Las malas expectativas del PSOE en las europeas precipitan el cambio de Gobierno

El cambio de Gobierno que anunciará hoy el presidente del Gobierno tiene ruido electoral de fondo. Según algunas fuentes consultadas, el PSOE da por hecho que sufrirá un serio revés el próximo 7 de junio en las elecciones al Parlamento europeo, y eso explica que Zapatero haya decidido adelantarse a los acontecimientos provocando una crisis de Gobierno que, previsiblemente, comunicará hoy al rey Juan Carlos durante su tradicional despacho de los martes.

Según esas fuentes, Zapatero tenía dos opciones para hacer frente al desgaste que está sufriendo el Ejecutivo a causa de la recesión económica. Esperar a conocer el resultado del 7-J y proceder, posteriormente, a un reajuste ministerial. O, por el contrario, anticiparse a las elecciones y provocar un cambio de Gobierno en aras de transmitir a la opinión pública que lleva la iniciativa política.

Al final, parece haberse decidido por la segunda opción básicamente por una razón: el nuevo Ejecutivo nacido tras las elecciones europeas nacería ya tocado, toda vez que sería fruto de una derrota electoral. Por el contrario, nadie podría responsabilizar del resultado electoral a un Gobierno surgido mes y medio antes de unas elecciones, y de ahí que haya decidido adelantarse a los acontecimientos.

Lo que parece fuera de toda duda es que en la calle Ferraz se considera como muy probable una derrota electoral, básicamente por la escasa movilización del electorado socialista en unos comicios al Parlamento europeo. Sobre todo en un contexto de fuerte crisis económica. Los datos que ofrecen las elecciones celebradas desde 1987 -primeras en las que participó España- muestran que aunque el nivel de abstención sea elevado -algo habitual en las votaciones al Parlamento Europeo-, el suelo electoral del Partido Popular es más elevado que el del Partido Socialista, al menos desde su refundación tras el Congreso de Sevilla.

El PSOE llegó a obtener en 1994 únicamente 5.719.707 votos, mientras que en las tres últimas elecciones celebradas, el PP nunca ha bajado los de 6.393,192 alcanzados en 2004, inmediatamente después del varapalo que sufrió la derecha a manos de Zapatero. La razón que se esgrime es que en las elecciones europeas apenas funciona el voto útil, por lo que en esta ocasión poco podrán aportar los votantes de izquierda ajenos al PSOE. Algo que si funciona con fuerza en unas elecciones generales. Por el contrario, si tiene un efecto relevante el  castigo al partido gobernante, en este caso el Partido Socialista.

Hay que tener en cuenta que el nivel de abstención en las elecciones al Parlamento Europeo suele duplicar al que se registra en las generales. Y de hecho en 2004 se batió un récord: nada menos que el 54,86% de los votantes decidió quedarse en casa. O lo que es lo mismo, el PSOE vio como un tercio de los ciudadanos que ayudaron a ganar a Zapatero sus primeras elecciones, decidió abstenerse de votar tan sólo dos meses después de su triunfo en las urnas.

Según las fuentes consultadas, con este cambio de Gobierno anticipándose a  una posible derrota electoral, el nuevo equipo económico tendría menos desgaste que si el reajuste se produjera después del 7-J.