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Crece el malestar contra Moratinos en Exteriores por repartir embajadas entre políticos afines
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MÁS DE UN CENTENAR DE DIPLOMÁTICOS TEMEN QUEDAR MARGINADOS

Crece el malestar contra Moratinos en Exteriores por repartir embajadas entre políticos afines

La designación a dedo de ex ministros y ex diputados socialistas para ocupar embajadas clave en el extranjero ha provocado un profundo malestar entre

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Crece el malestar contra Moratinos en Exteriores por repartir embajadas entre políticos afines

La designación a dedo de ex ministros y ex diputados socialistas para ocupar embajadas clave en el extranjero ha provocado un profundo malestar entre los diplomáticos de carrera, que temen verse nuevamente marginados por aquéllos en la amplia remodelación del servicio exterior que Miguel Ángel Moratinos tiene previsto acometer antes del verano.

Los casos más recientes han sido los de la ex ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, nombrada embajadora permanente de España ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, con sede en París, y el del ex titular de Industria, Joan Clos, que pasará a ocupar, con toda probabilidad, la embajada de Ankara (Turquía). Eso sin contar con que el nuevo secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, que tampoco es diplomático, ha relevado en Bruselas a alguien que sí lo era, Alberto Navarro, que ahora irá destinado a la embajada en Lisboa.

Más de un centenar de diplomáticos, los mejor situados en el escalafón, aguardan con inquietud su turno para dar el salto a alguna de las embajadas españolas en el exterior, que representa la máxima aspiración de su carrera profesional. Esa ansiedad está justificada por el arbitario sistema de nombramientos, basado teóricamente en la antigüedad, pero que en la práctica depende casi exclusivamente de criterios políticos. "Hay una permanente sensación de inseguridad, porque a la hora de la verdad la última palabra la tiene el ministro o la subsecretaria, y es muy frecuente que se salten el escalafón y premien con una embajada a alguien que es completamente ajeno a la carrera diplomática", afirma un diplomático destinado ahora en Madrid.

En la anterior legislatura fueron muchos los casos que ya levantaron ampollas entre el personal diplomático de Exteriores. Luis Planas, el actual embajador en Marruecos, accedió a la legación de Rabat, una de las más importantes, gracias a los amplios apoyos de que goza en el PSOE. Amigo personal de Moratinos, también mantiene una estrecha relación con el presidente andaluz, Manuel Chaves -fue consejero de Agricultura y de Presidencia en la Junta- y con el vicepresidente económico, Pedro Solbes -ocupó el puesto de jefe de su gabinete durante la etapa de éste como comisario de Asuntos Económicos en Bruselas-, además de haber sido diputado y senador.

Otra embajada clave, la de Buenos Aires, también está ocupada por un político del aparato socialista. En este caso se trata de Rafael Estrella, que en la pasada legislatura -hasta diciembre de 2006- fue portavoz del PSOE en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. Unos meses antes fue su compañero de partido e histórico alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, quien era destinado a otra de las embajadas más codiciadas: la del Vaticano. Y a la legación diplomática ante la UNESCO fue a parar la ex ministra de Educación, María Jesús San Segundo, tras cesar en el cargo.

La irritación ha aumentado en las últimas semanas entre el cuerpo diplomático, alimentada por los insistentes rumores que apuntan a nuevos nombramientos de políticos muy cercanos a Moratinos en embajadas emblemáticas. En medios diplomáticos se da por hecho que el jefe de gabinete del ministro, Javier Sancho, será el próximo representante permanente de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, y que Manuel Cacho, actual responsable de Comunicación Exterior del ministerio -aunque éste sí es diplomático- y hombre de confianza de Moratinos, ocupará la embajada en La Habana.

Pero no es el intrusismo de los políticos la única causa del profundo malestar entre los diplomáticos de carrera. En repetidas ocasiones, tanto la mayoritaria Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) como la minoritaria Asociación Profesional de la Carrera Diplomática (APCD), a las que pertenecen los casi 900 diplomáticos en activo, han reclamado a Moratinos que el criterio que rija para el nombramiento de embajadores y de otros cargos de segundo nivel -ministros plenipotenciarios, consejeros, secretarios...- sea el del mérito profesional de los aspirantes. Sin embargo, la discrecionalidad sigue siendo hoy la pauta dominante.

"Esto es como un cortijo, porque los destinos no se otorgan mediante concurso y en función de los méritos y el curriculum de cada uno, sino a través de mecanismos arcaicos y arbitrarios que se basan en el amiguismo y la sumisión. Y uno no puede esperar toda la vida a que el dedo del ministro te señale, o ser sumiso para que algún día te lo recompensen con una embajada", apunta otro de los diplomáticos consultados.

"Asuntos Exteriores ha ido perdiendo peso y competencias en favor de La Moncloa, que ha creado un equipo mastodóntico de asesores, y que es de donde salen todas las directrices de la política exterior", señala otro diplomático, que concluye: "Este ministerio cada vez pinta menos".

La designación a dedo de ex ministros y ex diputados socialistas para ocupar embajadas clave en el extranjero ha provocado un profundo malestar entre los diplomáticos de carrera, que temen verse nuevamente marginados por aquéllos en la amplia remodelación del servicio exterior que Miguel Ángel Moratinos tiene previsto acometer antes del verano.

Miguel Ángel Moratinos