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Rajoy se ceba con un Rubalcaba lastrado por la herencia de Zapatero
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LA DEFENSA DE LA REFORMA DE LA LEY DEL ABORTO RECONCILIA A GALLARDÓN CON EL PP

Rajoy se ceba con un Rubalcaba lastrado por la herencia de Zapatero

Mariano Rajoy cumplió sus propias expectativas en el primer pleno de control del Congreso al que se sometía su Gobierno. "Estoy muy contento", accedió a comentar

Foto: Rajoy se ceba con un Rubalcaba lastrado por la herencia de Zapatero
Rajoy se ceba con un Rubalcaba lastrado por la herencia de Zapatero

Mariano Rajoy cumplió sus propias expectativas en el primer pleno de control del Congreso al que se sometía su Gobierno. "Estoy muy contento", accedió a comentar en los pasillos cuando abandonaba la Cámara después de recrearse en el argumentario de reformismo frente a la crisis y mostrarse suelto y confiado ante los portavoces de la oposición. Fue un paseo ante los nacionalistas constructivos como Duran, el radicalismo extremo de los grupos menores y un Rubalcaba voluntarioso pero lastrado para la crítica por la ruinosa herencia que deja el PSOE. El presidente del Gobierno dejó el Congreso convencido de que dará "un vuelco" a la situación con sus reformas.

Rajoy recuperó sus mejores armas políticas, las de parlamentario, en un pleno convocado para explicar los resultados del último Consejo Europeo que aprovechó para convertirlo en una sesión dedicada a la defensa de sus primera medidas contra la crisis económica. El presidente del Gobierno adoptó un tono pedagógico, casi paternal, y un tanto irónico para responder a todos y cada uno de los portavoces de la oposición. El mismo estilo con el que luego despachó las preguntas del pleno de control.

El jefe del Ejecutivo solamente se tomó en serio las propuestas y matizaciones del representante de CiU, muy constructivo en todo momento. Los demás se quedaron en cuestiones de principios ideológicos o argumentos de mitin y consumo interno de los partidos que sirvieron al jefe del Ejecutivo para lucirse. "Yo también soy español y defiendo la Constitución", replicó a Rosa Díez, empeñada en presentarse como campeona del sentimiento nacional.

Aunque el hilo del discurso y las posteriores intervenciones fue siempre el mismo ("estamos mal", el paro va a crecer y por eso hay que hacer reformas), Rajoy relajó el ambiente con ironías para todos: "No ha tenido usted un detalle", "Es usted un hombre de poca fe", "Se queja de que no conocer la reforma laboral y luego la pone de vuelta y media".

Con Alfredo Pérez Rubalcaba apareció el problema de fondo. El nuevo jefe de la oposición y secretario general del PSOE amaga con dar marcha atrás en el compromiso suscrito la pasada legislatura entre el PP y Zapatero para desarrollar la ley de estabilidad presupuestaria, el pacto antidéficit de desarrollo constitucional. Rubalcaba necesita asentarse al frente de su partido, tiene que presentarse como un duro opositor y no está para ponerse como ejemplo de buen gestor económico: la herencia le hunde en cada crítica.

El jefe del Ejecutivo estuvo tan cómodo en la tribuna del Congreso y se iba tan satisfecho que hasta se paró a comentar la sesión a la salida para insistir en que el Gobierno "hará una buena reforma laboral" y también para pedir tiempo para que sus medidas económicas den frutos: "La situación es difícil y las medidas tardarán en producir efectos". El mensaje resultó claro: 2012 será un mal año, crecerá aun más el desempleo y toca hacer más sacrificios para que la crisis toque fondo y se pueda remontar a partir de 2013.

Rajoy se fue enseguida a La Moncloa. Soraya Sáenz de Santamaría tuvo su primer "mano a mano" como vicepresidenta del Gobierno frente al portavoz (por esta semana) del PSOE: el repetidor José Antonio Alonso. "Hemos hecho más en siete semanas que ustedes en siete años", le soltó la "número dos" del Gobierno socialista en defensa unas reformas, como la del sector bancario, que Zapatero no se atrevió o no supo acometer.

Pero el ministro que más se lució en la jornada, si se mide en los aplausos de los diputados, fue Alberto Ruiz-Gallardón. Le sacó la diputada socialista Carmen Montón la anunciada reforma de la ley del aborto para presentarlo como una regresión "para las mujeres" y sus derechos. El ministro le replicó con un torrente de argumentos jurídicos, políticos y de principios, más una vehemencia en la oratoria propia del personaje que la parlamentaria del PSOE quedó demudada. El Grupo Popular en pleno prorrumpió en ovaciones ante el Gallardón más fiel a la doctrina oficial del partido (tocaba después del lío creado a cuenta del matrimonio homosexual). Si Rajoy se crece en el Parlamento, Ruiz-Gallardón resulta igual de brillante en la heterodoxia como en la disciplina.

Mariano Rajoy cumplió sus propias expectativas en el primer pleno de control del Congreso al que se sometía su Gobierno. "Estoy muy contento", accedió a comentar en los pasillos cuando abandonaba la Cámara después de recrearse en el argumentario de reformismo frente a la crisis y mostrarse suelto y confiado ante los portavoces de la oposición. Fue un paseo ante los nacionalistas constructivos como Duran, el radicalismo extremo de los grupos menores y un Rubalcaba voluntarioso pero lastrado para la crítica por la ruinosa herencia que deja el PSOE. El presidente del Gobierno dejó el Congreso convencido de que dará "un vuelco" a la situación con sus reformas.

Mariano Rajoy Alfredo Pérez Rubalcaba