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El escándalo del Palau de la Música: decenas de ‘enchufados’ y dos Mercedes 500
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LA ‘GAUCHE DIVINE’ COPA LA CÚPULA DE LA CENTENARIA INSTITUCIÓN

El escándalo del Palau de la Música: decenas de ‘enchufados’ y dos Mercedes 500

“Toda la gente se quedó con la boca abierta”. Así de claro se expresa uno de los asistentes a la reunión de la junta del Palau

Toda la gente se quedó con la boca abierta”. Así de claro se expresa uno de los asistentes a la reunión de la junta del Palau de la Música de Barcelona celebrada el jueves. El motivo no era otro que algunos retazos de la gestión que había realizado la anterior cúpula que encabezaba Fèlix Millet, que presentó su dimisión el 27 de julio después de que el juzgado ordenase el registro de las dependencias de la emblemática institución por supuesto desvío de fondos por un monto total de 2,3 millones de euros.

La fuente indicada señala que “el problema es que parece ser que Millet y sus adláteres confundieron el patrimonio de la institución con el suyo particular y por ello, cuando comenzaron a salir algunos datos, todos nos sentimos traicionados”. Entre ellos, por ejemplo, la compra de dos Mercedes 500 para él y para el director administrativo del Palau, Jordi Montull, socio de Millet en empresas privadas y una de las personas más beneficiadas de la desastrosa gestión realizada los últimos años (ver noticia). La hija de éste, Gemma, era directora financiera y su yerno, alto cargo de la entidad. Y eso sin contar dispendios millonarios en obras privadas que eran cargados en las cuentas del Palau de la Música. “Durante los años que ha estado al frente empezó a meter gente. Pero claro, no es lo mismo meter a 9 que a 90, como hizo él, y eso al final acaba pasando factura. Hinchó demasiado la nómina de la entidad, pero no le sirvió para nada”, añade la misma fuente. Aunque la cifra no es exacta, sí que se han constatado varias docenas de personas de confianza que entraron a trabajar en la institución por recomendación directa de Millet o de Montull.

Foto: El expresidente del Palau de la Música Fèlix Millet. (EFE)

Con estos antecedentes encima de la mesa, los asistentes a la reunión del pasado jueves se quedaron “impresionados”. Tanto, que nadie se opuso a la personación del Palau de la Música en el procedimiento judicial contra Millet. La consecuencia fue la renovación, aunque sea moral, de la cúpula directiva, donde se confirmó a Mariona Carulla como presidenta de la institución. Carulla es miembro de la poderosa familia propietaria del holding Agrolimen y estará flanqueada por un grupo ejecutivo de origen diverso pero en el que se catapulta a puestos clave la otrora llamada gauche divine, que de esta manera llega al corazón de una de las instituciones de mayor raigambre catalana.

Un ex comunista en el Palau

Para muestra un botón: el nuevo director general, Joan Llinares, es un antiguo miembro de la Organización de Izquierda Comunista (OIC). En este partido compartió militancia con la actual consejera de Justicia de Cataluña, Montserrat Tura; con el embajador en Marruecos, Luis Planas; con Antoni Mir, ex presidente de la Obra Cultural Balear y ex director general de Política Lingüística de la Generalitat de Cataluña; con Josep Capó, secretario general de la Pequeña y Mediana Empresa de Mallorca; con Sebastià Reixach, secretario general técnico de la consejería de Economía del Gobierno balear; con Mateu Morro, secretario general del PSM de 1985 a 2004 y ex consejero de Agricultura balear; con Fernando Martínez, ex alcalde de Almería; con José Vicente Pascual, premio Azorín de Novela 1989; o Antonio Lis Darder, ex presidente de la Diputación de Valencia y ex director general del Imserso con el PP.

En otras palabras, Llinares representa el perfil típico de gauche divine de los años 70 y 80. Los últimos años, había ocupado el cargo de gerente del Museo Nacional de Arte de Catalunya (Mnac), una institución pública que preside el ex vicepresidente del Gobierno Narcís Serra.

Llinares estará bien arropado. Como tesorero tendrá a Ignasi García Nieto, miembro de una familia con fuerte peso financiero, y, como secretario, al notario Carlos Cuatrecasas, miembro del clan de la abogacía que dispone de uno de los mayores bufetes de España. Pero también dispondrá de una Comisión de Cuentas de la que forman parte Leopoldo Rodès, Maria Àngels Vallvé e Ignasi García Nieto.

Más ‘gauche divine’

Rodès, otro de los representantes de la gauche divine. Ex primera espada del Instituto de Empresa Familiar (IEF), cargo que abandonó abruptamente tras un encontronazo con la condesa de Fenosa, y ex máximo responsable del Mnac. Además, es el patrón de Mediaplanning, una central de compras multimedia de las más poderosas del país. Vallvé, por su parte, es una competente intermediaria, esposa del presidente de la Bolsa de Barcelona, Joan Hortalà. En definitiva, se trata de personalidades muy ligadas al entramado financiero catalán que, de este modo, toma las riendas del Palau en sustitución de las viejas familias tradicionales que habían mantenido el control de la institución hasta ahora.

Según fuentes del Palau, lo que se quiere conseguir es “crear y consolidar un nuevo modelo de gestión donde el control interno y la profesionalidad jueguen un papel fundamental como referentes de unas entidades lideradas por la sociedad civil, con el apoyo de las Administraciones”. Por ello, se ha creado la nueva Comisión de Cuentas y un Código de Buenas Prácticas para llevar a cabo una gestión “rigurosa, eficaz y transparente”.

Toda la gente se quedó con la boca abierta”. Así de claro se expresa uno de los asistentes a la reunión de la junta del Palau de la Música de Barcelona celebrada el jueves. El motivo no era otro que algunos retazos de la gestión que había realizado la anterior cúpula que encabezaba Fèlix Millet, que presentó su dimisión el 27 de julio después de que el juzgado ordenase el registro de las dependencias de la emblemática institución por supuesto desvío de fondos por un monto total de 2,3 millones de euros.

Fèlix Millet