El café Nespresso ya no es algo solamente exclusivo de la élite
Lidl venderá cápsulas compatibles con las cafeteras a solo 0,19 euros la taza, la mitad de lo que le cuesta a George Clooney, que anuncia el producto
George Clooney en una terraza acristalada al atardecer. Sobre un sofá de cuero blanco, una mujer sofisticada descruza las piernas y saborea un café expreso. "What else?”, “¿Qué más se puede pedir?”, se pregunta el mítico ‘spot’ de Nespresso. Y parece que el mercado ha respondido a su pregunta con contundencia: “precios populares”.
Desde Nespresso habían captado el mensaje a medias. La cafetera ha ido bajando de precio en los últimos años y ahora puede adquirirse por apenas 50 euros. Pero el verdadero negocio no está ahí.
“Las maquinas y sus ofertas de descuento son un gancho. El beneficio está en las cápsulas, sobre todo si se logra que el cliente lo sea de la misma marca del aparato a perpetuidad”, juzga Rubén Sánchez, portavoz de Facua.
Una taza de café Nespresso hecho en casa cuesta entre 36 y 42 céntimos. Una de Prosol, la marca de Mercadona sale a 0,26 euros. La que acaba de poner a la venta Lidl a través de su marca Bellaron, costaría solo 0,19 céntimos la taza, la más barata del mercado. Menos de la mitad de lo que le costaría a George Clooney y encima más a mano, en el mismo supermercado.
El daño que puede hacer a Nespresso la comercialización generalizada de cápsulas de café a precios populares es obvio. Sobre todo en España, su tercer mercado más importante en número de clientes. “En la actualidad competimos con unos 185 tipos distintos de café en porciones a nivel mundial y más de 140 dicen ser compatibles con nuestras máquinas. Tan solo en España hay 60 clases distintas”, explican desde la compañía.
La entrada de nuevos actores en el negocio ha ralentizado el aumento de las ventas del 29% de 2009 al 16% en 2012, dañando seriamente a la gallina de los huevos de oro de Nestlé, que genera beneficios de 5.000 millones de dólares al año.
Al principio Nespresso intentó presentar batalla en los tribunales. En 2011, el grupo Sara Lee, fabricante del café Marcilla, se aventuró a sacar al mercado un sistema de cápsulas compatibles con sus cafeteras. Nespresso los demandó por violar su propiedad intelectual. Empezaba entonces una trifulca legal que se replicaría en distintos países. Lo intentarían contra Ethical Coffe Co. Luego llegarían las marcas blancas de los supermercados, como el suizo Denner.
Con las cápsulas ocurre lo mismo que con la tinta de la impresora. Hacer cartuchos compatibles con una impresora no es, per se, ilegal
Pero Nespresso perdió y expertos legales en la materia aseguran que en estos momentos no hay conflicto a nivel de patentes. Ocurre lo mismo que con la tinta de la impresora. Hacer cartuchos que sean compatibles con una determinada impresora no es per se, ilegal. El matiz, lo que distingue la copia legal de la ilegal, es puramente técnico.
En el caso de las cápsulas de café, el plagio no lo marca la mera compatibilidad con la máquina, sino el sistema de explosión y la forma en que se preserva el aroma del café.
Las cápsulas Nespresso de siempre están hechas de aluminio y son herméticas, por lo que conservan mejor el producto. En cambio, las que producen otras marcas se distribuyen dentro de bolsitas individuales. También es distinta la forma en que se abre la cápsula en la máquina y la emulsión del café. Por lo tanto, no hay plagio.
Sin embargo, las cápsulas de Lidl tienen una particularidad que no descartan del todo el riesgo de pleito: se llaman igual que las de Nespresso. Bellarom cuenta con seis variedades de cápsulas. A la gama básica de Ristretto, Classico y Azzurro Lungo se han añadido en la actualidad tres nuevas variedades: Espresso Palermo, Espresso Viola, con un toque especial de cacao, y Lungo Merano.
¿Cuál tiene más calidad?
Lógicamente cada uno barre para casa. Nespresso argumenta que su “cápsula original es única y está diseñada para trabajar en perfecta combinación con la máquina”. Mientras que Lidl mantiene que ofrece “un estándar de calidad máxima, café 100% arabica a un precio lo más competitivamente posible”.
La opción de decantarse por el original o la copia dependerá del gusto de cada consumidor y de su bolsillo. En cualquier caso, tal y como aseguran desde Facua, “este es un sector con precios desproporcionadamente altos donde viene bien la competencia”.
George Clooney en una terraza acristalada al atardecer. Sobre un sofá de cuero blanco, una mujer sofisticada descruza las piernas y saborea un café expreso. "What else?”, “¿Qué más se puede pedir?”, se pregunta el mítico ‘spot’ de Nespresso. Y parece que el mercado ha respondido a su pregunta con contundencia: “precios populares”.