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Bildu intenta el asalto al Consejo de Kutxa con el apoyo de la nueva ley de cajas
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MARIO FERNÁNDEZ RENIEGA DEL PACTO CON LA UNIÓN EUROPEA

Bildu intenta el asalto al Consejo de Kutxa con el apoyo de la nueva ley de cajas

El Gobierno ha conseguido que Bruselas termine por admitir el control de los nuevos bancos comerciales por parte de las cajas de ahorros que participan en

Foto: Bildu intenta el asalto al Consejo de Kutxa con el apoyo de la nueva ley de cajas
Bildu intenta el asalto al Consejo de Kutxa con el apoyo de la nueva ley de cajas

El Gobierno ha conseguido que Bruselas termine por admitir el control de los nuevos bancos comerciales por parte de las cajas de ahorros que participan en su capital, pero el precio político que habrá que pagar por ello puede resultar demasiado oneroso para algunas de las viejas organizaciones confederadas. La incompatibilidad para que los patronos de las futuras fundaciones bancarias se sienten en los Consejos de Administración de sus entidades financieras es una condición sine qua non del pacto con la Unión Europea, y va a producir un terremoto en las estructuras de poder de las cajas que, en términos generales, han conseguido sobrevivir con cierto desahogo a la gran crisis financiera.

El ejemplo más llamativo que ilustra las preocupaciones tiende a situarse siempre en el seno de la Caixa como epicentro de todo lo que ocurre dentro del sector. El protagonismo estelar de Isidro Fainé y su papel omnipresente en la entidad catalana, así como también en la patronal de la CECA, sirve para magnificar los efectos que pueden derivarse desde el momento en que el futuro presidente de la Caixa esté obligado por ley a abandonar la presidencia de su filial, CaixaBank.

A buen seguro que habrá quinielas para todos los gustos a la hora de repartir el gobierno corporativo del gran hermano catalán, pero curiosamente las peores papeletas en la rifa de cargos que provocará la futura normativa de cajas de ahorros han ido a parar a su homóloga de Euskadi. La flamante Kutxabank, fruto de la fusión de BBK, Kutxa y Caja Vital, teme que la próxima ley de órganos rectores vuelva a despertar el fantasma de Bildu dentro de las cajas vascas, principalmente en la entidad de crédito guipuzcoana, donde los herederos de Batasuna han situado una cabeza de puente con una indudable orientación estratégica.

Mario Fernández, como presidente de Kutxabank, ha emitido su particular grito de dolor y viene manifestando a diestro y siniestro su profundo lamento ante la que se avecina si el Gobierno de Rajoy no es capaz de levantar un dique de contención que frene la ofensiva financiera del grupo proetarra. Un reclamo que no es fácil satisfacer, sobre todo teniendo en cuenta la ligereza política a la hora de abordar soluciones estructurales contra la lacra del terrorismo en España. 

La antigua Caja de Ahorros de Guipuzcoa y San Sebastián, una de las entidades más solventes del mercado financiero español, figura claramente expuesta al predominio alcanzado por Bildu en las últimas elecciones autonómicas como segunda fuerza política del País Vasco. La avanzadilla de la tropa abertzale está amparada en su liderazgo dentro del Ayuntamiento donostiarra, lo que le ha permitido controlar siete de los quince puestos que nutren el Consejo de Administración de la entidad de crédito provincial.

La remodelación del máximo órgano de gobierno de la Kutxa fue objeto de un tenso tira y afloja a finales del pasado año, cuando todos los demás grupos representados en la caja tuvieron que cerrar filas para evitar que la presidencia recayera en el candidato de Bildu. La triple entente formada por PNV, PSE y CCOO, con el respaldo de la Asociación de Ayuda en Carretera DYA en delegación de los colectivos sociales, reforzó la mayoría en beneficio del actual presidente de la caja, Xabier Iturbe, que consiguió mantenerse en el cargo tras una reñida votación.

La estabilidad de la entidad guipuzcoana está realmente cogida con alfileres y ahora puede desbaratarse del todo si la normativa en ciernes obliga a Iturbe a optar entre la presidencia de la futura fundación bancaria de la Kutxa y el puesto de vocal, que también ostenta dentro del consejo de Kutxabank. Lógicamente, y al margen de la reestructuración que implicará el cambio de naturaleza jurídica, la presidencia no retribuida de un patronato pierde todo atractivo para un profesional curtido en años de experiencia dentro del sector financiero.

Iturbe no parece dispuesto en buena lógica a perder el cargo de consejero ejecutivo en el banco fusionado, lo que abre las puertas a Bildu para volver a la carga y tratar de conquistar la presidencia de la futura Kutxa reconvertida en fundación bancaria. Esta contingencia espanta a Mario Fernández porque eso otorgaría una carta credencial al grupo abertzale para colarse hasta la cocina de Kutxabank con serias aspiraciones de incorporarse al Consejo de Administración. Está visto que en el mundo de las cajas vascas y con los proetarras de por medio, lo que no se va en lágrimas se gasta en suspiros.

El Gobierno ha conseguido que Bruselas termine por admitir el control de los nuevos bancos comerciales por parte de las cajas de ahorros que participan en su capital, pero el precio político que habrá que pagar por ello puede resultar demasiado oneroso para algunas de las viejas organizaciones confederadas. La incompatibilidad para que los patronos de las futuras fundaciones bancarias se sienten en los Consejos de Administración de sus entidades financieras es una condición sine qua non del pacto con la Unión Europea, y va a producir un terremoto en las estructuras de poder de las cajas que, en términos generales, han conseguido sobrevivir con cierto desahogo a la gran crisis financiera.

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