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El bróker que tenía su "receta de la Coca-Cola" para invertir y vivía como un mileurista
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El bróker que tenía su "receta de la Coca-Cola" para invertir y vivía como un mileurista

Andrés Raúl Cano Olivares es un genio de los números. A pesar del dinero generado con su trabajo como bróker, no ostentaba riqueza

Foto: Raúl Cano, durante la presentación de su patrocinio al equipo de fútbol femenino de Alcorcón. Foto: AD Alcorcón.
Raúl Cano, durante la presentación de su patrocinio al equipo de fútbol femenino de Alcorcón. Foto: AD Alcorcón.

Andrés Raúl Cano Olivares no se parece a un bróker de los de las películas. Tiene 41 años y su imagen no es la del 'yuppie' encorbatado de las grandes metrópolis. Es un campechano señor de polos y vaqueros que se ha convertido en un genio de los ordenadores y de los algoritmos. O, al menos, así lo vendían los comerciales de ARC Trader (o ARC Broker, ambos nombres hacen referencia a la misma empresa) a las cientos de personas captadas para que invirtieran su dinero en las apuestas financieras de la compañía. Ahora le acusan de ser el cerebro de una estafa piramidal en la que convenció a sus clientes que habría creado un banco en Estados Unidos. Pero la entidad prometida no era nada más que una licencia otorgada por las autoridades de Anjouan Comores, un archipiélago frente a la costa de Mozambique.

Foto: Raúl Cano, durante la presentación de su patrocinio al equipo de fútbol femenino de Alcorcón. Foto: AD Alcorcón.

Son contados los casos de clientes que hayan podido conocer a Raúl Cano en persona, a pesar de que haya al menos siete despachos de abogados en Madrid y uno en Málaga que representan a cientos de presuntos estafados y están preparando acciones judiciales contra él. Ninguna de las personas contactadas se atreve a estimar su patrimonio. Cuando llegaron las primeras quejas por las liquidaciones no entregadas (a pesar que estaban pactadas por contrato), Cano empezó a presentar a los clientes los saldos de una cuenta en un banco online 'offshore' para demostrar la liquidez que la empresa tenía disponible. En febrero de 2017, sumaba 5 millones de euros.

Pero Cano no es una persona que ostenta riqueza. Tiene un coche de alta gama, sí, pero su vestimenta es más bien descuidada y sin adornos: "iba con los polos que compras en los comercios de chinos", dicho en palabras de un afectado. "Cuando le ves, ves donde vives... piensas que es un mileurista", reflexiona otro. ARC contaba con una pequeña oficina en un polígono industrial de La Finca, pero Cano reside en una urbanización de clase media en la sierra de Madrid. Su, piso de 80 metros cuadrados, pega más con los barrios populares de una gran ciudad que con la 'city' donde trabajan los brókeres que aseguraba saber imitar.

Exjugador, agente de seguros

De profesión, Raúl Cano es agente de seguros. Ha trabajado varios años en una gran compañía aseguradora con sede en Madrid y hasta hace menos de un año era conocido sobre todo por su pasión por el deporte y por su compromiso con la Agrupación Deportiva Alcorcón. Militó varios años en las categorías inferiores del equipo de fútbol.

En 2016, puso su marca en la parte delantera de la camiseta del primer equipo. Es la posición clave por la que luchan todos los patrocinadores de un club

En 2014 montó su propia empresa, ARC Insurance Broker. Le sirvió para volver al club, "a su casa", como comentaba la prensa local. No como jugador, sino ya como patrocinador: "Raúl Cano, director de ARC Insurance Broker, [es] alguien más de la familia, que ayuda en todo lo necesario para que podamos seguir haciendo lo que más nos gusta: deporte". Era verano de 2014 y Cano era el protagonista del acto de arranque de la temporada del equipo de fútbol sala femenino. "Valentía, magia, superación, fuerza, inteligencia, lucha y explosividad" eran los adjetivos con los que él, durante su discurso, se refería a cada una de ellas.

La cercanía al club llevó a Cano a patrocinar más conjuntos de la Agrupación Deportiva Alcorcón. En 2016, llegó a plantar su marca en la parte delantera de la camiseta del primer equipo. Es la posición clave por la que luchan todos los patrocinadores de un club.

placeholder Raúl Cano (derecha), durante la presentación de la equipación 2016 del Alcorcón. Foto: AD Alcorcón.
Raúl Cano (derecha), durante la presentación de la equipación 2016 del Alcorcón. Foto: AD Alcorcón.

