Es noticia
Las siete vidas de Solbes
  1. España

Las siete vidas de Solbes

Sostiene Pedro Solbes que “a ciertas edades, hay que plantearse qué otras cosas hay que hacer en la vida". La frase no hubiera tenido la menor

Foto: Las siete vidas de Solbes
Las siete vidas de Solbes

Sostiene Pedro Solbes que “a ciertas edades, hay que plantearse qué otras cosas hay que hacer en la vida". La frase no hubiera tenido la menor importancia de haber sido dicha en otro contexto político y económico. Pero se da la circunstancia que la ha pronunciado cuando hay rumores sobre un inminente cambio de Gobierno. Y para más inri, ha salido de sus labios en medio de una formidable crisis económica, lo que añade dramatismo (y un cierto morbo) a su permanencia en el Ejecutivo. No parece, desde luego, una buena señal que el capitán del barco quiera abandonar a los tripulantes al comienzo de una procelosa travesía que va durar, al menos, hasta el último trimestre del año que viene.

No es fácil adivinar por qué Solbes dijo ayer lo que dijo, pero hay consenso entre quienes lo conocen bien en que esa frase no salió de sus labios por casualidad. Sabía lo que decía, que no es otra cosa que lanzar una señal a quien corresponda (se supone que al presidente del Gobierno) para dejar bien claro que él está cansando, y que, por lo tanto, el jefe del Ejecutivo tiene las manos libres para hacer una remodelación cuando lo estime oportuna, lo cual no parece hoy por hoy inminente.

¿Quiere decir esto que Solbes no se atreve a comentárselo personalmente a Zapatero? ¿O que le presiona de esta manera diciéndolo en público ante decenas de periodistas? No parece que vayan por ahí los tiros. Solbes nunca le haría ese mal gesto a un presidente del Gobierno (al margen de quien se siente en la Moncloa). Ni en ningún caso le haría una crisis con una renuncia a destiempo, por lo que la interpretación más razonable que se daba ayer es que el vicepresidente ha querido dejar bien claro que está en comisión de destino…, pero para la jubilación. O dicho de una manera más directa, viene a decir que si en un próximo cambio de Gobierno su nombre no aparece, eso no significa que haya sido destituido, sino simplemente que no continúa en el cargo por razones estrictamente personales.

Con esta estrategia, mata así dos pájaros de un tiro. Ni Zapatero le hace un feo a su vicepresidente destituyéndolo, ni Solbes se va por la puerta de atrás en caso de que el presidente provoque la crisis de Gobierno y no le incluya en la lista, como parece evidente.

Solbes está cansado

No hay ninguna duda de que Solbes (66 años) está cansado. Lo dicen desde sus círculos más íntimos, pero su renuncia a continuar en el cargo no sólo tiene que ver con un problema de edad. Tiene que ver con un cierto hartazgo personal sobre su imagen dentro del PSOE y hasta en el propio Gobierno, donde siempre aparece como una especie de dique de contención que impide tomar medidas contra la recesión.

Esa especie de ‘doctor no’ es útil en periodos de expansión económica, ya que así se limita el gasto público y se da cierta racionalidad a las políticas anticíclicas; pero en momentos de intensa crisis ese comportamiento se torna en una especie de lastre que impide medidas ‘imaginativas’, como se dice ahora (como los 400 euros o el cheque bebé). Y de eso, precisamente, le están acusando en privados algunos dirigentes socialistas, que hablan sin tapujos de un Solbes ‘acabado’ incapaz de generar ilusión entre sus votantes.

Es decir, que si hay cambios, Solbes no estará en el próximo Gobierno, pero de ninguna manera provocará una crisis. Estará en su puesto, al menos, hasta que se lo diga el presidente. ¿Y quién será sucesor? La mayoría de las quinielas apuntan a David Vegara, como sugirió este periódico, pero no es fácil cambiar al vicepresidente. Sobre todo teniendo en cuenta que el Ministerio de Economía está trufado de hombres y mujeres que Solbes rescató de la etapa en que fue ministro con Felipe González, y que pertenecen a una generación anterior a la del secretario de Estado de Economía. Es decir, su salida podría tener mucho mayor calado de lo que es una simple sustitución de un alto cargo, lo cual es especialmente importante en unos momentos de intensa crisis económica.

El tiempo parece que corra a favor de una salida inminente de Solbes. Parece obvio que la recesión quemaría desde un principio a su sucesor, por lo que se antoja más razonable pensar que el cambio se producirá cuando se atisbe alguna luz al final del túnel. En ese momento, coincidiendo con la presidencia de España en la UE (primer semestre de 2010), es cuando Solbes, tras un cuarto de siglo en coche oficial abandone los oropeles del poder. Claro está, a no ser que el presidente diga lo contrario. Y la imprevisibilidad de Zapatero comienza a ser una leyenda.

Sostiene Pedro Solbes que “a ciertas edades, hay que plantearse qué otras cosas hay que hacer en la vida". La frase no hubiera tenido la menor importancia de haber sido dicha en otro contexto político y económico. Pero se da la circunstancia que la ha pronunciado cuando hay rumores sobre un inminente cambio de Gobierno. Y para más inri, ha salido de sus labios en medio de una formidable crisis económica, lo que añade dramatismo (y un cierto morbo) a su permanencia en el Ejecutivo. No parece, desde luego, una buena señal que el capitán del barco quiera abandonar a los tripulantes al comienzo de una procelosa travesía que va durar, al menos, hasta el último trimestre del año que viene.

Pedro Solbes