Urkullu 'coloca' a la vasca Sener en la operación para comprar ITP Aero

El culebrón ITP Aero quema sus últimos capítulos. Tras una semana tensa entre Rolls Royce (el vendedor) y el Ministerio de Industria (el árbitro), con cruce de cartas de por medio, el jueves pasado el secretario general de Industria, Raúl Blanco, mantuvo reuniones virtuales desde Bratislava con todas las partes en liza para avanzar en el calendario de la operación. Y entre los interlocutores estuvo la compañía vasca Sener, expropietaria de ITP, a la que el Gobierno del País Vasco ha impuesto para dar su visto bueno a la venta.

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El responsable de Industria se reunió con el fabricante británico, interesado en anunciar la desinversión antes de la presentación de sus resultados el próximo 5 de agosto, y con Bain Capital y Cinven, los dos fondos finalistas, que presentaron la composición de sus consorcios, con la correspondiente cuota española de socios industriales y financieros. Pero también lo hizo con Sener, la ingeniería de la familia Sendagorta, que fue socio de la SEPI en el desarrollo de ITP y luego su posterior dueño, hasta la venta 'faseada' a Rolls Royce.

De esta manera, el Gobierno que preside Iñigo Urkullu se garantiza que la solución final para la nueva propiedad de ITP Aero tenga un componente vasco. No hay que olvidar que el fabricante de turbopropulsores cuenta con cuatro plantas en la región (Zamudio, Derio, Barakaldo y Sestao) y tiene un gran impacto en el tejido industrial, tanto por empleos directos (cualificados) como indirectos, razón por la que Arantza Tapia, consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medioambiente, ha estado a supervisando todo el proceso.

La entrada de Sener, junto al comprador final, ha tomado forma después de que se manejaran varias alternativas. Tal como adelantó este medio, el gigante automotriz Gestamp fue uno de los primeros nombres de multinacional española barajado para formar parte de la venta de ITP Aero, como también lo fue CAF, el fabricante de trenes y material ferroviario con sede en Beasáin. Aunque solo fuera de forma preliminar, ya que los intereses de ambas no pasaban por una operación de estas características y en esta industria.

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De la misma manera, desde Madrid el Ministerio de Industria trasladó a Rolls Royce su interés por que hubiera un componente español en la nueva propiedad de ITP Aero. Y lo hizo por un doble motivo, tanto por su condición de empresa puntera de un sector estratégico, como por la posibilidad de vetar cualquier transacción superior a un 10% vigente hasta el 31 de diciembre de este año. No en vano, hace justo dos años hubo una operación casi cerrada para que Indra fuese el comprador y el acuerdo original terminó suspendiéndose.

Además, la secretaría general de Raúl Blanco ha exigido a los fondos finalistas un plan industrial que garantice el arraigo fabril de ITP Aero en el país y su relación con la industria aeroespacial española. Además, esa sería una condición necesaria para que la compañía pueda acceder a los recursos del nuevo fondo de inversión público-privado de 100 millones de euros, fondeado entre SEPI, Indra, Tikehau y Airbus, para participar en la reconversión del sector, muy afectado por la crisis económica derivada de la pandemia.