“Vamos”: los dos golpes con el puño en alto de Nadal que confirman que el balear está de vuelta

Rafa Nadal y Carlos Alcaraz vivieron un emotivo encuentro en Las Vegas. Se trataba de un partido de exhibición que, en realidad, escondía mucho más. No se trataba solo de disfrutar y de hacer disfrutar en el gran duelo generacional del tenis español, sino, sobre todo, de recuperar sensaciones de cara a Indian Wells después de que los dos jugadores llegaran lesionados. Fue el murciano el que se llevó el duelo, pero Nadal mandó un mensaje: está de vuelta.

Antes del encuentro, el balear afirmaba que no sabía en qué estado de forma se iba a encontrar. Después de un año de baja por culpa de una lesión en el psoas ilíaco de su pierna izquierda, volvió a la competición y, tres partidos después, volvía a recaer. Sería en Las Vegas donde reaparecería, con la intención de ver cuál era su verdadero nivel y su estado de forma. Y lo cierto es que sorprendió a todo el mundo con su excelente manera de afrontar el partido.

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"Juega un tenista que está en lo más alto contra otro que está desgraciadamente en lo más bajo por primera vez desde hace 20 años", decía Nadal unas horas antes de jugar el choque. Pero, visto lo visto sobre la pista, las sensaciones que dejó Nadal fueron realmente buenas, especialmente en el primer set. Se le vio rápido, bien de piernas, contundente y, sobre todo, con capacidad para dominar los partidos, incluso contra el número dos del mundo.

En la primera manga, Nadal fue un vendaval, haciendo imposible que Alcaraz le pudiera presentar batalla. Haciendo su juego old school, aquel de salir más enchufado que su rival en los primeros compases del encuentro, pronto rompió al murciano para obtener una ventaja que no soltaría. Nadal volaba en pista y demostraba por qué es una leyenda de la raqueta, ante un jugador con piernas más frescas y con un tenis superlativo como es Alcaraz.

Algo cambió el panorama en el segundo set, donde Alcaraz reaccionó para igualar el encuentro. Pero no fue un camino de rosas para el joven tenista que, tras romper y tomar ventaja en el marcador, tuvo que sufrir de lo lindo para cerrar. Así es como se llegó al super tie-break, la manera de decidir el vencedor en el partido de exhibición: el primer jugador que llegar a 10 puntos con dos de ventaja, se haría con la victoria en Las Vegas. Nadal demostró qué es la resiliencia.

No solo porque fuera capaz de levantar cinco bolas de partido como si nada, sino, especialmente, porque se le vio con intensidad y con el gen ganador que tanto se le echaba de menos. Ya en la segunda manga, Nadal se inventó un golpe ganador en carrera de la nada que dejó boquiabierto a un Alcaraz incrédulo con lo que acababa de ocurrir. El balear sacaba el puño al aire por primera vez en el partido de exhibición. Pero, sin duda, lo mejor estaba por llegar.

Jugándose el triunfo y con punto de partido en contra, Nadal hizo magia. Tras sacar y recibir el resto del Alcaraz, el balear solo pudo pasar la bola al otro lado. El murciano, con todo, se lanzó al ataque metiendo una impresionante derecha en el ángulo, un golpe que habría desarmado a cualquier jugador… menos a Nadal. En carrera y con toda la potencia del mundo, se inventaba un paralelo imposible que volvía loca a la grada en Las Vegas.

Nadal, puño aire, no dudó en gritar: "Vamos". Era un partido de exhibición, pero celebraba el punto como si fuera la final de Roland Garros. Un golpe imposible con el que desarmaba a Alcaraz y demostraba que Nadal está con ganas. El número dos del mundo terminaría por derribar al balear a la sexta oportunidad, pero el ganador de 22 Grand Slam mandó un aviso a navegantes: está de vuelta. Solo queda por ver hasta dónde le respetan las lesiones.