Meritxell Juvé: "Elaboramos espumosos ecológicos de entre 36 y 108 meses de crianza"

Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que los españoles llamábamos champán a cualquier vino espumoso. Champán para brindar después de las uvas, tras los postres en una celebración…, como un comodín para nombrar todo lo que tuviera burbuja. En aquellos años, Joan Juvé Santacana recorría España con su maletín, presentando a restauradores y vinotecas los elaborados de Juvé & Camps, una bodega familiar ligada a la elaboración del cava desde 1921. Hoy está al frente de la casa su hija, Meritxell Juvé Vaello (1984), que a sus 39 años se ha convertido en la primera mujer que dirige la compañía y la CEO más joven del sector de los espumosos.

Con ella hablamos de ese mundo, de esa dinastía de la que es cuarta generación, del prestigio de los espumosos de larga crianza y de su potencial gastronómico en la restauración. También de la internacionalización de sus vinos y de los cambios que ha vivido el sector. Pero, sobre todo, de la importancia de “transmitir lo que se hace y cómo se hace, lo que marca la diferencia y conduce a la excelencia”.

PREGUNTA. Desciende de una familia ligada al Penedès y al cultivo del viñedo desde hace más de 200 años. Ahora está al frente de la compañía, ¿es fácil unir herencia y tradición con innovación, nuevas tecnologías y una mirada diferente?

RESPUESTA. Ese es, sin duda, uno de los retos más importantes. Nosotros somos una bodega tradicional y es una prioridad saber mantener su esencia, su solera y, al mismo tiempo, ser capaces de incorporar la innovación, las técnicas de hoy. Es cierto que a veces hay mucho dilema interno, pero a la hora de mantener la calidad y los pilares de la marca no titubeamos.

P. A lo largo de estos dos siglos, ¿cuáles han sido los cambios esenciales que ha vivido tanto la compañía como la elaboración del cava?

R. Uno de los principales cambios es que hoy se elaboran espumosos de grandísima calidad. Hace unos años, por ejemplo, no existía prácticamente el brut nature, sin azúcares añadidos, del que nosotros somos embajadores desde hace medio siglo, y hoy, sin embargo, es uno de los más reconocidos. En este tiempo hemos visto mucha transición, pero hemos comprobado que las cosas bien hechas se mantienen.

P. Entiendo que usted no ha llegado a vivir aquellos tiempos en los que llamábamos champán a todos los espumosos. ¿Qué le han contado sus antecesores sobre el proceso de dar a conocer el cava?

R. Mi padre a menudo recordaba los años de ir con la botella bajo el brazo, puerta a puerta, haciendo un enorme trabajo de divulgación por restaurantes de toda España (en Madrid, Andalucía…). Se trataba —y se trata—, de defender el espumoso nacional, un producto patrio, y de darlo a conocer. Era un esfuerzo de hormiguitas, porque nosotros somos corredores de fondo, no sprinters: nuestro producto requiere de un mínimo de tres años de elaboración y para eso, necesitas mucha paciencia y constancia.

P. ¿En qué punto está esa carrera de fondo?

R. Para hacer una síntesis rápida, nosotros tenemos una tradición centenaria. Antes éramos viticultores elaboradores, pero seguimos dando pasos para conseguir expresar más nuestro verdadero ADN, transmitir a través de nuestros espumosos la identidad del terroir y seguir cumpliendo con nuestros clientes ofreciéndoles la máxima calidad. Continuamos con nuestra apuesta por las largas crianzas, espumosos con más de 36 meses hasta más de 108 meses, y por supuesto felices de continuar siendo embajadores del estilo brut nature que tanto nos define. Realmente somos una bodega pequeña, con un grandísimo equipo de profesionales, y tenemos muy claro que esa carrera de fondo no puede movernos de la máxima excelencia.

P. ¿Siente que se mete a todos los espumosos en el mismo saco?

R. Como en todos los ámbitos, es importante hacer un gran esfuerzo por divulgar y hacer difusión sobre cómo se elabora cada botella y las diferencias entre estilos. En nuestro caso, las largas crianzas sorprenden, y mucho, al consumidor una vez que las prueba. Para esto es muy importante también la apuesta enoturística que, en nuestra casa, está abierta a todo el que quiera adentrarse un poco más en este mundo y conocer de primera mano nuestra forma de ser y trabajar. Siempre decimos que llevamos cien años entrando en los hogares y es momento de que todo el mundo entre en el nuestro.

