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Las recetas contra el bloqueo político si todo sigue igual tras el 10-N: no hay que ir lejos
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dos repeticiones desde 2016

Las recetas contra el bloqueo político si todo sigue igual tras el 10-N: no hay que ir lejos

Desde los representantes del bipartidismo hegemónico, han sido distintas las voces que han abogado por reformas que facilitaran la formación de un ejecutivo, incluso Sánchez y Casado

Foto: Votantes en un colegio electoral en una imagen de archivo. (EFE)
Votantes en un colegio electoral en una imagen de archivo. (EFE)

Con permiso de la sentencia del 'procés', los disturbios en Cataluña y la exhumación de Francisco Franco, hay otro gran tema que domina la campaña (y precampaña) y que marca el mensaje de las formaciones políticas: el bloqueo político y cómo evitar que este vuelva a imponerse en la democracia española. Tras el reparto de culpas entre PSOE, Podemos, PP y Ciudadanos sobre quién ha provocado la repetición electoral, los partidos son conocedores del hartazgo de la población. Así se explica el giro dado por los de Albert Rivera levantando el bloqueo a Pedro Sánchez, pero también el argumentario de la plataforma de Íñigo Errejón, especialmente en sus primeros días de vida, enfatizando que ellos no bloquearían un gobierno progresista.

Desde el bipartidismo hegemónico, han sido distintas las voces que han abogado por reformas que facilitaran la formación de un ejecutivo, incluso el propio presidente en funciones y el líder de la oposición. La historia reciente, tras la entrada de nuevas formaciones como Ciudadanos y Podemos, demuestra las dificultades que tienen los políticos españoles para alcanzar acuerdos de gobierno. Así lo demuestran la repetición electoral de 2016, la investidura de Rajoy apoyado por un PSOE fracturado y Sánchez dimitiendo y, ahora, con una nueva repetición electoral tras el 28 de abril.

placeholder Un hombre introduce su papeleta en una urna de un colegio de Algeciras (Cádiz) en una imagen de archivo. (EFE)
Un hombre introduce su papeleta en una urna de un colegio de Algeciras (Cádiz) en una imagen de archivo. (EFE)

Ante este escenario, hay distintas vías que podrían facilitar la formación de un gabinete. Estas pueden pasar por una reforma del sistema electoral que facilitara la obtención de mayorías más amplias, por la instauración de un sistema presidencialista en el que los ciudadanos votaran directamente al mandatario o por una reforma del modelo de investidura. En todos estos casos, existen ejemplos de otros países o territorios en los que España podría fijarse para inspirarse. Reino Unido, Grecia, Castilla-La Mancha o el País Vasco poseen algunos modelos que irían en esta dirección. Pero, ¿qué ventajas y complicaciones tiene cada uno?

Sistema electoral y reparto de escaños

En cuanto al modelo de reparto de escaños, son dos los ejemplos que podrían alejar las opciones de bloqueo. Aquí entra el británico, que, como explica el politólogo Pablo Simón, implicaría modificar "el sistema electoral para ajustarlo a un sistema de tipo mayoritario". "Este lo que hace es dividir a España en un montón de circunscripciones, tantas como diputados, por las que peleara un solo diputado, a una o dos vueltas, ya fuera como el sistema británico o francés", asegura el profesor de la Universidad Carlos III en una conversación con El Confidencial. En el caso de España, se contemplan un máximo de 400 diputados -actualmente solo se reparten 350-, por lo que España quedaría dividida en hasta 400 distritos o demarcaciones en los que solo saldría elegido un representante.

Para Simón, "esto implicaría una reforma constitucional porque nuestro sistema tiene que ser proporcional. El director de El Orden Mundial, Fernando Arancón, apunta que este modelo deja a los diputados más "atados" a sus territorios, en lugar de a los partidos, lo que -según el experto- podría disminuir el peso de Madrid y el centralismo en la toma de decisiones. Este sistema, al poder acceder en cada circunscripción solo un diputado, favorece mayorías más amplias de los grandes partidos con una mayor concentración de voto.

placeholder Kyriakos Mitsotakis, primer ministro girego. (Reuters)
Kyriakos Mitsotakis, primer ministro girego. (Reuters)

Otra alternativa sería el modelo griego del 'bonus'. Este conllevaría "una reforma de la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General) y en un principio no requiere una reforma constitucional. Esta podría circunscribirse a utilizar los 50 diputados que no tenemos ahora mismo, ya que se pueden subir hasta 400, y darle una prima de 50 escaños al más votado. No necesariamente tiene que asegurar la gobernabilidad, y de hecho en la pasada legislatura no la habría dado, pero acercaría un partido a tener una mayoría absoluta y, en teoría, facilitaría los acuerdos", explica Simón, aunque alerta de que este sistema significaría "que estaríamos toqueteando la voluntad de los españoles": "Estás haciendo que la gente vote y luego traduces eso que la gente vota de diferentes maneras. Creo que eso es poco recomendable".

Misma línea sigue Arancón en relación al modelo heleno, ya que considera que "el gran problema que tiene este es que, aunque te da una mayor estabilidad, genera una deslegitimación política porque estás regalando 50 escaños a un partido". "A nivel democrático", incide en una entrevista con El Confidencial, "es una medida cuestionable a efectos de representatividad". Otro de los aspectos que habría que determinar en este sistema es de dónde saldrían esos diputados de 'bonus' para el vencedor. "Habría que ver el encaje de esos 50 diputados, que podrían elegirse a dedo, o con una especie de listas que hubiera que presentar". "Este genera una desafección política importante", enfatiza el director de El Orden Mundial.

