Martí-Fluxá, ex secretario de Estado con el PP: “Respeto profundamente que Ibarretxe se reuniera con Batasuna”

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha encontrado un inesperado aliado en su política contra ETA en el ex secretario de Estado de Interior Ricardo Martí-Fluxá, actual presidente de la empresa aeronáutica vasca Industria de Turbo Propulsores. En una conferencia-coloquio celebrada hoy en Bilbao, Martí-Fluxá se ha mostrado convencido de que existen opciones de retomar la negociación con ETA siempre, eso sí, que la banda deje antes las armas y ha censurado el proceso judicial abierto al lehendakari Ibarretxe y a los socialistas Patxi López y Rodolfo Ares por sus encuentros con la ilegalizada Batasuna.

Martí-Fluxá asegura que “respeta profundamente” estas reuniones: “No me atrevo a decir si es positivo o negativo, pero sí respeto suficientemente a los que tomaron la decisión, si ellos lo hicieron tendrían razones positivas y fuertes para hacerlo", dijo.

En su reflexión, Fluxá aseguró que "todo Gobierno tiene la obligación primera de crear unas condiciones de libertad y de seguridad para que la sociedad se desarrolle lo más libremente posible". "Las iniciativas que puede tomar un Gobierno están dentro de la decisión de ese mismo Gobierno y puede ir en una línea o ir en otra, evidentemente, con un cumplimiento de las leyes que hay que seguir en cada momento también", apuntó.

A su entender, un Gobierno "es libre de tomar esas decisiones y, luego, es la sociedad la que debe, mediante las elecciones decidir hasta qué punto era positivo ese paso o hasta qué punto era negativo y merecedor de un castigo que puede ser la pérdida de las elecciones y un cambio de Gobierno, en ese aspecto".

Las reuniones de Suiza en 1999

Durante los gobiernos de Aznar, Martí-Fluxá formó parte del trío, junto a Pedro Arriola y Javier Zarzalejos, que se reunió con los dirigentes de ETA Mikel 'Antza' y Belén González Peñalva en Suiza en 1999, en plena tregua amparada por el Pacto de Lizarra y en la que ejerció de 'notario' el obispo Juan María Uriarte.

Aquel encuentro, que como es bien sabido no fructificó hasta el punto de que los contactos no se reprodujeron, arrancó con una siniestra anécdota: uno de los emisarios del Gobierno se llevó la mano a la americana para coger su bolígrafo y el gesto inmediato de Mikel Antza fue poner la pistola encima de la mesa.

Martí-Fluxá nunca renunció al valor de aquella vía y la buena fe con la que se emprendió, aunque fracasara. Antes al contrario: ha vuelto a defenderla previo cese de la actividad terrorista, ante el selecto grupo de políticos y empresarios que le escuchaban en la capital vizcaína.