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"Sonsoles, necesito unas vacaciones"
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"Sonsoles, necesito unas vacaciones"

Las vacaciones de un presidente de Gobierno siempre son miradas con lupa. En el caso de José Luis Rodríguez Zapatero (y de los presidentes españoles en

Las vacaciones de un presidente de Gobierno siempre son miradas con lupa. En el caso de José Luis Rodríguez Zapatero (y de los presidentes españoles en general) la opción preferida suele pasar por disfrutar de las jornadas de descanso en algún lugar de la geografía española, aunque posiblemente eso sea porque es uno de los pocos países en los que estos días corren a cuenta de los Presupuestos Generales del Estado. Además, en el plano de la imagen resultaría bastante difícil de explicar que el primer ministro de un estado dedicado al turismo como España se fuera a la casa de algún amigo en Barbados, como hacía Tony Blair en la mansión de Sir Cliff Richard en el archipiélago caribeño.

Su sucesor, el adusto Gordon Brown, ya calificado como un Nuevo Lord Protector, se queda en la isla: permanecerá en la costa sur de Inglaterra y luego visitará a su familia en Escocia. O tempora! O mores!: Blair, antes de su conversión al estrellato pop, conoció de la mano de Aznar el Palacio de las Marismillas (Doñana), un lugar clásico en esto del descanso estival de los presidentes del Gobierno en el que Zapatero pasará este año por primera vez sus vacaciones veraniegas. Ya ha estado allí en navidades y en Semana Santa, pero la opción andaluza para el retiro estival es una novedad en el actual inquilino de La Moncloa.

Zapatero hizo uso en sus primeros años en la Presidencia de la residencia de Patrimonio Nacional en La Mareta, al oeste de Lanzarote. Ha tenido mala pata el presidente en sus vacaciones canarias, y no sólo por la rotura fibrilar que sufrió mientras jugaba al baloncesto en la cancha de la residencia. Las reformas en la villa o el equipo de seguridad desplegado en la zona sólo han servido para alimentar la polémica. Bien por temor a un supuesto gafe de la villa que regaló Husein de Jordania al Rey Juan Carlos, o por un sentimiento de seguridad en el poder, el caso es que el presidente ha optado finalmente por el lugar que ya usaron González y Aznar. Desde que entró en el Gobierno sus vacaciones han sido objeto de polémica, aunque lo mismo ocurrió con Aznar en sus visitas a Oropesa o a Menorca.

La figura del ex presidente Aznar es el ejemplo perfecto de la sinuosa relación entre el mundo de los poderosos y el del showbiz más vip. Las revistas del corazón mostraban esta misma semana la imagen del ahora consejero de News Corp. luciendo una trabajada tableta de chocolate por abdominales en sus vacaciones en Cerdeña donde, como comenta nuestro diario, coincidió con Valeria Mazza. Esperamos que la delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, doña Ana Botella de Aznar (D. José María), lo controle bien estos días, que ya se sabe que desde que George Clooney se ha convertido en sex symbol, los cincuentones metrosexuales están en alza. A Felipe González será posible verle, con toda seguridad, paseando cerca de su casa en Castellar de la Frontera, aunque tampoco será ninguna sorpresa si cualquier turista español se topa con él en una calle marroquí.

El Madrid de 2007 se parece poco al de la época galdosiana, pero Baleares sí que recuerda un poco a aquella corte que coincidía en la plaza de Oriente y las costanillas anejas. Pocos ejemplares de El Jueves se verán en el Club Náutico de Palma, donde el Rey Juan Carlos y el Príncipe Felipe compiten en la copa marítima nombrada con el cargo del primero. En torno a la primera familia del país se genera una gran expectación que acaba por impregnar cada aspecto de la vida social mallorquina.

Las actividades veraniegas del Monarca han tenido esta semana, sin embargo, un paréntesis: la reunión en el palacio de Marivent, donde todos los veranos desplaza su despacho, con el presidente del Gobierno, aún en actividad y que ha visitado en los últimos días Gran Canaria, Tenerife y Barcelona. Don Juan Carlos fue informado de las consecuencias de los incendios en las islas y del apagón en la capital catalana antes de continuar disfrutando de la isla con su prole y la nutrida descendencia de ésta, incluida la política. En el plano más anecdótico quedarán para la posteridad couché las primeras imágenes de la infanta Sofía en acción con la Familia Real.

El Pocero luce 'tipón'

Francisco Hernando, el pocero más altruista de la comarca de la Sagra, es considerado por muchos un advenedizo en esto del mallorqueo, pero se ha dado prisa y ya ha le ha dado al mundo la oportunidad de contemplar su figura rebosante de colesterol a bordo de su yate en la isla balear. Como un Gil y Gil del siglo XXI, lo suyo es lo ostentóreo. Otros prefieren apariciones más discretas. La alta sociedad madrileña, en un amplio abanico en el que caben desde los joyeros Suárez hasta otro Suárez, en este caso Adolfo Illana, se reúne en fiestas privadas en casas-fetiche como la de Cristina Macaya, auténtica virreina de estas tierras que fuera en su día compañera sentimental del recién nombrado presidente del Patronato del Museo del Prado, Plácido Arango.

En Ibiza el ambiente es más relajado. Igual de vip, pero más relajado. El promotor musical Pino Sagliocco, responsable de las actuaciones en España de Frank Sinatra, Michael Jackson o The Rolling Stones, es el anfitrión de saraos a los que asisten personajes como Miguel Bosé, Nacho Duato o el futbolista Guti. Gonzalo Miró, en soledad pero no solitario, o esa fan número uno de sus propios fans y de Depeche Mode que es Marta Sánchez, también saben lo que significa pasar el verano en la isla.

Desde lejos parece que Marbella es tierra quemada, pero no hay que dejarse engañar por las sombras que proyecta la televisión del cuore. La Costa del Sol sigue siendo el refugio de muchos que de hecho ahora, una vez que la zona comienza a despejarse de dinios y muñoces, reivindican su puesto como históricos del lugar. La de Marbella es una de esas sociedades cerradas en las que todo el mundo se conoce. No se trata de Santa Bárbara, pero tampoco defraudaría a muchos seguidores de las vidas de los ricos y poderosos.

Allí siguen veraneando Isidoro Álvarez, los Fraile, los Goyanes, los Rodríguez Araque o los Amusátegui, por no halar de los Hinojosa o María del Carmen Moreno, dueña de las pastelerías Mallorca que, paradójicamente, es infiel al lugar del que toma el nombre desde hace décadas su negocio. En cualquier caso, los asiduos al lugar saben bien que las fiestas a las que asisten no son de ésas en las que hay que estar poniendo dientes, dientes, que es una vulgaridad que sólo wannabes dedicados a la hostelería serían capaces de hacer. Marbella sigue siendo mucha, y mientras haya una fiesta, habrá movida.

Las vacaciones de un presidente de Gobierno siempre son miradas con lupa. En el caso de José Luis Rodríguez Zapatero (y de los presidentes españoles en general) la opción preferida suele pasar por disfrutar de las jornadas de descanso en algún lugar de la geografía española, aunque posiblemente eso sea porque es uno de los pocos países en los que estos días corren a cuenta de los Presupuestos Generales del Estado. Además, en el plano de la imagen resultaría bastante difícil de explicar que el primer ministro de un estado dedicado al turismo como España se fuera a la casa de algún amigo en Barbados, como hacía Tony Blair en la mansión de Sir Cliff Richard en el archipiélago caribeño.