Medvedev, su peineta a París y la excusa de la uña: "¿Por qué le haría eso a esta hermosa multitud?"

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La recta final de la temporada está demostrando que a los principales tenistas del ránking se les está haciendo bola el último tramo del año. Djokovic aparte, que decidió darse un respiro tras ganar el US Open ausentándose de la gira asiática y faltar igualmente a los torneos de Viena o Basilea, los dos jugadores llamados a tumbar al serbio, Alcaraz y Medvedev, están muy lejos de su mejor nivel. De hecho, ambos se fueron a las primeras de cambio en París-Bercy, el último Masters 1.000 que se celebra en 2023.

El murciano acrecentó las dudas sobre su estado de forma cayendo contra Safiullin. Era un duelo en el que, además, Alcaraz volvía tras tres semanas de descanso, insuficiente para plantarle cara al 45 del mundo, que le mandó a casa en su estreno en dos mangas y abrió aún más la herida de sus derrotas en China. Allí, tras llegar a las semifinales de Pekín, no pasó de la cuarta ronda en Shanghái al caer frente a Grigor Dimitrov.

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Javier de Paz Fernández

Precisamente el búlgaro volvió a vestirse de verdugo de un cabeza de serie en París, al derrotar al número 3 del ránking: Daniil Medvedev. Fue un encuentro en el que el ruso peleó para reponerse a perder el primer set, luchando contra todo para ganar el tie-break y mandar el duelo al tercero, pero cayendo igualmente en la muerte súbita que decidió el partido. Un partido en el que tuvo algún que otro encontronazo con el público de París.

Medvedev y su peineta a París

En mitad del segundo set de su partido frente a Dimitrov, todo saltó por los aires con Medvedev. El ruso dio un golpe con su raqueta, algo que no gustó nada al público, que comenzó a abuchearle. En medio del griterío de la grada, Daniil se plantó y le dijo al árbitro que así no iba a jugar: "Ellos silban y yo no voy a jugar así. Son estúpidos, dejen de silbar mientras juego. Ni hice nada para que me silbaran". El ruso terminó disputando y perdiendo el duelo. Tras ello, se marchó a los vestuarios haciendo una peineta a los aficionados, un gesto inequívoco para la gente que se encontraba en el pabellón.

Medvedev justificó su gesto explicando que se estaba mirando una uña, y tiró de sarcasmo ante los micrófonos una vez acabada su participación en el torneo: "Lo que pasó es que lancé la raqueta y me abuchearon. Normal. No veo ningún problema con eso. Voy a servir y aplauden, pero quiero servir. Ellos no deberían aplaudir, entonces sigo sirviendo. El árbitro estaba hablando durante esto, por lo que Grigor no estaba listo. Vale, pero me abuchean. No sé por qué, así que no quise jugar. En realidad, ese es el final de la historia. Yo estaba como 'vale, continúan abucheando, no voy a jugar'. Pero el público de Bercy no dejaba de abuchear. Luego, cuando recibí un aviso, pensé: '¿Realmente quiero ser descalificado y terminar el partido así? No'. Entonces, jugué".

"No, no lo hice. Solo estaba revisando mis uñas... No, de verdad, no es más que eso. ¿Por qué le haría eso a esta hermosa multitud en París-Bercy? En realidad no tiene nada que ver con Francia o no con Francia. Creo que depende del torneo, de mi forma de actuar y de la forma en que actúa el público", explicó Medvedev en rueda de prensa.