Repsol baja un 40% el dividendo para invertir 18.300M en conversión verde sin endeudarse

Repsol lanza un nuevo plan estratégico (2021-2025) para dejar de ser una petrolera y convertirse en una compañía energética global. En plena crisis por la pandemia del coronavirus, que ha hundido los ingresos de la cotizada, la firma dirigida por Josu Jon Imaz ha decidido reducir el dividendo un 40%, que pasará de un euro a 0,60 euros el próximo año.

Sin embargo, Repsol abandonará la fórmula del 'script dividend' que le acompaña desde 2012 para pasar a retribuir a los accionistas con efectivo. El pago irá creciendo año a año. En 2022 será de 0,60 euros, pero se acompañará con una recompra de acciones. Posteriormente, en 2023 y los años siguientes, la retribución crecerá 0,05 euros cada año hasta llegar a los 0,75 euros en 2025, que, acompañado a la recompra de acciones, superará el euro actual.

Todo este plan está condicionado a que el barril de Brent se sitúa en los 50 dólares de media y 2,5 dólares/Mbtu del gas Henry Hub. Pese al fuerte descenso, supone una bajada menor que sus principales comparables del sector (con la excepción de total) y sigue siendo uno de los dividendos más atractivos del Ibex 35.

Invertirá 18.300 millones en 5 años

El nuevo plan estratégico supone un esfuerzo inversor global de 18.300 millones de euros. Supone una inversión media anual ligeramente inferior a los 15.000 millones en tres años que planteó en 2018. Esta bajada se produce por la reducción del gasto en negocios de exploración de petróleo, negocio que pretende que reduzca su peso dentro de la compañía. Además, pasará a extraer 650.000 barriles de petróleo diario (actualmente está en 700.000) y su presencia se limitará a 14 países.

Su objetivo es que sus negocios más contaminantes, pero que actualmente generan más caja, sirvan para impulsar los negocios menos maduros y más de futuro. En este sentido, Repsol pretende destinar 5.500 millones de euros a lo que denomina iniciativas bajas en carbono: renovables, hidrógeno, biocombustibles o captación de Co2.

Este plan, además, pretende estar autofinanciado, siempre bajo el escenario del petróleo a 50 dólares por barril de media. Es decir, que Repsol pretende que la deuda se mantenga alrededor de los 3.000 millones de euros actuales. O dicho de otra manera, que la caja que se genere en los próximos cinco años sirva para invertir y remunerar al accionista sin recurrir a otras vías.

Con todo este esfuerzo pretende profundizar en su descenso de emisiones. Fue la primera petrolera en comprometerse en 2019 a ser neutra en carbono en 2050 y ahora pretende elevar el descenso del 10% de emisiones en 2025 al 12%, del 20% al 25% en 2030 y del 40% al 50% en 2040.

Para lograrlo, se ha marcado el objetivo de desarrollar 7.500 MW de renovables hasta 2025 y doblar esa cifra, hasta los 15.000 MW en 2030. Aunque gran parte del esfuerzo lo ha hecho en España, ya ha entrado en un codesarrollo en Chile y pretende expandirse a otras geografías. Entre sus nuevas infraestructuras habrá eólica, fotovoltaica, hidráulica (ampliación de Aguayo en Cantabria con una inversión de 700 millones de euros) y plantas de generación de biocombustibles con residuos o hidrógeno verde. Sus plantas industriales también contemplarán iniciativas de captura de CO2.

Reorganización de negocios

El nuevo plan estratégico viene con una redefinición de los negocios que dependen de la corporación. Serán cuatro divisiones: 'Upstream', industrial, clientes y bajas emisiones.

La multinacional quiere potenciar la división de trato con minoristas a los que actualmente vende combustibles, lubricantes, gas en bombonas o electricidad y gas a hogares, recarga eléctrica de vehículos o soluciones energéticas (autoconsumo, etc.). En total suma más de 24 millones de clientes.