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Aranjuez y Torrelodones confían en sus dos nuevos casinos para salvar las cuentas
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EN MADRID, EN RECOLETOS Y GRAN VÍA

Aranjuez y Torrelodones confían en sus dos nuevos casinos para salvar las cuentas

Los dos grandes casinos de Madrid han abierto sucursales en la capital. Se trata de salvar un sector, el del juego, que no ha parado de caer desde 2007

Foto: Vista del Casino Gran Vía
Vista del Casino Gran Vía

Madrid ya tiene lo que le faltaba para competir con las grandes capitales europeas: un casino. En realidad dos, uno en el paseo de Recoletos y otro en Gran Vía. Hace más de 90 años que la ciudad no contaba con una sala de juegos a un paso del kilómetro cero. La razón era una legislación que impedía a estas salas instalarse a menos de 29 kilómetros de una gran urbe.Otras ciudades ya habían regulado este aspecto y Madrid se ha apuntado, la última, al carro.

Torrelodones y Aranjuez, los dos grandes casinos madrileños, no han tardado en abrir sus sucursales en la capital con la idea de intentar recuperar unos ingresos que no han dejado de caer desde el comienzo de la crisis. Según la Asociación Española de Casinos del Juego, elsector ha caído un 50% desde 2007 y se han destruido 2.000 puestos de trabajo.

A falta de cerrar datos de 2013, la asociación estima una caída del 2% que se suma al cierre negativo del 10% del año anterior. “Los casinos en el centro de Madrid nos darán proximidad con el cliente, ya no hace falta coger el coche para jugar y, además, se convierte en un complemento a la oferta cultural de la ciudad”, apunta Heliodoro Giner, secretario general de la asociación. Si no puedes ir al casino, el casino viene a ti.

Adaptarse a los tiempos

La alta fiscalidad a la que está sometido el sector -45% en la Comunidad de Madrid-; la crisis; el juego online; las restricciones en publicidad y la ley antitabaco han sido sus principales problemas; estar lejos del turismo tampoco les ha ayudado a recuperase económicamente.

placeholder Casino Gran Madrid, en Recoletos. (Efe)

El primero en apresurarse a sacar beneficios del cambio de legislación -que la comunidad llevó a cabopara intentar que Las Vegas Sands acabaraen Madrid- fue Torrelodones, con su apéndice Casino Gran Madrid en el paseo de Recoletos. Apenas llevaun mes abierto y ni siquiera tieneun balance provisional de su clientela, pero “la inversión se ha hecho para reconducir esas cifras, que no han parado de bajar”, reconoce José María Paredes, director de Comunicación y Marketing. “Las expectativas para este año tras la inversión son buenas, de otro modono nos hubiéramos movido de casa”.

Lo que se ideó como un proyecto para compensar la posible llegada de Las Vegas Sands ha acabado convirtiéndose en un complemento del negocio de Torrelodones. En estas nuevas instalaciones la idea es atraer a un público joven: de los 500.000 visitantes anuales del casino de Torrelodones, 150.000 tenían menos de 25 años. La moda del póquer tiene parte de culpa, por eso han firmado un acuerdo con Poker Star para celebrar las llamadas Póquer Room.

No es el único intento por adaptarse a los tiempos y sobrevivir. ¿Ley antitabaco? Son el primer casino de verano al aire libre. ¿Competencia en internet? Es el primercasino online legal de España. ¿Demasiados partidos de fútbol? Crean un sports bar para contrarrestar. Y aun así, la crisis les ha golpeado como al resto.

1.500 clientes nuevos

Los responsables del Casino Gran Vía, del mismo grupo que el situado en Aranjuez, están convencidos de que el nuevo emplazamiento –inaugurado en diciembre- “aumentará considerablemente los beneficios consolidados del grupo”, según señala Juani Abellaneda, directora de Comunicación y Marketing. Sus expectativas para 2014 son muy positivas teniendo en cuenta que en un mes, desde su apertura en pleno corazón de la capital, ha registradode media1.500 clientes diarios, muchos de ellos turistas.

Edificio de Gran Vía donde se aloja el casino. “Además de aficionados al juego, nos visitan personas de todas las edades, parejas jóvenes y grupos de amigos que disfrutan de la experiencia del casino. La ubicación, con respecto al Casino de Aranjuez, contribuye a atraer a un nuevo público que quiere conocer el espacio por dentro”, explica Abellaneda.

Y entre esos 'curiosos', de nuevo, los jóvenes, la nueva generación que puede seguir contribuyendo a mantener el sector del juego. “El negocio del póquer no sólo ha relanzado el negocio, ha contribuido a acercar los casinos a la gente joven como una opción de ocio para divertirse”, apuntan.

David contra Goliat

Los nuevos casinos en Madrid amplían el mercado de la competencia de oferta de juego; los bingos tienen ahora un nuevo rival contra el que luchar. “Éramos el negocio de proximidad pero acabamos de perder esa característica”, apunta Fernando Henar, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Empresarios de Juegos del Bingo.Están preocupados, saben que es una competencia dura, y estiman que aunque el daño no será inmediato sí habrá “un goteo constante y se crearán nuevos hábitos de quienes iban al bingo y ahora decidan pasarse al casino”.

También están preocupados desde la Federación de Jugadores Rehabilitados. Para ellos un casino en el centro de la ciudad para un ludópata es igual que “un botellón en la casa de un alcohólico”, dice su presidente,Máximo Enrique Gutiérrez.

Se calcula que el 3% de la población española sufre algún tipo de problema de ludopatía y las nuevas tecnologías bajan la edad de quienes se vuelven adictos al juego.“Nosotros vemos lícito que los casinos reclamen lo que necesiten, nosotros vamos contra la Administración, que quiere arreglar la economía con el juego y no se da cuenta del gasto sanitario que conlleva”, sentencia Gutiérrez.

Madrid ya tiene lo que le faltaba para competir con las grandes capitales europeas: un casino. En realidad dos, uno en el paseo de Recoletos y otro en Gran Vía. Hace más de 90 años que la ciudad no contaba con una sala de juegos a un paso del kilómetro cero. La razón era una legislación que impedía a estas salas instalarse a menos de 29 kilómetros de una gran urbe.Otras ciudades ya habían regulado este aspecto y Madrid se ha apuntado, la última, al carro.

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