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Así serán los 100 primeros días de gobierno de Mariano Rajoy
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LO PRIMERO QUE DEBERÁ HACER ES REUNIRSE CON LOS AGENTES ECONÓMICOS Y SOCIALES

Así serán los 100 primeros días de gobierno de Mariano Rajoy

“Estamos perdiendo el tiempo. Hasta que no haya elecciones no podremos afrontar las reformas que España necesita porque Zapatero no se va a atrever a tomar

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Así serán los 100 primeros días de gobierno de Mariano Rajoy

“Estamos perdiendo el tiempo. Hasta que no haya elecciones no podremos afrontar las reformas que España necesita porque Zapatero no se va a atrever a tomar las decisiones que la situación demanda”. Esta creencia común entre gran parte de los observadores económicos españoles, que es compartida por Rafael Pampillón, director de Análisis Económico de IE Business School, tiene una consecuencia directa, como es la necesidad imperiosa de que se convoquen elecciones, de manera que pueda ponerse al frente del país un gobierno que cuente con una legislatura de cuatro años por delante y con el respaldo reciente de las urnas. “Sólo en esas condiciones será posible hacer lo que hay que hacer”.

Sin embargo, no basta con nombrar un nuevo gobierno para que toda vaya bien, ya que la efectividad de las reformas va ligada a su velocidad. “Si Rajoy llega al poder y no actúa rápidamente tendrá problemas durante toda la legislatura. Pero si llega con los decretos preparados y los pone encima de la mesa en los primeros consejos de ministros, tendrá mucho ganado”. Los 100 primeros días serán clave, toda vez que en ese periodo “que es como de tregua, en el que todo el mundo se está acoplando”, habrá un margen de maniobra para actuar del que se carecerá después. Dado que oposición y sindicatos atizarán la conflictividad social, afirma Pampillón, el factor sorpresa es muy importante para poder tomar esas (duras) medidas que resultan imprescindibles.

Coincide Pablo Antonio Moreno, profesor de Economía política y Hacienda pública de la Universidad CEU San Pablo, para quien lo primero que debe hacer el nuevo gobierno es “reunirse  con todos los agentes económicos y sociales y detallarles el plan de medidas que deberán llevarse a cabo en tres áreas fundamentales, como son economía y empleo, estado de bienestar e infraestructuras”.  Lo ideal sería llegar a un consenso, pero se consiga o no, “hay que realizar reformas profundas y de gran alcance que nos ayuden a recuperar el tiempo perdido. España está hecha una basura y hemos de llevar a cabo una reestructuración que haga frente por completo al desgaste y a la desconfianza que ha generado el actual Gobierno”.

Para Moreno, el Ejecutivo de Zapatero ha gastado mucho dinero en cosas inútiles e ineficientes, por lo que lo primero que habría que hacer es contener un gasto que se ha disparado “por la existencia de ministerios absurdos como Igualdad y Vivienda o decisiones equivocadas como el Plan E”. Ajustar los presupuestos sería un primer paso para poder bajar los impuestos, ya que “nuestro estado de bienestar se ha caracterizado por una masiva regulación que se traduce en numerosos impuestos que están perjudicando a los españoles. Todo se grava de manera exagerada, y eso hay que cambiarlo”. También cree Moreno que sería imprescindible realizar cambios notorios en el mercado de trabajo, poniendo en marcha una sustancial reforma laboral.

Contradicciones que superar

Sin embargo, tomar medidas en esta dirección también tiene sus complicaciones, toda vez que hay una campaña electoral de por medio. Porque todos los análisis dan por descontada la victoria del PP, y eso es algo que nunca debe hacerse, señala Daniel Ureña, socio director de Mas Consulting. “Rajoy sabe esto muy bien y la maquinaria electoral de su partido ya está engrasada. El PSOE vive ahora una bicefalia que provoca que choquen los intereses del presidente gobierno/secretario general y los del candidato, pero el equipo de Rubalcaba ya ha puesto en marcha sus soportes electorales”.

En ese peculiar terreno de juego, ambos partidos tienen contradicciones que superar. Las del PSOE provienen de su actuación en el pasado, ya que por más que traten de separar a Rubalcaba de Zapatero, arrastran una gestión de la crisis que le lastra  notablemente. En un sentido, porque los gobiernos de los países europeos están sufriendo reveses electorales por el simple desgaste que supone estar al mando en un mal momento. En otro, porque las decisiones que han tomado los socialistas en los últimos años han dejado numerosos insatisfechos tanto por la derecha como por la izquierda.

