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La semana ‘horribilis’ de González-Sinde
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La semana ‘horribilis’ de González-Sinde

González-Sinde lo está pasando mal. Esta no ha sido su mejor semana. Después de presentar su nuevo proyecto pro derechos de autor y ver cómo éste

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La semana ‘horribilis’ de González-Sinde

González-Sinde lo está pasando mal. Esta no ha sido su mejor semana. Después de presentar su nuevo proyecto pro derechos de autor y ver cómo éste se desploma antes de que se inicie el trámite parlamentario, el panorama se presenta adverso. Los de su partido, están disgustados porque el párrafo introducido por el Ministerio de Cultura dentro del Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible ha bastando para arruinar la imagen del conjunto. La oposición considera suficiente la desautorización de Zapatero como para que Sinde desaparezca de escena. Y, por si esto fuera poco, los internautas, cansados de ver cómo todos deciden por ellos sin consultarles, han desencadenado una ola de protestas que ya forman parte de la galería de las peores crisis sufridas por el Ejecutivo.

Gracias al Paquete Telecom, aprobado hace unas semanas en el Parlamento Europeo, ahora cada país de la Unión es libre de decidir si “cortar Internet” requiere o no orden judicial. Con esto en las manos, el gabinete de Cultura presentó el pasado martes su nuevo proyecto de Ley de Propiedad Intelectual con intención de poder cerrar páginas web desde el Ministerio, al margen del Poder Judicial. Sinde no vio, o no quiso ver, que para que baste una decisión administrativa para cerrar una web es necesario cambiar primero otros puntos de la Constitución.

Zapatero aseguró el jueves por la tarde la inviabilidad legal del proyecto y lo excusó asegurando que todo era un completo “malentendido”. El párrafo más controvertido de la ley es la creación de una comisión con poderes y competencia para secuestrar publicaciones online sin autorización judicial previa. Ni el PSOE, ni el PP, ni las asociaciones de Internet están por la labor de permitir que esto suceda. Mientras, la SGAE y otros organismos (principalmente el Gobierno de los EEUU) presionan para que el anteproyecto siga adelante, y que este paraíso de las descargas, que consideran España, caiga con todo su peso.

Pero la que más pesa en el Gobierno ahora es Sinde. Según aseguraron ayer en la Cadena Ser fuentes de su entorno, la ministra no piensa en dimitir, aunque tampoco oculta su pesar por la desautorización de su jefe de Gobierno. De hecho, aunque este viernes haya aparentado normalidad en el Consejo de Ministros, Sinde está más que afectada.

De la Vega salió después en su defensa, y en la rueda de prensa posterior al Consejo, descartó que Sinde se haya planteado dimitir. "La cuestión no debe ser enfocada como un enfrentamiento entre dos bandos, ya que de lo que hablamos es de armonizar derechos e intereses vinculados a la Red y la propiedad intelectual", señaló la vicepresidente. Pero esos dos frentes existen y se muestran irreconciliables. Ayer a la tarde-noche, muchas ciudades, incluidas Madrid y Barcelona, acogieron concentraciones contra la propuesta de ley del Gobierno.

Sinde nada entre dos agua. Dividida entre un lobby de autores, músicos y cineastas que llevan desde que llegó a la Cartera reclamando lo que consideran suyo, y una gran masa social que ha entrado en cólera ante lo que considera una violación de los derechos fundamentales. En medio de esta lucha de poder se halla una ministra perdida. A su lado, un Gobierno que, por mucho que lo posponga, antes o después va a tener que elegir su bando.

González-Sinde lo está pasando mal. Esta no ha sido su mejor semana. Después de presentar su nuevo proyecto pro derechos de autor y ver cómo éste se desploma antes de que se inicie el trámite parlamentario, el panorama se presenta adverso. Los de su partido, están disgustados porque el párrafo introducido por el Ministerio de Cultura dentro del Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible ha bastando para arruinar la imagen del conjunto. La oposición considera suficiente la desautorización de Zapatero como para que Sinde desaparezca de escena. Y, por si esto fuera poco, los internautas, cansados de ver cómo todos deciden por ellos sin consultarles, han desencadenado una ola de protestas que ya forman parte de la galería de las peores crisis sufridas por el Ejecutivo.

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