En ese momento, José Luís Cogollo, uno de sus colaboradores, hablaba de las bondades de ARC en la prensa local y nacional. En una entrevista en Intereconomía Radio, el locutor le preguntó cuál era el secreto de conseguir rentabilidades tan altas: "Nunca daré la receta de la Coca-Cola", contestó.

La receta que los captadores de clientes vendían a ARC estaba en la Calle Mayor de Alcorcón, donde un piso entero hacía de oficina de la firma. En el acto de presentación de la sede, la compañía fue arropada por la entonces edil municipal de Empleo y otros concejales locales, como suele hacerse cada vez que una empresa trae un nuevo negocio al municipio. En la inauguración de ARC había, además, muchos comerciantes de la zona y clientes que acudieron a ver las nuevas instalaciones. "Me dio la impresión de ser un friki, un loco de los ordenadores", cuenta un excliente que le vio en esa ocasión. "Le sonaba el móvil siempre, todo el rato", añade.

placeholder Acto de presentación de las oficinas de ARC en Alcorcón. Cano, de traje, es el segundo de los tres hombres delante de las banderas. Foto: Ayuntamiento de Alcorcón.
Acto de presentación de las oficinas de ARC en Alcorcón. Cano, de traje, es el segundo de los tres hombres delante de las banderas. Foto: Ayuntamiento de Alcorcón.

Desde ahí, Cano guiaba el equipo de brókeres. Seis personas, cuatro en las oficinas y un par en otros dos lugares que no tenían contacto ni entre sí ni con el resto del equipo. Invertían en Forex, el mercado de divisas. Eran prudentes hasta el punto de no invertir cuando preveían grandes fluctuaciones en los mercados. Tenían una orden para detener pérdidas ('stop loss') que permitía que, en teoría, el inversor nunca perdiera más de un porcentaje ínfimo en una operación. En caso de dudas, decidía Cano, "un genio de los números" según sus colaboradores.

En lo deportivo, Cano no se limitaba a patrocinar. Era un aficionado que rara vez se perdía un partido. "Se le veía como un señor muy campechano, muy llano", recuerda un alto cargo local de la época que coincidió con Cano durante algún desafío liguero del Alcorcón. "Estaba entre el público, como uno más, con su polo y su vaquero".

Tanto en la presentación del equipo como en la campaña de abonos para la temporada 2017-2018 (la actual), lanzados en junio de 2017, el logo de ARC lucía todavía en las camisetas del primer equipo, que afronta su segunda temporada en Segunda División. Pero ya en agosto, en el debut liguero contra el Sporting de Gijón, en la camiseta no quedaba rastro de la empresa de Cano. Y, en la nueva temporada, no se le ha visto acercarse al Santo Domingo, donde los domingos juega la Agrupación. El patrocinador principal se cayó porque había dejado de pagar al club, explican fuentes del mismo.

Desde este mes de noviembre, el número de la oficina de ARC ha sido dado de baja y sus otros contactos pueden estar comunicando durante horas si uno intenta llamar. Alrededor de Cano se ha hecho el vacío.

Una licencia nunca aceptada

Cano y sus socios eran conscientes de que para operar como asesor de inversiones necesitaban una licencia. Es por ello que solicitaron poder operar como marca blanca del GKFX, operador británico de Forex con oficinas en todo el mundo. La solicitud se cursó ante el regulador del mercado financiero de Reino Unido (FCA, Financial Conduct Authority), pero GKFX la rechazó.

Sin embargo, en la página web de la FCA realtiva a GKFX se puede ver que ARC Trader aparece como 'brand name' (nombre de la marca) entre septiembre de 2016 y marzo de 2017. Es el tiempo durante el cual el operador británico estuvo evaluando la petición para acabar rechazándola, tal y como un portavoz de GKFX ha confirmado a El Confidencial. 

A pesar de ello, Cano utilizó una captura de pantalla de esa página web como prueba para sus clientes de que ARC ya tenía licencia. 

Andrés Raúl Cano Olivares no se parece a un bróker de los de las películas. Tiene 41 años y su imagen no es la del 'yuppie' encorbatado de las grandes metrópolis. Es un campechano señor de polos y vaqueros que se ha convertido en un genio de los ordenadores y de los algoritmos. O, al menos, así lo vendían los comerciales de ARC Trader (o ARC Broker, ambos nombres hacen referencia a la misma empresa) a las cientos de personas captadas para que invirtieran su dinero en las apuestas financieras de la compañía. Ahora le acusan de ser el cerebro de una estafa piramidal en la que convenció a sus clientes que habría creado un banco en Estados Unidos. Pero la entidad prometida no era nada más que una licencia otorgada por las autoridades de Anjouan Comores, un archipiélago frente a la costa de Mozambique.

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