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La violencia de género embarra el debate a la sombra de Vox y sin pacto de Estado
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SEGUNDO DEBATE A CUATRO

La violencia de género embarra el debate a la sombra de Vox y sin pacto de Estado

Ni la inmigración ni el aborto hacieron que los candidatos entrasen en barrena como lo hizo la violencia machista. Sánchez metió a Vox en escena y Rivera lo acusó de dinamitar el pacto de Estado

Foto: Los candidatos a presidir el Gobierno de España al inicio del debate. (EFE)
Los candidatos a presidir el Gobierno de España al inicio del debate. (EFE)

Los candidatos lo han apostado todo a la segunda vuelta del debate electoral a cuatro, asumiendo mayores riesgos, sobre todo Pablo Casado tras haber quedado desdibujado por Albert Rivera en el primer asalto, y los momentos de tensión se han sucedido desde el arranque. Pedro Sánchez era quien más tenía que perder y optó por mantener su estrategia conservadora durante el primer bloque del debate referente a programa electoral, aunque sin eludir el cuerpo a cuerpo, disparando mensajes cortos con propuestas fundamentalmente de tinte social, a modo de 'mansplaining' al electorado de Podemos, como blindar por ley el carácter público de las pensiones, luchar contra la precariedad acabando con la dualidad en el mercado de trabajo, implantar la tarifa plana para los autónomos o aumentar la oferta de vivienda pública.

Pablo Iglesias subió la apuesta proponiendo una intervención del mercado del alquiler, volver a subir el salario mínimo interprofesional, una renta garantizada para las familias monoparentales, reducir la edad de jubilación o elevar a 24 semanas los permisos de maternidad y paternidad hasta las 24 semanas al final de la legislatura. Todo ello remarcando la idea que Podemos es la garantía para que el PSOE cumpla sus promesas y sin blandir la Constitución, solo citando sus artículos en lugar de leerlos directamente como hizo en el primer debate a cuatro de RTVE.

Albert Rivera enarboló como medida estrella el contrato único y compitió con Pablo Casado en lo referente a la baja generalizada de impuestos, como el de sucesiones o el de patrimonio, pero también el IRPF. El candidato de los populares y el de Ciudadanos también coincidieron a la hora de promover una ley "antiocupación" -con penas de cárcel de uno a tres años- para aumentar la seguridad de los propietarios a la hora de sacar sus viviendas al mercado del alquiler para aumentar la oferta y con ello bajar los precios.

Ni la inmigración ni el aborto hicieron que los candidatos entrasen en barrena como lo hizo la violencia de género. Si Pedro Sánchez rescató al partido Vox, ausente del debate, para echar en cara a Partido Popular y Ciudadanos sus posiciones, incluso su supuesta intención de elaborar listas negras en Andalucía contra trabajadores que luchan contra la violencia de género. "Como consecuencia del pacto en Andalucía, han empezado a mandar circulares a los médicos, ha sido denunciado por los sindicatos. Esto es lo que hace su consejería, señor Rivera. Esto es una vergüenza y es decepcionante que lo haga un partido como Cs". Rivera le respondió al ataque acusándolo de diminar el pacto de Estado en esta materia. Antes de ello le reprochó que por sus palabras no estaba a la altura de ser presidente del Gobierno además de pedirle que no hiciese política con el dolor de las víctimas.

Casado también dijo basta en este punto y le espetó a Sánchez no volvería a tolerar que lo volviese a señalar con el tema de la violencia de género. "Porque soy hijo, marido y padre de una hija no diga que el PP no defiende a las víctimas de la violencia de género", arremetió el candidato a la presidencia del PP mientras le preguntaba a Sánchez si iba a indultar a los violadores de 'La Manada'. Fue entonces cuando blandió la Prisión Permanente Revisable para castigar a los violadores reincidentes y también ciertos delitos contra las mujeres.

El líder de Ciudadanos devolvió el golpe a Sánchez acusando a su partido de "echar a las mujeres de Cs" de la manifestación feminista del 8-M. "No voy a permitir a un sucedáneo de presidente como Sánchez me tire a la cara la violencia de género. Me indigna. No tiene superioridad moral porque es incompetente en su gestión".

"No nombran a Vox", volvía a la carga Sánchez, haciendo protagonista una vez más al gran ausente del debate, Santiago Abascal. "Es inaceptable", murmuraba Casado, mientras Rivera insistía en que las acusaciones de Sánchez lo "inhabilitan" en el cargo. "Vox dice que una mujer violada no tiene derecho a abortar", insistía el líder de los socialistas, o que "la verdadera dictadura es la feminista". Iglesias volvió a autoerigirse en moderador, lamentando la "vergüenza por la forma del debate", pero al mismo tiempo animando a buscar un consensos para cambiar el Código Penal, introduciendo que "solo sí es sí", cambiando el tipo penal para juzgar como violación episodios como el de 'La Manada' y aumentando las ayudas a las mujeres maltratadas para que tengan alternativa habitacional.

El cruce de golpes bajos en esta parte del bloque programático, que finalmente absorbió la casi totalidad del debate, alejó el consenso en torno al pacto de Estado sobre violencia de género. Mucho más alejado incluso que en materia de inmigración. "¿Cabe un pacto de Estado de inmigración?", preguntaron los moderadores, mientras Sánchez subrayaba que se lo propuso al PP pero con una negativa como respuesta. "Si tuviese interés me hubiese llamado más veces", le respondía el candidato de los populares. Iglesias, por su parte, planteó que un pacto de Estado ha de cumplir la legislación internacional.

Los candidatos lo han apostado todo a la segunda vuelta del debate electoral a cuatro, asumiendo mayores riesgos, sobre todo Pablo Casado tras haber quedado desdibujado por Albert Rivera en el primer asalto, y los momentos de tensión se han sucedido desde el arranque. Pedro Sánchez era quien más tenía que perder y optó por mantener su estrategia conservadora durante el primer bloque del debate referente a programa electoral, aunque sin eludir el cuerpo a cuerpo, disparando mensajes cortos con propuestas fundamentalmente de tinte social, a modo de 'mansplaining' al electorado de Podemos, como blindar por ley el carácter público de las pensiones, luchar contra la precariedad acabando con la dualidad en el mercado de trabajo, implantar la tarifa plana para los autónomos o aumentar la oferta de vivienda pública.

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