Borja Prado se instala en Peninsula con los cachorros de la 'jet' española y europea

Borja Prado finaliza hoy su etapa como presidente de Endesa, diez años después de su llegada de la mano de la italiana Enel y Acciona. Su despedida en la junta general de accionistas que la compañía eléctrica celebra este viernes va a consistir en un repaso a esta década convulsa para el sector por los continuos cambios regulatorios; para la compañía, agitada por numerosas operaciones corporativas con el fin principal de remunerar a su dueño transalpino; y para él mismo, por sus desavenencias finales con sus jefes de Roma.

Pese a estos condicionantes, Prado va a exhibir, sobre todo, que su gestión ha sido validada por los mercados, como demuestra la subida del 67% de la cotización respecto al precio -13,5 euros por acción- de la oferta pública de venta (OPV) de otoño de 2014. Además, expondrá que los accionistas se han beneficiado de una política muy generosa de dividendos, hasta el punto de que durante varios años ha distribuido el 100% de las ganancias.

A partir de ahora y de forma momentánea, Prado se va a refugiar en Peninsula Capital, el fondo de capital con sede en Londres que constituyó con varios banqueros de Mediobanca y Goldman Sachs en 2016, como adelantó El Confidencial. El banquero de 63 años va a dedicarle más tiempo del que ha tenido hasta ahora al ‘private equity’, que ha invertido los 500 millones de euros que le prestaron desde Qatar en siete compañías. El fondo ha ido tan bien hasta la fecha que ya ha levantado una segunda ronda con una cifra similar para tomar participaciones en empresas de España, Italia y Grecia.

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Para invertir este dinero adicional, Peninsula Capital ha reforzado su equipo en los últimos meses. Entre las incorporaciones destaca la de Javier Prado, hijo del propio Borja Prado y que ha pasado los últimos cuatros años en JP Morgan. Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Pontificia de Comillas y la Lancaster University de Reino Unido, Prado ha formado parte del equipo de fusiones y adquisiciones del banco estadounidense en Madrid y México, su último destino antes de sumarse al fondo de capital riesgo.

Prado va a coincidir en Peninsula Capital con Jean Sarkozy, hijo del que fuera presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. El segundo vástago del político francés tiene un máster en derecho privado por la Sorbona y forma parte del equipo de inversores del fondo al que se han sumado en los últimos meses María García, formada en Citi, y Lorenzo Bollani, que ha hecho su carrera en Goldman Sachs.

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Por encima de ellos está Carlos Cortina, hijo de Alfonso Cortina, el que fuera presidente de Repsol y en la actualidad miembro del consejo asesor de Rothschild y del fondo estadounidense TPG en España. Cortina (36 años) tiene una relación muy cercana con Borja Prado, que lo tuteló cuando también presidía la oficina madrileña de Mediobanca. Poco después, con apenas 29 años, lo designó jefe del gabinete de presidencia de la eléctrica. Tras un breve paso por un fondo americano en el que apenas estuvo seis meses, el vástago de Cortina recaló en Peninsula Capital Advisors, del que es socio.

Comparte estos galones con Nicola Colavitto, el veterano banquero de inversión procedente de Barclays, del que fue director general, y Goldman Sachs, y con Ramón Arocena, que previamente trabajó en el fondo de capital riesgo Advent International.

Al consejo de administración de Peninsula Capital que preside Borja Prado también se ha incorporado Stefano Marsaglia, un banquero con cuarenta años de trayectoria que fue presidente y jefe de banca de inversión en Mediobanca y anteriormente máximo responsable del sector financiero en Barclays. El órgano de dirección lo completa Javier de la Rica, que también estuvo en Mediobanca España y previamente fue el jefe de JP Morgan Chase en Madrid, junto con los holandeses Marco Weijermans, Joost Mees y Hans de Zwart.