Es noticia
Zapatero filtró el nombre de Alonso a la prensa para forzarlo a ser portavoz parlamentario
  1. España

Zapatero filtró el nombre de Alonso a la prensa para forzarlo a ser portavoz parlamentario

Era su compañero de pupitre y es su hombre de máxima confianza pero se resistía al cambio: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no

Foto: Zapatero filtró el nombre de Alonso a la prensa para forzarlo a ser portavoz parlamentario
Zapatero filtró el nombre de Alonso a la prensa para forzarlo a ser portavoz parlamentario

Era su compañero de pupitre y es su hombre de máxima confianza pero se resistía al cambio: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no conseguía que su amigo José Antonio Alonso, el ministro de Defensa, aceptara ser el nuevo portavoz parlamentario del PSOE. Se lo había propuesto a principios de la pasada semana, pero éste se le resistía tanto que optó por forzar su decisión. El domingo Zapatero filtró a medios afines que barajaba el nombre de Alonso para este cargo, según fuentes socialistas.

La presión surtió efecto y Alonso aceptó ayer ser la voz socialista en el Congreso de los Diputados, a pesar de que argumentaba que no tenía experiencia parlamentaria y que prefería la gestión a la proyección pública. El presidente quiere convertirlo en su alter ego político: colocarlo en la primera línea mediática, figura de la que ha carecido en la pasada legislatura y que le llevó a ser el pimpampum de la oposición del PP. El actual portavoz, Diego López Garrido, no alcanzó a convertirse en un auténtico parapeto, aunque era un hombre fiel que al final consiguió neutralizar la influencia de su antecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, entre los grupos aliados.

En cambio, Alonso es un juez y ministro respetado por todos los partidos "hasta Eduardo Zaplana reconoce que es "de lo poco" que se salva del Gobierno anterior-, partidario de los consensos antes que de los titulares de prensa. Además, conoce la santabárbara del Estado por su responsabilidad al frente de los ministerios de Interior, tras el 11-M, y de Defensa, bajo cuya dirección están los servicios secretos y las tropas destinadas en zonas sensibles como Afganistán o Líbano.

Zapatero otorga a su íntimo amigo un gran peso político, equivalente a una tercera vicepresidencia. Y pone en sus manos una legislatura delicada. Alonso ya ha comenzado a tender puentes con el PP para pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Al mismo tiempo, tendrá que afrontar los traspasos de competencias previstos en el Estatuto de Cataluña y en el resto de los estatutos renovados, así como una posible reforma del Estatuto vasco de Gernika, si es que se lleva a término las negociaciones con el PNV y este partido acepta pactar la modificación con los socialistas vascos.

De los previsibles embates políticos que Alonso tendrá que afrontar destacan las sentencias del Tribunal Constitucional sobre los siete recursos interpuestos contra el Estatuto de Cataluña. Y en agosto vence la fecha límite para la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica previsto en la reforma catalana. La crisis está servida: no hay dinero suficiente para repartir a partes equitativas entre todas las comunidades autónomas, debido a las disposiciones incluidas en los Estatutos catalán y andaluz. Estas negociaciones serán una prueba de resistencia de los pactos no estables que Zapatero alcance con las minorías, fórmula de acuerdos de "geometría variable" que difundió El Confidencial el pasado 13 de marzo.

Jauregui y Fernández, todo un tándem negociador

El líder socialista ha colocado al lado de Alonso al vasco Ramón Jauregui, un socialista fiel de dilatada experiencia parlamentaria y política que siempre ha sonado como portavoz del grupo "primero para sustituir a Rubalcaba y luego a López Garrido-, y que esta vez será el secretario general del PSOE en el Congreso. Como portavoz adjunto está el catalán Daniel Fernández, mano derecha de José Montilla en Madrid, discreto, acostumbrado a cocinar pactos, partidario como Jauregui de los consensos y con quien formó una estrecha colaboración en las interminables sesiones de negociación del Estatuto de Cataluña en el Congreso. Junto a él estará otra socialista fiel y transversal, la parlamentaria por Cádiz Carmen Sánchez, que repite cargo, y la diputada por Asturias Mariví Monteserín.

En el Senado, José Blanco ha colocado como portavoz a una persona de su confianza: Carmen Silva, ex diputada en la legislatura entre 1996-2000, concejal de urbanismo del ayuntamiento de Vigo y una de las asesoras principales de la ministra de Agricultura, Elena Espinosa. En las pasadas elecciones generales obtuvo el único escaño del PSOE en el Senado por la lista de Pontevedra.

A su lado estará como secretaria general Ruth Porta, quien ha conseguido ser nombrada para el cargo a pesar de la oposición del sector oficial de los socialistas de Madrid. Los portavoces en la Cámara Alta serán el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones, la ex concejal de Mérida Ascensión Murillo y el senador por Toledo José Miguel Camacho.

Era su compañero de pupitre y es su hombre de máxima confianza pero se resistía al cambio: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no conseguía que su amigo José Antonio Alonso, el ministro de Defensa, aceptara ser el nuevo portavoz parlamentario del PSOE. Se lo había propuesto a principios de la pasada semana, pero éste se le resistía tanto que optó por forzar su decisión. El domingo Zapatero filtró a medios afines que barajaba el nombre de Alonso para este cargo, según fuentes socialistas.