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El ex embajador Morodo se reunió en secreto con Chávez para resolver el conflicto con el Rey
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El ex embajador Morodo se reunió en secreto con Chávez para resolver el conflicto con el Rey

Amanecía sobre Lisboa. Eran las 5,30 de la madrugada del sábado 17 de noviembre cuando Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, aterrizaba la

Foto: El ex embajador Morodo se reunió en secreto con Chávez para resolver el conflicto con el Rey
El ex embajador Morodo se reunió en secreto con Chávez para resolver el conflicto con el Rey

Amanecía sobre Lisboa. Eran las 5,30 de la madrugada del sábado 17 de noviembre cuando Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, aterrizaba la Base Aérea Militar de Figo Maduro para una breve escala camino de Riad, donde ese mismo día daba inicio la cumbre de la OPEP. Ningún miembro del Gobierno portugués acudió a cumplimentarlo. Mientras repostaba el avión de Cubana de Aviación prestado por su amigo Fidel Castro, Chávez recibió durante media hora a Raúl Morodo, ex embajador de España en Venezuela, enviado por el ministro Moratinos en un nuevo y casi desesperado intento por aplacar los ímpetus del líder venezolano contra España y su Rey, a cuenta de los incidentes registrados en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile.

De natural lenguaraz, Chávez comentó de esta guisa su parada técnica lisboeta a medios venezolanos: “El Airbus [presidencial] está en mantenimiento mayor en Francia y lo entregan a comienzos de diciembre. Entonces le pedí a Fidel un avión, y me prestó ése que es muy rápido. Lo único es que hicimos escala en Lisboa y no sé si le echaron gasolina con potecitos que duramos cuatro horas para llegar, aterrizamos en la raya, menos mal que el rey [Abdullaziz, de Arabia Saudita] retrasó la cumbre". En efecto, Chávez arribó a Riad a primera hora de la tarde, cuando el resto de mandatarios de la OPEP estaban ya reunidos. Ni una palabra, en cambio, sobre el intento de mediación de Morodo que, como no podía ser de otro modo, resultó un notorio fracaso.

El propio Morodo, a preguntas de este diario, ha reconocido su entrevista lisboeta con Chávez, respondiendo a una petición expresa en tal sentido del ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Las fuentes consultadas por este diario apuntaban a que también habría viajado a Lisboa el ex ministro José Bono, gran amigo a su vez de Chávez, extremo que ha sido desmentido a El Confidencial por el propio interesado. Como era de prever, el venezolano se mantuvo en sus trece ante Morodo: el Rey de España le debía una disculpa pública por el famoso “por qué no te callas” pronunciado en Chile, y mientras esa disculpa no se produjera no pensaba moderar el tono de su discurso: “Yo no voy a pedir al Rey que se arrodille, pero de alguna manera tiene que reconocer que se extralimitó, haciendo algo inadecuado”.

Agresivo con Trinidad Jiménez

De acuerdo con las fuentes, durante el breve encuentro con Morodo el caudillo venezolano se mostró especialmente agresivo con la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. Y es que se van conociendo algunos ingredientes del guiso que derivó en la beligerante conducta del líder caribeño en la cumbre de marras. Entre España y la Venezuela de Chávez había ya un largo camino de desencuentros, de modo que el enfado del bolivariano hacía presagiar una situación tensa, si no tormentosa, cuando se viera las caras en Chile con el presidente Zapatero y el propio Rey de España.

Con vistas a eliminar esa contingencia y asegurar una cumbre pacífica, el Ministerio de Exteriores español se empeñó en que Chávez recibiera a Jiménez como portadora de un mensaje del Gobierno Zapatero. Parece que finalmente el venezolano aceptó recibirla en el Palacio de Miraflores, pero, para su sorpresa, en lugar del acto diplomático de altura, el mensaje de calado que esperaba, se encontró con una Trinidad Jiménez que simplemente llevaba en su equipaje un saludo cordial del Gobierno y del Rey de España. El venezolano se sintió burlado. El ambiente quedó alfombrado para el estallido de Santiago de Chile.

Soares y Sócrates como mediadores

Amanecía sobre Lisboa. Eran las 5,30 de la madrugada del sábado 17 de noviembre cuando Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, aterrizaba la Base Aérea Militar de Figo Maduro para una breve escala camino de Riad, donde ese mismo día daba inicio la cumbre de la OPEP. Ningún miembro del Gobierno portugués acudió a cumplimentarlo. Mientras repostaba el avión de Cubana de Aviación prestado por su amigo Fidel Castro, Chávez recibió durante media hora a Raúl Morodo, ex embajador de España en Venezuela, enviado por el ministro Moratinos en un nuevo y casi desesperado intento por aplacar los ímpetus del líder venezolano contra España y su Rey, a cuenta de los incidentes registrados en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile.