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El INE rebaja una décima el IPC, hasta el 6%, pero los alimentos se disparan un 16,6%
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LOS PRECIOS SUBEN EN FEBRERO

El INE rebaja una décima el IPC, hasta el 6%, pero los alimentos se disparan un 16,6%

La inflación subyacente bate un nuevo récord (7,6%), una décima menos que el dato adelantado. Las legumbres ya son un 6,7% más caras que hace un mes; las frutas, un 4,5%

Foto: Foto: EFE/Eduardo Oyana.
Foto: EFE/Eduardo Oyana.

El encarecimiento de la cesta de la compra no da un respiro ni tras la bonificación del IVA a los productos básicos. Los alimentos se han disparado un 16,6% en el último año, según el dato revisado del índice de precios de consumo (IPC) de febrero, conocido este martes. El Instituto Nacional de Estadística (INE) rebaja una décima la subida de la inflación respecto a la cifra adelantada hace dos semanas, pero eso no impide que el IPC repunte por segundo mes consecutivo, hasta el 6%. La inflación subyacente, que también se revisa una décima a la baja, bate un nuevo récord, al alcanzar el 7,6%.

El sorpaso, que se produjo el pasado diciembre, demuestra que lo que empezó como una espiral energética se ha trasladado al conjunto de la economía, en un proceso que empeora cada mes y tiene su epicentro en la revalorización de la cesta de la compra. Más allá de las cifras anuales, que están muy condicionadas por el llamado efecto base, la comparación mensual ofrece una imagen elocuente: las legumbres y hortalizas subieron un 6,7% en febrero respecto a enero, las frutas un 4,5%, las bebidas no alcohólicas un 4,4% y el pan, un 1,6%. En su conjunto, los alimentos son un 2% más caros que hace 28 días.

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En otras palabras: el efecto de la reducción del IVA del aceite y la pasta y la bonificación de ese mismo impuesto para los productos básicos, entre ellos la leche o los huevos, se ha disipado en su segundo mes en vigor, y no sirve para aplacar unos precios que están condicionados por los mercados internacionales. De hecho, la tasa anual de los alimentos sube 1,2 puntos respecto al dato de enero (15,4%), hasta batir un nuevo récord. En ese contexto, el debate en el seno del Gobierno se ha intensificado durante las últimas semanas, sobre todo tras el tope voluntario adoptado por los supermercados franceses para una cesta básica de productos. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, pide aplicar una medida similar en España.

La alimentación es lo que más preocupa en la Moncloa y en los hogares, pero no es lo único que se está encareciendo. También lo ha hecho la electricidad, un 12,6% durante los 28 días de febrero, o los servicios relacionados con el turismo. En cambio, el transporte sigue abaratándose gracias a las bonificaciones en los billetes, al igual que el vestido y el calzado, debido al efecto de las rebajas. Esto no ha evitado que el dato mensual del IPC se haya disparado nueve décimas en febrero, su mayor incremento desde junio, durante lo peor de la crisis energética.

Las cifras anuales son más benignas, gracias a lo que en la jerga económica se conoce como efecto base. La comparación del nivel de precios con el que se registraba en febrero del año pasado, cuando la espiral se aceleraba al inicio de la guerra en Ucrania, hace que vez vaya a ser más difícil ver subidas importantes del IPC. Es cierto que la tendencia de moderación que se registró en otoño, en paralelo al abaratamiento de la energía, se ha revertido, y la inflación anual se apunta una décima, hasta alcanzar el 6%. Pero también es cierto que se halla muy lejos de los máximos del pasado verano, gracias a la contribución del transporte, que resta medio punto, pese a la retirada de la subvención de los combustibles. Casi todos los principales grupos, en cambio, suman inflación, con la vivienda (tres décimas) y los propios alimentos (dos décimas) entre los aceleradores de la espiral.

En estos momentos, la mayor preocupación para los bancos centrales es el dato subyacente, que elimina el efecto de los elementos más volátiles, como la energía o los propios alimentos. Aunque el ritmo de crecimiento se ha moderado, y ya solo se apunta una décima, el nuevo récord del 7,6% demuestra que el problema inflacionista de España empieza a ser estructural. De hecho, si se mira al dato mensual, la situación es preocupante: sumó siete décimas en los 28 días de febrero.

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Kevin Lamarque) Opinión
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Pese a estas señales de alerta, el mejor comportamiento de España frente al resto de Europa —registra el tercer IPC más bajo entre los 20 países del euro— justifica el moderado optimismo del Gobierno. "Las medidas adoptadas para amortiguar el alza de los precios tienen recorrido", aseguran desde el Ministerio de Asuntos Económicos, y ponen como ejemplo el abaratamiento del 7,2% en el transporte urbano durante el último mes. El departamento que dirige Nadia Calviño atribuye el encarecimiento de los alimentos a "una reducción puntual de la oferta como consecuencia de unas condiciones climáticas desfavorables, en España y en otros países comunitarios, que ha provocado un incremento de precios por el aumento de la demanda internacional". Y concluye: "Su nivel de aumento es similar al de Francia e inferior al de Alemania".

El encarecimiento de la cesta de la compra no da un respiro ni tras la bonificación del IVA a los productos básicos. Los alimentos se han disparado un 16,6% en el último año, según el dato revisado del índice de precios de consumo (IPC) de febrero, conocido este martes. El Instituto Nacional de Estadística (INE) rebaja una décima la subida de la inflación respecto a la cifra adelantada hace dos semanas, pero eso no impide que el IPC repunte por segundo mes consecutivo, hasta el 6%. La inflación subyacente, que también se revisa una décima a la baja, bate un nuevo récord, al alcanzar el 7,6%.

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