Jaque a las estaciones de esquí: en juego superar los 160M de negocio en 2022 casi sin nieve

Las estaciones de esquí sufren las consecuencias del cambio climático. Las instalaciones españolas han tenido que hacer frente a un arranque de la temporada tardío como consecuencia de la falta de nieve. Una situación que hace muy complicado que el sector pueda superar los resultados de la temporada de 2021-2022, cuando la facturación registró un máximo histórico tras superar los 160 millones de euros.

Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las instalaciones abren sus puertas la primera semana de diciembre, y en esta ocasión no ha sido hasta mediados de enero cuando la situación meteorológica ha mejorado. Este contexto ha provocado que alrededor de un mes y medio de la temporada actual haya estado por debajo del rendimiento y las cifras alcanzadas el pasado año, encima en un momento de mayor disposición de tiempo para viajar por parte de los consumidores, pues coincide con el parón de Navidad.

En el invierno de 2021-2022 el número de aficionados a los deportes de nieve fue de en torno a seis millones de personas, un nuevo récord que supuso la recuperación de un sector que se había visto duramente golpeado por la pandemia de coronavirus. Para la actual temporada, las estaciones de esquí españolas fueron un paso más allá y reforzaron sus inversiones, con un presupuesto histórico de 67,3 millones de euros. Un esfuerzo que podría no verse del todo recompensado como consecuencia de las condiciones meteorológicas.

Ubeira: “Hemos logrado que no nos afectara mucho gracias a los sistemas de producción de nieve”

“El año pasado tuvimos casi seis millones de esquiadores, pero tenemos que aspirar a más. Hay países nórdicos que tienen menos estaciones que España y que reciben anualmente a más de nueve millones de visitantes. No podemos conformarnos. Estamos vendiendo muchas más cosas y ofreciendo experiencias completas con el objetivo de hacer que estas cifras sigan aumentando”, remarcaba Jesús Ibáñez, presidente de Atudem a finales de noviembre.

¿La realidad? España registró en 2022 el mes de diciembre más cálido desde 1961, con una temperatura de 2.9 grados de media por encima de lo habitual en este mes. Esto, sumado al hecho de que las bajas temperaturas de algunas regiones estuvieron acompañadas de precipitaciones en forma de lluvia, convirtieron a diciembre de 2022 en un mal mes para el sector de los deportes de nieve, con cancelaciones de última hora y la mayor parte de las pistas cerradas.

Esta situación se alargó también durante las primeras semanas del mes de enero, en el que las instalaciones fiaron la asistencia de los aficionados al uso de cañones y sistemas de producción artificial de nieve. Una medida que, pese a ser muy útil, no supone una situación definitiva para el problema que el avance del cambio climático representa para el modelo de negocio de las estaciones de esquí.

Xavier Ubeira, director comercial de Baqueira Beret, destaca que “hemos logrado que no nos afectara mucho gracias a las grandes inversiones realizadas en producción de nieve y en las nevadas que tuvimos a finales de noviembre que nos permitieron con más de 150 kilómetros de pistas abiertas”.

Un problema de todos

Esta situación no solo ha golpeado a las pistas y estaciones de España. La subida de las temperaturas ha sido generalizada en todos los países europeos, lo que ha supuesto que las instalaciones de otros países como es el caso de Francia o Austria. Además, tal y como los expertos llevan años alertando, el calentamiento global ya ha hecho que importantes zonas para los aficionados de los deportes de nieve, como son los Alpes (Suiza), ya hayan perdido en los últimos años superficie esquiable.

Esta situación no solo representa un problema para la facturación y el negocio de estas instalaciones, sino que también amenaza el medio de vida de los más de 3.000 trabajadores que la industria que de forma directa dependen de esta actividad durante los meses de invierno. Ello, sumado a los empleos indirectos que el sector genera periódicamente, levantan la inquietud en una industria que depende directamente de la situación climática.

Otra de las incertidumbres que representa la ausencia de nieve está relacionada con el turismo. Las condiciones meteorológicas son uno de los principales factores a los que los visitantes internacionales prestan atención a la hora de realizar sus reservas. Así, el aumento de las temperaturas podría impactar en el nivel de gasto de los asistentes, que en la temporada 2021-2022 alcanzó los 27,5 euros.