P. ¿Tiene sentido que sigamos comparando el espumoso español con el francés?

R. Resulta curioso que no comparemos los vinos de distintas regiones, pero sí el espumoso nacional con el de fuera. No tiene sentido, porque vienen con crianzas distintas, hay mucha tipicidad… Puedes beber cava, champán, franciacorta… Son muy diferentes, solo les ampara el método de elaboración. Y tenemos en España un potencial con los de larga crianza de brut nature, porque fuera el clima no les ayuda, y aquí nos lo podemos permitir.

P. ¿Cree que todavía hay muchos españoles que consideran que el cava es solamente para ocasiones, para brindar en una celebración?

R. Es verdad que en muchas ocasiones se relaciona la burbuja con el chinchín. Yo prefiero verlo de otra manera: consumimos en un segundo una botella que ha tardado varios años en elaborarse. Es algo que me encanta: la gente degusta nuestros espumosos en momentos bonitos de la vida, no digo de celebración, sino gastronómicos, familiares, de placer. Y, por otra parte, hay todo un mundo gastronómico por descubrir, pues el espumoso puede maridar de principio a fin una comida, no solo a los postres. Es muy versátil.

P. Hablando de gastronomía, ¿perciben que empieza a haber un consumidor más gourmet, más entendido en vinos y que valora esas largas crianzas?

R. Sí, es asombroso y tremendamente positivo el grado de conocimiento que estamos alcanzando en estos últimos 10 años. Cada vez hay más interés por descubrir, no solo en España, sino también fuera; por lo que cuanto más se conoce, más se pone en valor.

"Queremos dar a conocer al consumidor que el espumoso elaborado en España de larga crianza es muy gastronómico"

P. En ese sentido, ¿están trabajando la internacionalización?

R. Sin duda, es una senda muy interesante. De alguna manera, estamos repitiendo lo que hizo mi padre, pero ahora en el exterior, mostrando lo que hacemos. Queremos dar a conocer al consumidor que el espumoso elaborado en España de larga crianza es muy gastronómico. Es algo que ya ha conseguido la alta restauración y que vamos poco a poco consiguiendo también nosotros. Ahora mismo estamos presentes en más de 55 mercados.

P. Ecología y sostenibilidad, dos conceptos que están hoy en boca de todos. ¿También en su compañía?

R. El mundo del vino es pionero en el campo de la sostenibilidad. Hemos sido los primeros en levantar la mano y decir que hay un problema, porque hemos tenido caídas de producción del 50%. El viñedo no miente y nosotros vivimos del campo. Desde 2015, todos los elaborados de Juvé & Camps salen con el sello 100% ecológico. Somos una bodega pequeña, pero es un básico para nosotros. Actualmente, somos los principales elaboradores de cava gran reserva ecológico, aunque nuestra bodega únicamente suponga un 1% de toda la denominación. Vamos dando pasos como reducir el peso de nuestras botellas, o trabajar mucho más a fondo el viñedo con técnicas sostenibles que nos permitan afrontar el cambio climático.

P. ¿Cómo lleva la coletilla de ser la primera mujer CEO al frente de su compañía?

R. En realidad, soy la primera con título oficial, pero en mi familia ha habido muchísimas mujeres al mando. Mi bisabuela, de hecho, ya estuvo siempre ahí. Ella era, para que te hagas una idea, Camps y Juvé, el apellido de mi bisabuelo. Por mi parte, no he sentido una presión especial, ha sido algo natural y no ha supuesto una responsabilidad extra. Me siento enormemente agradecida por la oportunidad y honrada por poder continuar con el legado familiar.

P. ¿Cómo le gustaría que describieran su liderazgo?

R. Algo que he pensado a menudo es que, en el mundo del vino, a las familias se nos ve demasiado. Y yo prefiero poner en valor que hay detrás un gran equipo; yo soy la cara visible, pero la realidad de la compañía es mucho más plural, y es ahí donde me gustaría poner el foco.