuana aún siguen calientes, una nueva hoguera ha vuelto a avivar las llamas de la polémica. La princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga de Don Juan Carlos, ha irrumpido en el peor momento en el debate sobre los límites de la agenda privada del jefe del Estado, abierto, precisamente, a raíz de su safari en África, costeado por el empresario de origen árabe Mohamed Eyad Kayali -como adelantó en exclusiva El Confidencial- y del que no fue informado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.  

¿Qué quiso decir el Rey cuando, tras admitir públicamente el miércoles que se había "equivocado", añadió que "no volverá a ocurrir"? ¿Se refería a que se han acabado para siempre los lujosos safaris, como el de la semana pasada en Botsuana o antes en la vecina Zimbabue? ¿A que informará siempre de su paradero al presidente del Gobierno? ¿Tal vez a que su agenda privada será a partir de ahora más transparente? ¿Era un compromiso de que en el futuro antepondrá siempre sus responsabilidades como jefe del Estado -la cacería de elefantes coincidió con el asalto de Argentina a Repsol-YPF y el repunte de la crisis de deuda en España- a sus ratos de ocio? ¿Quizá dejó entrever el monarca que pondría fin a su amistad con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que le acompañó a Botsuana?    

Don Juan Carlos no lo aclaró. Y ayer el periódico Bild Zeitung, el de mayor circulación de Alemania, salía a la calle con una portada explosiva que conmocionó a  La Zarzuela. Sobre sendas fotografías del Rey y Sayn-Wittgenstein, este titular: "¿Ama a esta princesa alemana el rey Juan Carlos?". Para más inri, el diario El País aseguraba, citando fuentes oficiales, que el monarca "no renunciará" a sus "amistades personales", entre ellas "la que mantiene desde hace años" con la princesa Corinna, a la que se refería, como también adelantó El Confidencial, como "empresaria y organizadora de safaris".

"¿Cómo no nos va a preocupar?"

Un portavoz oficial de la Casa del Rey admitió ayer, a preguntas de este diario, que el reportaje publicado por el rotativo alemán Bild Zeitung ha causado alarma en La Zarzuela. "¿Cómo no nos va a preocupar?", se preguntó. Pero, a continuación, desmintió rotundamente la información difundida por El País: "Ninguna fuente oficial de esta casa ha dicho que el Rey vaya a conservar o renunciar a esta o aquella amistad. Es falso, sencillamente porque la Casa del Rey jamás hace comentarios sobre la vida privada de Su Majestad".

El diario de Prisa también sostenía que a partir de ahora, y tras la profunda crisis provocada por la cacería en Botsuana, que ha sacudido los cimientos de la Corona, la Casa del Rey va a imprimir un "cambio de rumbo" en la agenda privada de Don Juan Carlos, que pasaría por "dar explicaciones de dónde está aunque para ello no sea necesario decir con quién". Una afirmación que fue también rechazada de plano por el mismo portavoz de La Zarzuela. "Es impensable que el Rey abra y dé a conocer su agenda privada", puntualizó. "Lo que estamos estudiando es una fórmula para que el Gobierno sepa en todo momento dónde está Su Majestad, pero esa información no será pública".   

El annus horribilis que vive la Casa del Rey parece no tener fin. Cuando los rescoldos dejados por la cacería del monarca en Botsuana aún siguen calientes, una nueva hoguera ha vuelto a avivar las llamas de la polémica. La princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga de Don Juan Carlos, ha irrumpido en el peor momento en el debate sobre los límites de la agenda privada del jefe del Estado, abierto, precisamente, a raíz de su safari en África, costeado por el empresario de origen árabe Mohamed Eyad Kayali -como adelantó en exclusiva El Confidencial- y del que no fue informado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.