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Pemex mete miedo en los astilleros gallegos ante el retraso en recoger sus barcos
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la mexicana, en plena crisis

Pemex mete miedo en los astilleros gallegos ante el retraso en recoger sus barcos

La petrolera mexicana inquieta al sector tras aplazar la entrega del de Ferrol y mantener el de Vigo en las gradas pese a estar prácticamente listo

Foto: Feijóo, con el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, durante la firma del acuerdo de colaboración en 2012. (EFE)
Feijóo, con el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, durante la firma del acuerdo de colaboración en 2012. (EFE)

Si Pemex no estuviera sumida en una profunda crisis, el retraso a septiembre en la recogida del buque que encargó a los astilleros Navantia de Ferrol no pasaría de anécdota. Pero la petrolera mexicana atraviesa el momento más delicado de su historia, sus directivos nada tienen que ver con los que hace unos años encargaron los buques en Galicia y el runrún de un aplazamiento mayor, con el consiguiente retraso en los pagos pendientes, circula en el sector desde hace meses. De ahí que todas las miradas se centren ahora en el otro astillero con encargo de la paraestatal, el vigués de Hijos de J. Barreras, donde la construcción del barco está prácticamente terminada.

La dirección de Navantia informó esta misma semana a los trabajadores de que el plazo de entrega previsto para julio se retrasa al menos hasta septiembre. De entrada no fue una mala noticia, ya que en Ferrol los trabajos van con mayor retraso que en Vigo, y el nuevo plazo da más margen para concluir la obra. Pero solo de entrada, porque viene a reforzar el temor a que el retraso se deba a la falta de liquidez de la mexicana y a que la entrega sufra nuevos retrasos. Pemex contrató los dos floteles -barcos de acomodamiento de personal de plataformas petrolíferas 'offshore'- por 150 millones de euros cada uno. Aunque ya ha efectuado varios pagos, queda por satisfacer casi la mitad del presupuesto.

En el caso de Vigo se da la circunstancia de que cuando se firmó la construcción del buque, a finales de 2013, Pemex se quedó de paso con el 51% del capital del histórico astillero por apenas cinco millones de euros. Aquella operación se presentó en público con el anuncio de una auténtica lluvia de contratos, pero transcurridos dos años y medio no se ha concretado ni una de esas operaciones, y Barreras se quedará sin carga de trabajo en cuanto finalice la construcción del flotel. En este tiempo se ha producido también la súbita crisis en Pemex, producto de la caída del precio del petróleo, que ha obligado a la compañía a efectuar recortes por 5.000 millones de euros y la enfrenta a una deuda de 2.000 millones con proveedores.

El nerviosismo se extiende entre los trabajadores de los astilleros desde hace tiempo. En un intento de tranquilizar los ánimos, el presidente de Barreras, José García Costas, llegó a anunciar que la entrega del barco no solo no se demoraría sino que se adelantaría a junio, pero Pemex lo niega y sostiene que de momento no hay modificación del calendario inicial, que establece la recepción de la obra en julio. Los operarios carecen de información oficial. “No hemos recibido explicaciones de ningún tipo”, lamenta el secretario de Industria de Comisiones Obreras de Vigo, Ramón Sarmiento.

El barco de Barreras ya hizo hace semanas sus primeras pruebas oficiales en la ría y luce pintado con los colores de la bandera de México, pero no hay fecha de entrega. También el de Navantia fue botado en un acto con abundante presencia de autoridades, aunque ha vuelto a las gradas para rematar las obras. “Que un armador retrase la entrega por un problema de liquidez o porque está buscando un comprador no es algo tan extraño en el sector naval, el problema es que la situación que atraviesa Pemex no alienta al optimismo”, afirma Sarmiento. “En esos casos, se suele recurrir al ‘cambia esto, revísame aquello’, que es lo que, al parecer, está ocurriendo en Vigo”, añade. Sin encargos que tomen el relevo del flotel, el pago de las cantidades pendientes es una urgencia para el astillero vigués.

Peticiones de calma

Las llamadas a la calma de la dirección la factoría naval de Vigo son constantes, aunque los hechos nunca acaben de confirmar los anuncios realizados de nuevos contratos. Incluso después de la quiebra de la compañía mexicana, en septiembre pasado se anunció la construcción de un tercer flotel, hermano del 'Reforma Pemex' que se ultima en Vigo. Lo anunció el coordinador de asesores de la petrolera, Carlos Roa, uno de los directivos que negociaron la operación de Barreras. Pero la cúpula directiva de Petróleos Mexicanos no tardó en caer, y el nuevo director, José Antonio González Anaya, agitó incluso el fantasma de la desinversión, cuando afirmó que la empresa venderá “todo lo que no sea atractivo”, incluyendo “los astilleros de Galicia”. Era su respuesta a la pregunta concreta de un periodista sobre la posibilidad de venta de Barreras.

También busca comprador el propietario y a la vez cliente del astillero vigués para los dos barcos en construcción. Lo confirmó otro de los directivos que negociaron con Feijóo la operación gallega, José Manuel Carrera Panizzo, ahora al frente de Alianzas y Nuevos Negocios de la petrolera. “Intentaremos monetizarlos en este 2015”, afirmó en abril del año pasado en una entrevista con un medio mexicano. Transcurridos 13 meses, la venta aún no se ha concretado. La intención de Pemex era que la recepción de los barcos la realizaran sus nuevos dueños.

No es una venta fácil, ya que el uso de los denominados floteles está relacionado con una actividad petrolífera en claro declive. Tanto el 'Reforma Pemex' de Vigo como el 'Orgullo Petrolero' de Navantia son buques que prestan servicios de acomodación de personal que trabaja en plataformas 'offshore'. “El mercado se ha caído”, lamenta el secretario de Industria de Comisiones Obreras. El barco que se construye en Vigo, de 131 metros de eslora y con capacidad para alojar a 700 personas, está “prácticamente acabado”, confirma.

Desde que Pemex entró en crisis, su interlocución con Vigo ha sido mucho menor, y tiene de hecho dos vacantes no cubiertas en el consejo de administración de Barreras. “La relación con la petrolera es prácticamente nula”, advierte Ramón Sarmiento.

Pero más que el retraso que se pueda producir en la recepción y en los pagos, lo que inquieta a los trabajadores es la falta de concreción de todos aquellos barcos que se iban a construir en astilleros de Galicia. Solo en Barreras, se hablaba de tres buques tanque, de un atunero, de un barco de apoyo a plataformas petrolíferas e incluso de ese nuevo flotel que se anunciaba hace solo unos meses. “Ahora ni siquiera se habla de nada de esto, vamos a entrar en una situación muy complicada”, alerta el dirigente sindical.

Si Pemex no estuviera sumida en una profunda crisis, el retraso a septiembre en la recogida del buque que encargó a los astilleros Navantia de Ferrol no pasaría de anécdota. Pero la petrolera mexicana atraviesa el momento más delicado de su historia, sus directivos nada tienen que ver con los que hace unos años encargaron los buques en Galicia y el runrún de un aplazamiento mayor, con el consiguiente retraso en los pagos pendientes, circula en el sector desde hace meses. De ahí que todas las miradas se centren ahora en el otro astillero con encargo de la paraestatal, el vigués de Hijos de J. Barreras, donde la construcción del barco está prácticamente terminada.

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