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Verdades y mentiras de la vivienda en Barcelona durante la era Colau
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Verdades y mentiras de la vivienda en Barcelona durante la era Colau

Las cifras no avalan ni el éxito de Colau ni tampoco su fracaso rotundo. Más bien que los factores externos —subida de tipos, pandemia— afecta más al sector que la política municipal

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en el patio del Congreso. (EFE/Zipi)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en el patio del Congreso. (EFE/Zipi)
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Ada Colau llegó a la alcaldía por la crisis de la vivienda, la cual tenían un importante peso en la agenda política del 15-M. Ahora que la alcaldesa quiere revalidar su mandato por tercera vez, en la que será una de las ciudades más disputadas de las próximas municipales, parece un buen momento para repasar los efectos de la política de vivienda de la alcaldesa y sus consecuencias sobre un mercado ya muy presionado. Colau ni ha sido tan buena como mantiene ella misma ni tan nefasta como denuncian sus detractores. Los precios subieron bajo su mandado, cierto. Pero también ha crecido la oferta, y medidas como el 30% de obligatoriedad de VPO para los promotores privados no ha tenido un efecto tan negativo como, en su momento, anunciaron los más agoreros del lugar.

Este análisis se ha hecho basándose en el estudio 'La vivienda en el área metropolitana', que permite recoger los datos entre 2015, año en que Colau salió escogida por primera vez, hasta el cierre de 2021. Durante ese período, la vivienda libre en propiedad pasó de valer 3.273 euros el metro cuadrado en 2015 a 4.369 euros el metro cuadrado. Un incremento en siete años del 33,4%. Los precios del residencial solo bajaron en el año de salida de la pandemia, en 2021, el último ejercicio que recoge este trabajo, y no lo suficiente como para afectar a la totalidad del periodo.

Sin embargo, el precio de la vivienda libre no era clave para los votantes de Colau. Solo las clases más pudientes podían comprarse un piso nuevo en Barcelona y muchos de ellos no votaban a la marca de Podemos en Cataluña. La alcaldesa y líder de los Comunes se la jugaba en el alquiler y aquí los precios también se han disparado.

En 2015, cuando Colau accedió en mayo de aquel año a su vara de alcaldesa, los precios de alquiler medios estaban situados en 735 euros al mes en la capital catalana. En 2021 ese mismo alquiler medio se había situado en 919 euros mensuales, según el estudio del Área Metropolitana de Barcelona. Es decir, durante "el colauato" vivir de alquiler en Barcelona se encareció un 25%. No era lo que se había prometido a los votantes, pero en una época de bonanza económica y tipos bajos, la evolución fue similar en otras ciudades con mucha demanda, como Madrid, San Sebastián o Palma de Mallorca. En todo caso, los alquileres en Barcelona subieron menos que la vivienda libre, que siguió con la escalada que ya se había vivido con Xavier Trias como alcalde.

Como en el resto de España, la vivienda es el gran factor de desigualdad de la economía española. De la evolución de los precios podría concluirse que la política de vivienda de Colau fue un fracaso. Pero no es tan sencillo. Porque no se puede vincular esta evolución de los precios a una caída de la oferta. De hecho, la marcha de la oferta no apoyaría la dureza de algunas críticas.

Más vivienda

En el arranque del primer mandato de Colau, en 2015 había iniciados 1.408 pisos nuevos. Es verdad que esta cifra baja en los dos primeros años de manera ligera. Pero después remonta. En 2021, las viviendas nuevas iniciadas sumaban 2.144 unidades en la capital catalana, 736 pisos más que cuando Colau y los suyos desembarcaron en el consistorio.

La APCE y los empresarios inmobiliarios locales auguraron un derrumbe de la promoción privada por la obligatoriedad de que el 30% de los pisos de nuevos proyectos se destinasen a VPO. Pero eso tampoco pasó de ese modo. Los pisos iniciados bajaron levemente en los dos primeros años. En 2018 esas viviendas sumaban un total de 2.203. En 2019 la cifra cayó en 272 unidades residenciales, hasta 1.931. En 2020, en plena pandemia, la cifra incluso creció levemente, colocándose en 1.982 pisos iniciados. Y al cierre de 2021 las unidades residenciales en marcha sumaban la cifra de 2.144, casi la misma que antes de la medida.

La obligatoriedad del 30% de VPO no hundió la oferta como auguraron los promotores

Es decir, las cifras no avalan ni el éxito de Colau ni tampoco su fracaso rotundo. Es cierto que Ada Colau evita ahora el tema que la llevó en volandas a la alcaldía. O lo enfoca de otra manera. Los estudios del Ayuntamiento, por ejemplo, dan más protagonismo a problemáticas como la ocupación y los desahucios que a los temas generales de evolución de precios y capacidad de acceso, que son los que afectan al grueso de la población. Los informes apuntarían a que factores de mercado, como lo hará ahora la subida de tipos, tienen más impacto en el mercado inmobiliario que cualquier política pública que pueda desplegar la alcaldesa.

Factores externos

En época de campaña electoral, habría que recordar que los factores exógenos resultan más determinantes que las propuestas de los candidatos. Así pasó en la pandemia, cuando salieron al mercado en 2020 hasta 24.000 pisos de alquiler, el doble que en el año anterior. En cuanto la economía se recuperó y el impacto del covid bajó por la vacunación, la cifra cayó un 37%, con la consecuente subida de precios. Por lo que parece, la vivienda no será ahora uno de los temas fundamentales de unas municipales donde los candidatos están centrados en cuestiones como la seguridad, la limpieza o el urbanismo táctico. Pero la vivienda tiene un peso económico muy importante. Y puede ser una carta que juegue la alcaldesa en cualquier momento, al estilo del mejor Joan Laporta: "Al loro, que no estamos tan mal".

O si estamos mal, la culpa a lo mejor no sería tan atribuible a Colau. En Barcelona ha faltado lo que en toda España: un gran proyecto de impulso de la vivienda pública a nivel nacional como mecanismo para luchar contra la desigualdad social. Pero en una sociedad racional eso debería dirimirse en los comicios posteriores a las próximas municipales.

Ada Colau llegó a la alcaldía por la crisis de la vivienda, la cual tenían un importante peso en la agenda política del 15-M. Ahora que la alcaldesa quiere revalidar su mandato por tercera vez, en la que será una de las ciudades más disputadas de las próximas municipales, parece un buen momento para repasar los efectos de la política de vivienda de la alcaldesa y sus consecuencias sobre un mercado ya muy presionado. Colau ni ha sido tan buena como mantiene ella misma ni tan nefasta como denuncian sus detractores. Los precios subieron bajo su mandado, cierto. Pero también ha crecido la oferta, y medidas como el 30% de obligatoriedad de VPO para los promotores privados no ha tenido un efecto tan negativo como, en su momento, anunciaron los más agoreros del lugar.

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