Lluvia de millones y beneficios: el lucrativo negocio de Roger Federer con la Laver Cup

Cada vez más, los deportistas son noticia por lo que hacen fuera del terreno de juego, y en algunos casos, por los negocios e imperios que crean en paralelo a su carrera deportiva. Michael Jordan fue dueño de los Charlotte Hornets y factura más de 100 millones al año a Nike por royalties de Jordan Brand. David Beckham es accionista del Inter Miami FC, la franquicia que con el fichaje de Leo Messi ha atraído el foco mediático del mundo del fútbol a la MLS. Rafa Nadal está replicando el modelo de su academia de tenis a escala internacional, acuerdo con Arabia Saudí incluido para abrir en ese país e impulsar la práctica del deporte de la raqueta. Pero otro ejemplo es Roger Federer, que lanzó una agencia de representación que dio lugar a una gran promotora de eventos deportivos, el germen de la Laver Cup, hoy un torneo consolidado y avalado por la ATP que en sólo cuatro días facturó 28,4 millones de libras (33,2 millones de euros) en 2022.

Ese fue el año en que Roger Federer se despidió de las pistas. El suizo lo exprimió comercialmente y jugó su último partido en su propio torneo, atrayendo aún más si cabe el foco mediático. Las entradas se agotaron con semanas de antelación, y eso que el abono más barato costaba más de 175 libras (más de 200 euros) y en algún caso llegó a alcanzar las 2.400 libras (2.700 euros).

Además, y pese a no tener un enfoque competitivo como cualquier torneo ATP, sí ha logrado replicar el modelo de negocio clásico, aunque con algunas modificaciones. En lugar de que los patrocinadores y la televisión generen más de dos tercios del negocio, el ticketing y los palcos VIP supusieron el 60,5% de los ingresos totales del torneo. También ha logrado fidelizar a un amplio grupo de espónsors. Destacan Rolex, que ha apoyado al torneo desde su puesta en marcha, UBS y Mercedes. La cartera de proveedores la componen Uniqlo, que viste a Federer; ON, que es la marca de calzado deportivo en la que invirtió hace unos años, y también otras marcas vinculadas al mundo del tenis, como Wilson, UPS o Longi, que también tiene un acuerdo con la ATP.

Nadie quería perderse el último baile de Federer, lo que contribuyó a que el torneo generase un beneficio neto de más de 3,5 millones de libras (4 millones de euros), según las cuentas de la gestora de la Laver Cup a las que ha accedido 2Playbook Intelligence para El Confidencial.

El éxito económico de la cita se debe al nivel del cartel de jugadores que disputan el torneo año tras año. Para 2024, en Berlín, ya está asegurada la participación de Carlos Alcaraz y Daniil Medvedev, y por la cita han pasado Novak Djokovic, Rafa Nadal o Felix Auger-Aliassime. Incluso ha conseguido que la cita forme parte del calendario oficial de la ATP, una cuestión que no es baladí.

Demuestra que los jugadores top del circuito no quieren perderse el torneo y, pese a que el calendario es intenso y exigente, intentan bloquear una semana para disputarlo en lugar de descansar. Demuestra también que la ATP no ha querido planificar ningún otro torneo que rivalice con la Laver Cup y ha decidido abrazarlo como un producto adicional con el que promocionar la disciplina y a sus principales estrellas.

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Otro de los éxitos del formato, que enfrenta a los mejores tenistas de Europa contra las mejores raquetas del resto del mundo, es que no se trata de un torneo de exhibición. A diferencia de otros eventos que despiertan gran expectación pese a la nula competitividad, como el All-Star Game de la NBA, la rivalidad entre ambos equipos se palpa en cada partido. Y eso que la ATP no reparte puntos por victorias, ya que se trata de un torneo independiente.

Este tema no es menor, ya que esas puntuaciones son las que definen su posición en el ranking y en qué grandes campeonatos tienen garantizada su participación. De hecho, los jugadores no han acudido a partidos de la Copa Davis con sus selecciones en numerosas ocasiones. ¿El motivo? La ITF no reparte puntos ATP y, además, supone un desgaste físico al cambiar de superficie a mitad de temporada, alterando así la natural evolución del calendario y la preparación. En cambio, la Laver Cup siempre se juega en septiembre, semanas después del US Open, y sobre superficie dura, que es donde se disputa la gira norteamericana que culmina con el Abierto de Estados Unidos.

Por todo ello, la Laver Cup se ha convertido en un caso de éxito en las seis ediciones que se han disputado, siempre alternando una sede norteamericana y otra europea. Eso sí, esa tendencia podría cambiar próximamente.

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La ofensiva saudí en el tenis

Tony Godsick, consejero delegado de la gestora de la competición y también agente de Federer, afirmó semanas atrás en una entrevista al medio suizo Tages-Anzeiger que la competición podría disputarse en Arabia Saudí. "Rotamos entre ciudades europeas y del resto del mundo; supongo que Arabia Saudí formará parte de este debate en algún momento en el futuro".

El país no ha dejado de dar pasos adelante para atraer grandes eventos deportivos, y últimamente ha focalizado su atención en el tenis. Tras fichar como embajador a Rafa Nadal, hacerse con la sede de las Next Gen Finals de la ATP y organizar la Riyadh Season Cup, con nombres como Carlos Alcaraz, Novak Djokovic, Aryna Sabalenka y Ons Jabeur, el país ha anunciado la puesta en marcha del 6 Kings Slam, un torneo de exhibición en el que competirán seis de los mejores tenistas de la historia y del ranking ATP.

Novak Djokovic, Carlos Alcaraz, Rafael Nadal, Daniil Medvedev, Jannik Sinner y Holger Rune competirán en Riad por un título del que aún se desconocen los detalles, pero que se espera que se dispute tras el US Open de 2024. El nuevo torneo se enmarca en la estrategia Vision 2030, un plan aprobado por el Gobierno de ese país para reducir la dependencia del petróleo y diversificar la economía del reino.

Artículo publicado originalmente en 2Playbook.com