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El Gobierno rescata para Adif al hombre que evitó que Valencia descarrilara
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VERDEGUER GESTIONÓ EN MADRID EL CRÉDITO DEL ICO QUE EVITÓ EL ‘DEFAULT’

El Gobierno rescata para Adif al hombre que evitó que Valencia descarrilara

El nuevo presidente de Adif, encargado de gestionar las proyectadas líneas de AVE con un magro presupuesto fruto de los recortes, ya sabe lo que es

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El Gobierno rescata para Adif al hombre que evitó que Valencia descarrilara

El nuevo presidente de Adif, encargado de gestionar las proyectadas líneas de AVE con un magro presupuesto fruto de los recortes, ya sabe lo que es evitar que una Comunidad, la valenciana, descarrile por la bancarrota. Enrique Verdeguer, en menos de siete meses, ha tenido que gestionar el gigantismo de las empresas públicas valencianas, afrontar toda la política de recortes y, finalmente, negociar contrarreloj a final de año para evitar que el Deutsche Bank ejecutara un crédito que hubiera provocado el ‘default’ de Valencia.

Verdeguer fue llamado por Camps, a punto de su dimisión por la ‘Gürtel’, el pasado mes de junio para ocuparse de la Consejería de Economía e Industria de la Generalitat y sustituir a Gerardo Camps. Los que le conocen aseguran que este funcionario, criado profesionalmente en el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), nunca llegó a imaginar lo que se encontraría en las tripas de la Consejería, aunque desde el primer momento supo que su destino era provisional y, su misión, poco más que la de un bombero que intenta evitar a toda prisa que el incendio de la ruina se extendiera. Por ello, ni su mujer ni sus hijos se mudaron a la capital del Turia.

Vivió en directo la dimisión de Francisco Camps en el mes de julio y fue confirmado por Alberto Fabra, con el pleno respaldo de Madrid, para intentar sanear las depauperadas cuentas e intentar lograr efectivo con el que hacer frente a los pagos a proveedores. El resultado, un plan de medidas de ajuste para ahorrar 865 millones en 2012: 6,7 millones en sueldos, alquileres y suministros; 13 millones más en un Plan de Eficiencia Energética; y, el grueso, más de 800 millones en la reestructuración del sector público, tanto de empresas como fundaciones. Se trataba del gran ‘tijeretazo’ del derroche público que pondría fin a la época del dispendio y que afectará a todos los ámbitos de la Comunidad, desde la Fórmula 1 a los eventos de Vela, pasando por el ERE en la Televisión Autonómica.

Fracasó en su intento de una emisión de bonos que sólo cubrió el 60% de los 1.800 millones necesarios, con lo que el ICO, bajo Gobierno socialista aún, ya tuvo que acudir al rescate de Valencia. Pero el final de año fue una carrera contra el tiempo para evitar la quiebra: Verdeguer en persona negoció en Madrid el apoyo del Gobierno, otra vez a través del Instituto de Crédito Oficial, para evitar el ‘default’. El Ejecutivo de Fabra debía 123 millones al Deutsche y no tenía liquidez: fue el Tesoro el que anticipó el dinero, según reconoció la propia Generalitat, y el instituto público arrastró a otros cuatro bancos para refinanciar esta deuda y sumarla a la anterior.

La participación del ICO sirvió para atraer a esas entidades privadas, que eran reticentes a entrar en el préstamo, pues lanzó el mensaje de que el Estado no iba a permitir que la Generalitat Valenciana incurriera en impago, el gran temor de sus acreedores. En todo caso, no ha sido suficiente para que la línea de crédito tuviera unas condiciones menos duras ni para alargar su plazo siquiera hasta los seis meses. De hecho, Moody's bajó el rating a Valencia.

El trajín fue demasiado para el ‘bombero’ Verdeguer, que, en algunos de los viajes a Madrid para negociar la ayuda del ICO, pidió socorro a Génova: había cumplido, había recortado el sector público y había evitado la bancarrota valenciana. Ahora, quería un destino más tranquilo. Algo de lo que no hizo partícipe ni siquiera a Alberto Fabra, el presidente de la Generalitat, que hace apenas diez días remodelaba su Gobierno por la salida del mismo de la vicepresidenta Sánchez de León sin saber que también su consejero de Economía había pedido el cambio.

Y ayer, el Consejo de Ministros le nombró presidente de Adif. Allí, gestionar los proyectos de AVE o el corredor ferroviario con un presupuesto menguante le parecerá un retiro vacacional comparado con los siete meses que ha pasado entre Valencia y Madrid intentando evitar el descarrilamiento de toda una Autonomía.

El nuevo presidente de Adif, encargado de gestionar las proyectadas líneas de AVE con un magro presupuesto fruto de los recortes, ya sabe lo que es evitar que una Comunidad, la valenciana, descarrile por la bancarrota. Enrique Verdeguer, en menos de siete meses, ha tenido que gestionar el gigantismo de las empresas públicas valencianas, afrontar toda la política de recortes y, finalmente, negociar contrarreloj a final de año para evitar que el Deutsche Bank ejecutara un crédito que hubiera provocado el ‘default’ de Valencia.