Los bancos en España fulminan un 27% de su red comercial desde que comenzó la pandemia

A mediados de 2020, Kerney publicó un informe agorero sobre el futuro de las oficinas bancarias. Pronosticaba el cierre de un 25% de las sucursales de las entidades europeas en tres años. En menos de un año, el sector financiero español ya he echado el cerrojo o anunciado que va a hacerlo a un 27% de su red de oficinas. Las estimaciones de la consultora norteamericana se han quedado cortas en el caso español.

El covid-19 ha sido la excusa perfecta para unas entidades que llevaban años ideando cómo acelerar el adelgazamiento de su red comercial en España. Los bancos se miraban de reojo a ver quién era el primero en intensificar el ajuste, con miedo a ser demasiado rápidos y perder negocio. Aunque la banca digital lleva tiempo de crecimiento exponencial, no ha sido hasta el confinamiento cuando se han despejado las últimas dudas: casi toda la operativa bancaria puede ofrecerse de forma telemática.

Esta realidad ha provocado un ajuste histórico. La banca no había cerrado tantas oficinas de golpe ni siquiera tras el rescate de 2012, cuando la 'troika' (el BCE, el FMI y la Comisión Europea) impuso recortes drásticos, en medio de una de las peores crisis económicas del país. En tres años —entre 2011 y 2014—, el sector cerró un 20% de su red.

La banca alcanzó el pico en el despliegue de oficinas en septiembre de 2008, con 46.221, según datos del Banco de España. El sector podría acabar este año con entre 18.000 y 19.000 sucursales, a la espera del ajuste de Unicaja y Liberbank, lo que representaría la desaparición de un 60% de las oficinas que había hace 13 años.

Ajuste de plantilla

El golpe para la red comercial está siendo más suave para las plantillas, que de media se reducen un 11%, incluidos los ERE (expedientes de regulación de empleo) pactados por CaixaBank y BBVA para 10.000 profesionales. Cuando se extendió la pandemia, había 147.464 profesionales en el sector. Las plantillas se han adelgazado en un año —pactos incluidos— hasta 131.000.

El caso más sonado de cierre de oficinas, que ha pasado algo más desapercibido, es el de Banco Santander. La entidad presidida por Ana Botín aprobó a finales del año pasado un ERE y una reorganización de su red que ha implicado que se eche el cerrojo a un 40% de las sucursales en un año, pasando de 3.222 a 1.947. El golpe para la plantilla es del 13%, tras la salida de 3.500 profesionales.

El segundo mayor ajuste es el de CaixaBank, que junto a Bankia va a pasar de una red de 6.000 oficinas a menos de 4.000 en poco más de un año, un 35% menos. La entidad liderada por Gonzalo Gortázar cerró los detalles del acuerdo con los sindicatos a principios de julio. El pacto contempla la salida de casi 6.500 profesionales y el cierre de 1.500 sucursales.

La tercera entidad en este 'ranking' es BBVA, que unas semanas antes que CaixaBank llegó a un acuerdo con los sindicatos para el despido de 3.000 trabajadores y prescindir de 530 sucursales, como adelantó este medio. De los tres grandes, el banco presidido por Carlos Torres es al que menos sucursales le quedan, 1.886.

Tras estos movimientos, los siguientes ajustes se esperan en el resto del sector, como Ibercaja Banco, que ya ha aprobado un plan, Unicaja y Liberbank, que están pendientes de echar a andar como grupo fusionado, y Sabadell, que a finales de año comenzará a negociar de nuevo con los sindicatos.