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Rafa Nadal fue incapaz de roer el hueso más duro que se encontró en Indian Wells
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RAONIC, SU VERDUGO EN CUARTOS (4-6, 7-6 y 7-5)

Rafa Nadal fue incapaz de roer el hueso más duro que se encontró en Indian Wells

Durante tres horas intentó Rafa Nadal roer un hueso tan duro como es Milos Raonic sin éxito alguno (4-6, 7-6 y 7-5). Parecía que lo tenía controlado, al menos hasta el segundo set. Luego, se derrumbó

Foto: Rafa Nadal devuelve una bola a Raonic (Efe).
Rafa Nadal devuelve una bola a Raonic (Efe).

Durante tres horas intentó Rafa Nadal roer un hueso tan duro como es Milos Raonic sin éxito alguno (4-6, 7-6 y 7-5). Parecía que lo tenía controlado, al menos hasta el segundo set. A partir de ese momento, la falta de definición en las bolas de rotura empezó a ser una losa demasiado pesada para Nadal y permitió que su rival se levantara para lograr su mejor nivel en el final del segundo set y durante el tercero. Lo cierto es que el español tuvo varias ocasiones para cerrar el partido y no supo aprovecharlas. Poco certero en las bolas de break, Rafa se marcha de Indian Wells con sabor amargo y en pleno proceso de recuperación. A pesar de la derrota, Raonic ha sido una buena prueba para coger forma y ritmo de competición. Y es que en la mente de Nadal ya figura su siguiente reto.

Antes de viajar hasta Miami para jugar el Masters 1.000 que allí se diputa y antes de reencontrarse con la tierra batida, Nadal supo qué era perder por primera vez con el canadiense, al que dominaba hasta ahora por 5-0. También es su primera derrota en cuartos de final del desierto californiano, donde había acumulado ocho victorias. Raonic, que llegaba al envite sin haber cedido un solo juego con su saque en todo el campeonato, abrió el partido con una doble falta. Aquello fue un indicio de lo que iba a ocurrir poco después ya que Nadal rompió a su rival, consolidó su servicio y obtuvo una ventaja de 3-1.

El canadiense se sacaba de la chistera saques que en realidad eran cañonazos a más de 230 kilómetros por hora, pero Nadal, muy mejorado en ese aspecto, no se quedaba atrás y se mostró de lo más seguro con su propio servicio, algo clave para apuntarse más de un juego en blanco y llevarse la primera manga. El segundo comenzó de nuevo con otra doble falta del canadiense y un despliegue descomunal del mallorquín, dominador desde el fondo de la pista, con buen porcentaje de acierto con los primeros y con golpes de fantasía cerca de la red. Raonic, que salvó dos puntos de ‘break’ en el quinto y en el noveno juego, se mantuvo firme y logró que la igualdad reinara a lo largo de la segunda manga, pero el partido se iba poniendo más duro para el balear, que salvó dos bolas decisivas antes de gritar su célebre “¡Vamos!” acompañado por el puño apretado.

Sin embargo, en la muerte súbita llegó la primera doble falta de Nadal y aunque se puso con ventaja 5-4, Raonic salvó tres puntos de partido, se impuso en un ‘tie-break’ maratoniano y forzó el set decisivo. El pulso fue titánico. El mazo del canadiense contra el de Rafa. Superadas las dos horas y media de partido, cuando cada sprint y cada punto costaban un mundo, seguían las tablas en el marcador. Ninguno lograba despegarse. La presión, principalmente sobre los hombros de Nadal, pesaba como una losa. Y en la recta final le faltó su mejor tenis.

El mallorquín salvó un ‘break’ con 5-5, pero no el segundo. Ahí Raonic, que venía abriendo la pista y definiendo de forma sobresaliente en la red, mató el duelo. El canadiense logró así su quinta semifinal de un Masters 1.000; se verá las caras con Roger Federer que cuajó una magnífica actuación frente a Berdych, al que batió por 6-4 y 6-0.

Durante tres horas intentó Rafa Nadal roer un hueso tan duro como es Milos Raonic sin éxito alguno (4-6, 7-6 y 7-5). Parecía que lo tenía controlado, al menos hasta el segundo set. A partir de ese momento, la falta de definición en las bolas de rotura empezó a ser una losa demasiado pesada para Nadal y permitió que su rival se levantara para lograr su mejor nivel en el final del segundo set y durante el tercero. Lo cierto es que el español tuvo varias ocasiones para cerrar el partido y no supo aprovecharlas. Poco certero en las bolas de break, Rafa se marcha de Indian Wells con sabor amargo y en pleno proceso de recuperación. A pesar de la derrota, Raonic ha sido una buena prueba para coger forma y ritmo de competición. Y es que en la mente de Nadal ya figura su siguiente reto.

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