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La banca española, la más beneficiada por los cambios de Basilea salvo por las preferentes
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NO TENDRÁ PROBLEMAS PARA CUMPLIR LOS REQUISITOS DE LIQUIDEZ

La banca española, la más beneficiada por los cambios de Basilea salvo por las preferentes

Los bancos y cajas españoles serán los más beneficiados, junto a los franceses, de la relajación de las normas de Basilea anunciada la semana pasada. Los nuevos

Foto: La banca española, la más beneficiada por los cambios de Basilea salvo por las preferentes
La banca española, la más beneficiada por los cambios de Basilea salvo por las preferentes

Los bancos y cajas españoles serán los más beneficiados, junto a los franceses, de la relajación de las normas de Basilea anunciada la semana pasada. Los nuevos requisitos les permitirán seguir financiándose a corto plazo como hasta ahora, lo que anula el gran temor que tenían las entidades. Además, el retraso de la entrada en vigor de las nuevas normas hasta 2018 les da tiempo más que de sobra para cubrir cualquier posible carencias hasta entonces. La única parte negativa es que siguen sin incluirse las preferentes españolas dentro del capital, lo cual puede suponer un problema para las empresas más agresivas en la colocación de estos títulos de alto riesgo entre sus clientes particulares.

El Comité Bancario de Basilea está elaborando unas nuevas normas internacionales sobre capital y liquidez de la banca por encargo del G-20 para, en teoría, evitar que se produzca una debacle como la de 2008-2009, en la que la mayoría de las grandes entidades del mundo tuvo que ser rescatada con dinero público. En diciembre de 2009 estableció unos requisitos bastante duros en un primer borrador, lo que provocó una masiva actividad de lobby del sector que ha dado como resultado la relajación de la semana pasada.

Las nuevas normas, conocidas como Basilea III, introducen como gran novedad requisitos de liquidez adicionales a los de capital, con el fin de que las entidades cuenten con un colchón para hacer frente a sus compromisos si se repite una situación de cierre de los mercados de financiación. Estos requisitos son dos: el ratio de cobertura de liquidez, para afrontar pasivos a muy corto plazo (un mes), y el ratio de financiación estable, ligado a los pasivos hasta 12 meses.

Este último -que pretende limitar la práctica de tomar prestado a corto plazo para prestar a largo- es el que más daño hace a la banca española, acostumbrada históricamente a financiarse a corto plazo y cada vez más dependiente de esta liquidez habida cuenta de las dificultades para emitir deuda en los mercados mayoristas; de ahí la apelación masiva a la ventanilla de descuento del BCE. Ahora, los depósitos de empresas y particulares ponderarán más en ese colchón y, lo que es mejor, se reducirá el peso de las hipotecas residenciales a la hora de calcular el denominador del ratio (los activos). Como es sabido, el grueso de la cartera de crédito de la banca española son hipotecas.

"La redacción inicial obligaba a sustituir financiación a corto plazo por financiación a largo, lo que perjudicaba a la banca minorista frente a la de inversión. Pero se pueden establecer unos requisitos sin tener en cuenta cuál es la estructura real de financiación del sector. Además, si penalizas en exceso a la banca minorista, lo único que consigues es que no haya crédito", comentan en un banco español.

Se mantendrán las prácticas de riesgo

Esa es la argumentación oficial del sector, pero lo cierto es que esta concesión del Comité de Basilea borra de un plumazo la mayor amenaza que se cernía sobre la banca española, que ya no tendrá problemas para cumplir con este nuevo requisito. Asimismo, no va a verse obligada a cambiar las arriesgadas prácticas de crédito de la burbuja inmobiliaria, a pesar de los problemas de liquidez que ha sufrido con el cierre de los mercados y con la ingente cantidad de vencimientos de deuda que todavía ha tenido y tiene que afrontar.

"Dados los problemas que los bancos han tenido con las hipotecas, ¿realmente tiene sentido reducir el peso de las hipotecas concedidas por hasta un 80% del valor de la vivienda al 65% a la hora de calcular el ratio desde el 100% inicial?", se pregunta Dow Jones Investment Banker.

Otras de las mejoras que beneficiarán a la banca española son la ampliación de la gama de instrumentos que valdrán para cumplir con el ratio de liquidez a corto plazo -inicialmente sólo valía la deuda pública- para incluir títulos como cédulas hipotecarias y bonos de empresas no financieras. La justificación es que, si todo el mundo tiene sus colchones en bonos del Estado y hay una crisis de liquidez, se producirían ventas masivas que hundirían los precios en el mercado.

Más allá de la liquidez, la noticia más celebrada por el sector es el retraso de la entrada en vigor de todos estos requisitos desde 2012, la fecha inicialmente prevista, hasta 2018, lo que dará tiempo a que los mercados se normalicen y que la liquidez de las entidades no sea tan escasa como en la actualidad.

Las preferentes siguen castigadas

El único elemento negativo para el sector es que la revisión de las normas mantiene la exclusión de las preferentes españolas del cómputo del capital, pese a las protestas de la AEB y de algunos bancos individuales. Los bancos y cajas se lanzaron a vender preferentes en sus redes en 2009 como una forma rápida y barata de captar recursos propios en un momento en que los mercados exigían una elevación de la solvencia de las entidades. Las preferentes son un híbrido entre deuda y acciones, ya que pagan un cupón como los bonos pero no tienen vencimiento (son perpetuas) y el pago de los intereses está ligado a que la entidad tenga beneficios (como las acciones). Hasta ahora estos títulos computaban dentro del ratio de solvencia en el llamado Tier 1, es decir, capital de menor calidad que el core -formado por las acciones y las reservas-.

Pero Basilea III contempla que las preferentes dejarán de computar en el Tier 1 salvo que cumplan un requisito: que el pago del cupón no dependa de los beneficios, sino que quede a discreción de la entidad, es decir, que ésta pueda dejar de pagar intereses aunque gane dinero. Y todas las emisiones colocadas el año pasado están obligadas a dar intereses cuando haya beneficios (e incluso el Banco de España autorizóa Cajasur a pagarlos a pesar de sus pérdidas). Eso protege a los ahorradores que compraron estos títulos pero obligará a bancos y cajas a excluirlos del Tier 1, lo que minará su solvencia

Finalmente, el documento de la semana pasada también relaja otro de los nuevos requisitos de Basilea III: el ratio de apalancamiento, que mide la capacidad para dar crédito e invertir de las entidades en relación a su capital. Este ratio se ha reducido al 3% del Tier 1 frente al 4% inicial; el 3% significa que un banco puede tener activos por 33 veces su Tier 1. Esto también beneficia a la banca española, aunque la gran ganadora en este caso es la francesa, que es la más apalancada de Europa.

Los bancos y cajas españoles serán los más beneficiados, junto a los franceses, de la relajación de las normas de Basilea anunciada la semana pasada. Los nuevos requisitos les permitirán seguir financiándose a corto plazo como hasta ahora, lo que anula el gran temor que tenían las entidades. Además, el retraso de la entrada en vigor de las nuevas normas hasta 2018 les da tiempo más que de sobra para cubrir cualquier posible carencias hasta entonces. La única parte negativa es que siguen sin incluirse las preferentes españolas dentro del capital, lo cual puede suponer un problema para las empresas más agresivas en la colocación de estos títulos de alto riesgo entre sus clientes particulares.

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