El ICO negocia con la gran banca un nuevo sistema de financiación para las pymes

El Instituto de Crédito Oficial (ICO) está gestionando con la gran banca un nuevo mecanismo de financiación para las pymes y autónomos que facilite de manera eficaz la liquidez en apoyo de los emprendedores en España. El ministro Luis de Guindos ha tomado cartas en el asunto y ha encomendado al presidente de la entidad financiera estatal, Román Escolano, la adaptación de un marco de ayuda que, en principio, supondrá una dotación financiera de 1.500 millones de euros.

El nuevo modelo de financiación será establecido a partir de emisiones de bonos por parte de los bancos comerciales, que serán adquiridos en su totalidad por el ICO. El programa está siendo ultimado estos días a la espera de la preceptiva aprobación de la CNMV, que preside Elvira Rodríguez. Las entidades de crédito que participan en las negociaciones son el Banco Santander, BBVA, Banesto y Sabadell, además de La Caixa y también Bankia.

El objetivo del proyecto no es otro que perfeccionar los esquemas tradicionales auspiciados por el ICO con sus célebres y fallidas líneas de financiación. La banca ha intensificado los controles de riesgo debilitando también la solvencia de la demanda y restringiendo la oferta financiera. Al final, no se sabe si fue antes el huevo o la gallina pero ya sea porque los prestatarios son de poca calidad o porque los prestamistas desconfían de sus clientes, lo cierto es que ni las iniciativas de carácter más institucional han servido para desatascar el crédito bancario a lo largo de la actual crisis de deuda.

Los llamados préstamos de mediación, que se comercializan a través de los bancos y cajas colaboradores, han sido la vía tradicional desde hace casi veinte años para facilitar el acceso al crédito del pequeño empresario. Sin embargo, en 2011, las aportaciones concedidas en este capítulo por el ICO bajaron un 18% debido, según la información oficial, “a la menor demanda crediticia que acompañó a la caída de la actividad económica”.

El rescate del sistema financiero en España ha puesto el dedo en la llaga del mal endémico que la falta de crédito supone para una estructura empresarial compuesta en un 90% por pequeñas y medianas empresas. Los representantes de la troika han urgido al Gobierno a la búsqueda de soluciones que solventen el credit crunch de la economía española. A tal efecto se ha constituido una comisión en la que participan el Banco de España, la CNMV, la Asociación Española de Banca (AEB) y Bolsas y Mercados Españoles (BME) con el fin de analizar la conveniencia de crear también un mercado alternativo de pagarés que ayude a dotar de liquidez a las pymes.

La negociación de deuda procedente de este tipo de empresas en un mercado secundario representa, no obstante, una alternativa muy peregrina para los observadores más suspicaces. Si las empresas más grandes tienen cerrados los puentes de financiación y encuentran grandes dificultades para colocar sus bonos corporativos, se antoja prácticamente imposible que los inversores vayan ahora a depositar su confianza en entidades con un balance mucho más reducido.

Lo mejor es enemigo de lo bueno y por eso, mientras los principales agentes institucionales debaten alternativas más solemnes, el Ministerio de Economía se ha propuesto empezar por lo más sencillo, que es cambiar el sentido de la marcha de los programas de financiación que garantiza el Estado. De ahí el nuevo sistema de ayudas auspiciado por el ICO y con el que Luis de Guindos espera que la gran banca deje de hacerse la remolona en la inversión crediticia con sus clientes más indefensos.