Reformar la investidura

Más allá del reparto de bonus, otra vía sería la reforma del sistema de investidura, fijado en el artículo 99 de la Constitución, haciendo que el presidenciable no necesitara mayorías tan amplias o con fórmulas que hicieran casi imposible las repeticiones electorales. Aquí es donde entraría, por ejemplo, el modelo que se sigue en los ayuntamientos o en Castilla-La Mancha. En estos casos, tras la asignación de escaños elegidos por los votantes en las urnas, las formaciones tienen un margen para negociar y alcanzar acuerdos de mayorías que permitan la creación de un ejecutivo. Pasado este periodo, y en el caso de que no lograran pactar una mayoría, el primer edil o presidente pasa a ser el candidato de la fuerza más votada por los ciudadanos. "Ganas por descarte", resume Arancón.

Un objetivo similar tiene el sistema de investidura vasco, es decir, que se permita la formación de un gobierno con una mayoría simple antes que generar un bloqueo. El sistema de la Lehendakaritza, del que ya se benefició Íñigo Urkullu. En este, se pueden presentar varios candidatos. En caso de que nadie alcance mayoría absoluta, los dos con más apoyos pasan a segunda vuelta donde solo es necesaria la mayoría simple y solo se puede votar abstención o a uno de los nombres. "Esto hace que siempre haya una mayoría simple en favor de un candidato y que siempre haya alguien", incide Simón, de la plataforma Politikon. Para Arancón, "puede ser una opción, pero tampoco te garantiza estabilidad porque generas la victoria por descarte".

placeholder El lehendakari, Iñigo Urkullu. (EFE)
El lehendakari, Iñigo Urkullu. (EFE)

"Esto serviría para evitar el bloqueo; lo que evitaríamos es que se bloquee la investidura, pero luego el Gobierno quedaría paralizado. Si el Gobierno no busca apoyos en la cámara, es muy difícil que eso prospere", afirma el politólogo, que considera que si se facilitara la formación de ejecutivos, las mociones de censura también deberían ser más sencillas para la oposición, lo que implicaría una reforma paralela de lo recogido en el artículo 113 de la Carta Magna. La censura y deposición podría lograrse entonces o bien con una mayoría simple -más síes que noes- o bien sin presentar un candidato alternativo, de forma que se solventara con una convocatoria electoral automática tras la censura. "Si queremos cambiar esto, hay que tocar el sistema en su conjunto", advierte.

Simón aboga por esta alternativa, junto con una mayor capacidad para que el poder legislativo ejerza un control más férreo sobre el Ejecutivo, "en lugar de tocar el sistema electoral porque creo que es más arriesgado, ya que sería percibido como una manipulación de las reglas y puede generar distorsiones y que haya más enfado". "Me inclino más por tocar el sistema después de que la gente ya ha votado y no cuando lo está haciendo porque es bastante más distorsivo", argumenta el experto, que también cree que habría que reducir el papel del Rey en este ámbito para no erosionar su figura.

"Reformar las normas cuando todos los partidos están yendo a elecciones para al día siguiente especular, eso no hay sistema que lo contemple"

La que parece más inverosímil es un régimen presidencialista en la que los electores votaran de forma directa, además de los legisladores, al mandatario como sucede en EEUU. La reforma de calado que implicaría esta vía acabaría en principio con la monarquía parlamentaria actual, como coinciden Simón y Arancón. Esto la descarta casi por completo. El de experto de Politikon precisa, además, que puede no favorecer la estabilidad y redimensionar los poderes del 'premier'. "Da muchos poderes al presidente. Puede ser a doble vuelta como el francés y tener muy cerca las legislativas. O, en los presidenciales puros, podemos encontrarnos con el presidente de un color y la cámara de otro color, como pasa en EEUU ahora... Esto realmente hace, como los clásicos explican, que el modelo presidencial sea más inestable", concluye Simón.

Pese a estas opciones que pudieran facilitar la formación de ejecutivos, la gobernabilidad y la estabilidad del país se antoja complicada si no hay un cambio en la cultura democrática de los partidos y los españoles. Así lo cree Fernando Arancón, quien defiende que "reformar las normas cuando todos los partidos están yendo a elecciones para al día siguiente especular con nuevos comicios y sacar más, eso no hay sistema que lo pueda contemplar; es de tal despropósito que no hay sistema que lo pueda amparar. No tiene sentido", esgrime el especialista de El Orden Mundial.

Con permiso de la sentencia del 'procés', los disturbios en Cataluña y la exhumación de Francisco Franco, hay otro gran tema que domina la campaña (y precampaña) y que marca el mensaje de las formaciones políticas: el bloqueo político y cómo evitar que este vuelva a imponerse en la democracia española. Tras el reparto de culpas entre PSOE, Podemos, PP y Ciudadanos sobre quién ha provocado la repetición electoral, los partidos son conocedores del hartazgo de la población. Así se explica el giro dado por los de Albert Rivera levantando el bloqueo a Pedro Sánchez, pero también el argumentario de la plataforma de Íñigo Errejón, especialmente en sus primeros días de vida, enfatizando que ellos no bloquearían un gobierno progresista.

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