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Los compradores del Popular estiman unas pérdidas ocultas de más de 3.000 millones
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tras analizar la documentación de la venta

Los compradores del Popular estiman unas pérdidas ocultas de más de 3.000 millones

Las primeras estimaciones realizadas por Santander, Bankia, BBVA, Caixabank y Sabadell han confirmado los presagios sobre el estado del balance de la entidad financiera

Foto: Sede del Banco Popular en Lisboa. (Reuters)
Sede del Banco Popular en Lisboa. (Reuters)

Los bancos que han analizado la documentación facilitada por JP Morgan y Lazard para analizar la posible compra del Banco Popular ya han sacado sus primeras conclusiones. La primera efectuada por los departamentos de riesgos de Santander, Bankia, BBVA, Caixabank y Sabadell es que la entidad presidida por Emilio Saracho tiene pérdidas ocultas por una inadecuada clasificación de los créditos de al menos 3.000 millones de euros, lo que ha generado dudas sobre el valor real del grupo financiero y sus necesidades de capital.

Según fuentes de hasta cuatro potenciales compradores, Popular debería hacer de forma inmediata dotaciones por esta cantidad. La entidad, sobre este punto, ha declinado hacer algún comentario, aunque es público que está llevando a cabo una retasación de sus activos inmobiliarios para saber si están bien valorados en su balance o si están contablemente sobrevalorados. Los resultados de este ejercicio serán determinantes para medir la situación del balance del banco.

Desde Popular aseguran que esta nueva tasación es la habitual que se hace todos los años, como cualquier otra entidad financiera. Pero fuentes internas del banco reconocen que, evidentemente, de este nuevo análisis se va a concluir que son necesarias nuevas dotaciones por el riesgo vinculado a operaciones con el sector del ladrillo. Los analistas dan por hecho que de este examen interno se derivarán unas necesidades de capital a corto plazo de entre 3.000 y 4.000 millones.

[Qué pasa con el Popular: la cronología para entenderlo​]

Los bancos que han analizado la documentación –80 operaciones problemáticas y otras 120 elegidas por cada comprador de forma aleatoria– van más allá si tienen en cuenta las denominadas pérdidas esperadas. Lo que también les preocupa es que de ese rango, entre el 60 y 70% se corresponde con préstamos ya en mora que tienen que ser dotados en los próximos doce meses. Popular ya hizo un saneamiento extraordinario, cuando reconoció pérdidas de 3.485 millones, que se han quedado cortas, según admitió el propio Saracho.

Sería muy difícil que ninguno de los candidatos a absorber el Banco Popular hiciera una OPA con prima sobre el precio actual de las acciones

Evidentemente, se trata de las primeras conclusiones a las que han llegado Santander, Bankia, BBVA, Caixabank y Sabadell, deducciones que han llevado a algunos de los potenciales compradores a barajar ofertas preliminares muy lejos de las expectativas del consejo de administración del Popular. Según las mismas fuentes, que piden total anonimato dada la sensibilidad que ha provocado el anuncio de la venta, algunos de los bancos han acudido a la subasta por la petición del ministro de Economía, Luis de Guindos, interesado en la consolidación del sector bancario español y evitar que la puja quede desierta.

[¿Qué pasa con el Popular?]

Estos números van a ser peinados en las dos próximas semanas con documentación adicional para que los interesados en presentar ofertas vinculantes sepan los riesgos que asumen. Varios bancos de inversión que están asesorando a Santander, Bankia, BBVA, Caixabank y Sabadell indican que, como ya adelantan varias firmas de análisis, el valor del Popular podría ser negativo en función de la cuantía de las pérdidas ocultas, lo que dificultaría que los candidatos a absorber el banco vinculado al Opus Dei hiciera una OPA con prima sobre el precio actual.

El factor político, el riesgo para Bankia

Según las estimaciones preliminares, el esfuerzo para quedarse con el Popular implicaría una ampliación de capital próxima a los 6.000 millones de euros. Un volumen de acciones que supondría una dilución directa sobre los accionistas, ya que los beneficios de integrar al que fuera el banco más rentable de España, como resultados de las sinergías por la reducción de plantilla, cierre de oficinas y de la aplicación de los créditos fiscales por las pérdidas de ejercicios anteriores, no se verían hasta años posteriores.

En el caso de Bankia, por su condición de entidad nacionalizada, reconocen que su primer objetivo es devolver el dinero a los españoles, tras la inyección de 22.400 millones que recibió del Estado en mayo de 2012. Además, admiten que con la composición actual del Congreso, con el PP sin mayoría, sería muy difícil defender el rescate de un banco privado cuyo presidente ha sido destituido —Ángel Ron— con cerca de 20 millones de euros entre sueldo, pensiones e indemnizaciones. Aun así, de momento toca seguir haciendo números.

Los bancos que han analizado la documentación facilitada por JP Morgan y Lazard para analizar la posible compra del Banco Popular ya han sacado sus primeras conclusiones. La primera efectuada por los departamentos de riesgos de Santander, Bankia, BBVA, Caixabank y Sabadell es que la entidad presidida por Emilio Saracho tiene pérdidas ocultas por una inadecuada clasificación de los créditos de al menos 3.000 millones de euros, lo que ha generado dudas sobre el valor real del grupo financiero y sus necesidades de capital.

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