La contradicción del PP tiene que ver con  el futuro que les espera, en tanto todo el mundo sabe que los populares harán reformas cuando lleguen al gobierno y saben también que si son sinceros en campaña pueden perder votos decisivos para llegar a Moncloa. Pero también pueden tener complicaciones si optan por negarlo y nada más hacerse cargo del gobierno toman decisiones que van en sentido contrario a lo prometido, ya que vivirán un notorio desgaste que dañaría un mandato que se prevé delicado.

Es un problema, además, muy difícil de evitar, ya que el PSOE, conocedor de la situación, tratará de subrayar durante la campaña que Rajoy tiene una agenda oculta que sólo mostrará cuando llegue al gobierno. Así lo cree Ureña, para quien  “los socialistas demandarán concreción a Rajoy para compararle con David Cameron y sus recortes, como ya hicieron durante las elecciones autonómicas y municipales de este año”. Como contraataque, el PP debería “centrarse en una campaña que genere confianza en Rajoy y en su equipo, un equipo que a su vez tiene que generar confianza sobre España en el contexto internacional”.

Estabilidad y certidumbre

Coincide con el diagnóstico Pampillón, para quien lo que ha de hacer el PP es emitir un discurso que hable de austeridad, seguridad jurídica y proyección al exterior de la economía española, con el que se genere confianza en un gobierno serio que va a traer estabilidad y certidumbre con las medidas que tome”. Sin embargo, disiente en la credibilidad que se otorga a lo dicho en la campaña. “Todo el mundo sabe que nunca se aplica el programa económico de los partidos. Ni Roosevelt en el 32 ni Reagan en el 80 ni Felipe González en el 82 hicieron lo que habían prometido. Es conocido que las elecciones se ganan por la izquierda y luego se gobierna por la derecha y al que se le ocurra pedir antes de las elecciones sangre, sudor y lágrimas va a salir perdiendo. Nadie va a decir, por ejemplo, que se va a subir el Iva, cuando es evidente que se va a hacer”.

Para Pampillón, que nadie se fije ya en el programa es coherente, además, porque influyen mucho más otros factores. “Sócrates era más solvente que Zapatero, y sin embargo está fuera del gobierno portugués: Sarkozy ha perdido en las municipales, Brown y Merkel están sufriendo reveses electorales y los republicanos ganaron el año pasado a los demócratas en EEUU. A los que están gobernando en una crisis nadie les respalda porque no han sabido, querido o podido sacarnos de ella”. En ese contexto, da igual el programa que se presente, porque “lo que la gente quiere es que gane alguien fuerte que tome las medidas adecuadas”.

La pregunta es si el PP hará lo que los entornos económicos esperan y si realmente están los populares preparados para tomar decisiones duras. Según Pampillón, hay señales que indican una respuesta afirmativa, ya que “incluso antes de tomar posesión los presidentes de las comunidades autónomas, Rajoy subrayó que iban a gobernar desde la austeridad  y desde el rigor presupuestario. Otra cosa es que todavía no se haya avanzado mucho en ese sentido, lo que está causado, asegura Pampillón, por las elecciones generales, “que tienen a todo el mundo con el freno de mano echado, desde Artur Mas hasta Cospedal. Los partidos saben que tienen que conseguir el mayor número posible de congresistas y que eso no se va a lograr tomando medidas impopulares, con lo que andan adoptando medidas de maquillaje, como reducir el gasto, pero poco más. Mas no va a recortar todavía lo que tiene que recortar, ni Cospedal tampoco”. Pero ese es un escenario temporal que desaparecerá una vez que las elecciones se hayan celebrado, cuando Rajoy pueda afrontar el futuro en las condiciones precisas.

En todo caso, señala Ureña, el escenario al que se enfrenta el próximo presidente del Gobierno va a ser muy atípico y no dependerá únicamente del contexto español. “La legislatura va a ser difícil y tendrá contestación social. Pero será responsabilidad del próximo presidente comunicar de una manera clara a los ciudadanos la situación en la que estamos y qué tenemos que hacer para superar esa situación para que esa contestación social quede minimizada”.

“Estamos perdiendo el tiempo. Hasta que no haya elecciones no podremos afrontar las reformas que España necesita porque Zapatero no se va a atrever a tomar las decisiones que la situación demanda”. Esta creencia común entre gran parte de los observadores económicos españoles, que es compartida por Rafael Pampillón, director de Análisis Económico de IE Business School, tiene una consecuencia directa, como es la necesidad imperiosa de que se convoquen elecciones, de manera que pueda ponerse al frente del país un gobierno que cuente con una legislatura de cuatro años por delante y con el respaldo reciente de las urnas. “Sólo en esas condiciones será posible hacer lo que hay que hacer”.

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