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Los Ruiz-Mateos usaron a empleados y ficharon 'profesionales' como testaferros
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"FIRMÉ EN UNA SOCIEDAD... ME PUSIERON EN NUEVE"

Los Ruiz-Mateos usaron a empleados y ficharon 'profesionales' como testaferros

Los Ruiz-Mateos han tenido activas un total de 212 sociedades mercantiles, según demuestra un documento interno de Nueva Rumasa al que ha tenido acceso El Confidencial.

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Los Ruiz-Mateos usaron a empleados y ficharon 'profesionales' como testaferros

Los Ruiz-Mateos han tenido activas un total de 212 sociedades mercantiles, según demuestra un documento interno de Nueva Rumasa al que ha tenido acceso El Confidencial. En buena parte de ellas, las conocidas, figuraban los hijos de José María Ruiz-Mateos, pero para otras muchas recurrieron a terceras personas como administradores o apoderados “oficiales”, pese a que el control de las mismas lo tenía Nueva Rumasa.

La familia de empresarios jerezanos utilizó a dos tipos de testaferros para ocultar la huella del grupo de la abeja en decenas de empresas, tanto españolas como otras radicadas en paraísos fiscales como Belice: empleados de Nueva Rumasa y testaferros externos. La primera operativa consistía en pedirle “un favor” a un empleado sin dar muchas explicaciones: “Te decían 'necesitamos que firmes para una empresa' y como tu sueldo dependía de ellos, pues lo hacías, hasta que empezaron los problemas”, relata un ex trabajador. Los problemas a los que se refiere son las citaciones judiciales que recibía el incauto que había aceptado poner su nombre en una sociedad cuya actividad no controlaba. La empresa dejaba de pagar a Hacienda y el fisco iba a por el administrador.

Para más inri, hubo empleados que firmaron “en cuatro sociedades y luego descubrías que estabas en siete porque habían falsificado nuestras firmas”, declara a este diario un testigo protegido de la Fiscalía.

Por poner un ejemplo, dentro del rosario de sociedades que manejaban los Ruiz-Mateos está Nobeleda S.L., para la que prestó su firma una comercial de Nueva Rumasa. El Confidencial ha comprobado que Nobeleda S.L. tiene siete descubiertos a la seguridad social por un importe de 39.627,30 euros. En este caso, la ex empleada, que se considera una “víctima” más de los Ruiz-Mateos, asegura tajante: “Firmé en una sociedad y me pusieron en nueve”. Actualmente la compañía está encabezada, de cara al Registro Mercantil, por personas ajenas a la familia Ruiz-Mateos.

Cuando algunos empleados comenzaron a recibir citaciones judiciales se negaron a poner su nombre en más sociedades. Entonces los Ruiz-Mateos recurrieron a la segunda estrategia, la de los testaferros profesionales: personas ajenas al grupo a las que pagaban una cantidad para que estamparan sus firmas en empresas de dudosa trayectoria. Muchos de ellos eran inmigrantes sin recursos.

El 24 de mayo de 2010, una empleada del Banco Etcheverría, uno de los que mayor relación comercial mantuvo con Nueva Rumasa, envió un correo electrónico a un contable del grupo, A.E., en el que sólo le decía “SUPER URGENTE!!!!!!!” e iba acompañado de un archivo adjunto. Se trata de un “requerimiento de cobro exterior” a nombre de Jennifer Bentchouola por la venta de participaciones de Wersdale Trade España S.L., una de las sociedades de los Ruiz-Mateos. El importe del cheque asciende a 60.406,11 euros que, oficialmente, serían propiedad de la tal Jennifer Bentchouola, pero desde el banco a quien avisan es al contable de los Ruiz-Mateos.

Tras la expropiación de Rumasa, en 1983, la familia de empresarios hizo un cambio radical de cara a la organización de Nueva Rumasa. Antes eran un holding, un grupo de empresas que colgaban de una sociedad madre, la propietaria de las acciones del resto de las compañías. Esto hacía que el control de las cuentas fuera más sencillo para las autoridades fiscales. Cuando los Ruiz-Mateos resurgieron dejaron de funcionar como un holding. Las empresas tenían distintos accionistas y no había una sociedad cabecera, al tiempo que registraron compañías en las que figuraban meros testaferros.

De forma oficial eran empresas independientes, aunque la contabilidad interna de Nueva Rumasa, a la que ha tenido acceso este diario, demuestra que había un funcionamiento similar al de caja única: las sociedades principales recibía fondos de, por ejemplo, un crédito bancario, y luego lo distribuía en otras empresas. El entramado de mercantiles por las que fluía el capital hizo desconfiar a las entidades bancarias: “Olía muy mal porque no estaban nada claras las cuentas de las empresas entre sí, unas dependían de otras, el dinero circulaba de sociedad en sociedad y era muy difícil ver el estado financiero real”, declara un gestor de banca del área de empresas que estudió peticiones de crédito de Nueva Rumasa.

Los Ruiz-Mateos han tenido activas un total de 212 sociedades mercantiles, según demuestra un documento interno de Nueva Rumasa al que ha tenido acceso El Confidencial. En buena parte de ellas, las conocidas, figuraban los hijos de José María Ruiz-Mateos, pero para otras muchas recurrieron a terceras personas como administradores o apoderados “oficiales”, pese a que el control de las mismas lo tenía Nueva Rumasa.

José María Ruiz-Mateos